El Parlamento ruso vota hoy la retirada de Kiriyenko como jefe del Gobierno
, Puede que, como en ocasiones anteriores, la sangre no llegue al r¨ªo y la oposici¨®n termine por ceder ante Bor¨ªs Yeltsin. De momento, sin embargo, los comunistas, sus aliados nacionalistas e incluso los liberales de Grigori Yavlinski siguen firmes en su rechazo a Sergu¨¦i Kiriyenko, el inexperto tecn¨®crata de 35 a?os propuesto para dirigir el Gobierno. Los grupos parlamentarios han decidido someter hoy a debate el texto de un llamamiento al presidente para que convoque la mesa redonda con los dirigentes pol¨ªticos y retire la candidatura de su descubrimiento.
En los ¨²ltimos nueve d¨ªas, el ex ministro de Energ¨ªa Kiriyenko ha pasado de ser el gran desconocido a convertirse en la estrella, no se sabe si fugaz, de un escenario pol¨ªtico movedizo hasta extremos dif¨ªciles de imaginar. El supuestamente incombustible ex primer ministro V¨ªktor Chernomirdin se halla en alg¨²n lugar indefinido entre el cielo y el abismo, en tanto que pasa al ostracismo Anatoli Chub¨¢is, que parec¨ªa la mejor garant¨ªa para Occidente de que no habr¨ªa frenazo al proceso de reformas. Anatoli Kulikov, que se constru¨ªa en el Ministerio del Interior una impresionante m¨¢quina de poder que asustaba a quienes intu¨ªan en ¨¦l tentaciones golpistas, es un jubilado.
Desde el Kremlin, un enfermo de 67 a?os y con sus capacidades de gobernante claramente disminuidas dirige este tinglado con una ¨²nica filosof¨ªa: la de mantenerse en el poder. Kiriyenko es su m¨¢s reciente baza, e incluso amenaza con disolver la Duma si los diputados le rechazan. El nuevo hombre del presidente se dedica estos d¨ªas a ocultar sus ambiciones, a definirse como tecn¨®crata y a reunirse con l¨ªderes pol¨ªticos de los que extrae ideas que siempre califica de interesantes, pero a los que frustra porque no les da las propias ni les orienta sobre la composici¨®n de su futuro Gobierno.
Grandes decisiones
Es el propio Yeltsin quien toma las grandes decisiones. Ayer confirm¨® a Yevgueni Primakov como ministro de Exteriores y a Mija¨ªl Zad¨®rnov como titular de Finanzas, dejando claro que, aunque el jefe del Gabinete sea otro, no habr¨¢ cambios dr¨¢sticos de pol¨ªtica. El d¨ªa anterior anunci¨® que Sergu¨¦i Stepashin sustitu¨ªa al defenestrado Anatoli Kulikov en Interior, un relevo entre dos duros famosos por su id¨¦ntica y belicista posici¨®n cuando estall¨® la guerra de Chechenia. Otro que tiene el puesto asegurado es el ministro de Defensa, ?gor Sergu¨¦iev. Los que tambi¨¦n tienen el puesto seguro son Iv¨¢n Ribkin, encargado de las relaciones con las rep¨²blicas ex sovi¨¦ticas. Y, si Yeltsin no se reserva otro golpe de efecto, el vicejefe de Gobierno Bor¨ªs Nemtsov, al que en alguna ocasi¨®n pareci¨® impulsar como delf¨ªn, seguir¨¢ en un puesto relevante.A todo ello, Kiriyenko, a quien se empieza a conocer ya como Sergu¨¦i s¨ª, asiente disciplinadamente, y si hace falta, asegura, por si quedaba alguna duda, que es Yeltsin el que manda y que ¨¦l se limita a obedecer. Si detr¨¢s de tanta sumisi¨®n hay un ambicioso que incluso sue?a con el Kremlin, se ver¨¢ si llega la ocasi¨®n. Uno de los motivos por los que los comunistas le rechazan es porque saben que, si Yeltsin muere (un escenario con el que todos especulan), ser¨¢ su primer ministro quien asumir¨¢ interinamente la jefatura del Estado y preparar¨¢ las elecciones.
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