A un paso de la final
El Madrid se impone con entusiasmo y un juego discreto a un decepcionante Borussia
Al Madrid le bast¨® un ejercicio discreto para alcanzar un resultado que debe colocarle en la final de la Copa de Europa. El Borussia, disminuido por la ausencia de sus mejores jugadores, tuvo la misma pinta que el Bayer Leverkusen: un equipo alem¨¢n de medio pelo, con la mayor¨ªa de sus jugadores en el crep¨²sculo. de su carrera. Con entusiasmo en el primer tiempo y sin grandes cosas en el segundo, el Madrid marc¨® la diferencia real entre los dos equipos.El Madrid hizo todo por enchufarse al partido, aunque se le pas¨® un poco el arroz despu¨¦s del vergonzoso incidente que oblig¨® a aplazar el comienzo del encuentro durante 75 minutos. Una pandilla de ultras se subi¨® y zarande¨® la red de seguridad situada tras el fondo de sur. Estaba clara la posibilidad de un desastre que se consum¨® y retrat¨® la situaci¨®n actual en el Real Madrid: un grupo de salvajes que ponen en evidencia al club sin que la instituci¨®n adopte las medidas correspondientes; la inexplicable actitud de la polic¨ªa, que permiti¨® un suceso que pudo tener consecuencias mayores; la chapucera respuesta al problema, que habla de la falta de previsi¨®n en el Madrid: no hab¨ªa porter¨ªas para salvar un caso de emergencia. Durante una hora, en Chamart¨ªn se reedit¨® la Espa?a ca?¨ª con todos sus derivados: la insolvencia en las soluciones, la falta de eficacia, el car¨¢cter tragic¨®mico del problema. La chapuza colosal.
El incidente deber¨ªa poner fin al imperio ultra en el estadio madridista, porque el suceso tendr¨¢ repercusiones graves para el club, que esta vez no tendr¨¢ excusas para proteger a un grupo que se destaca precisamente por compro- meter, la buena imagen de la entidad. Adem¨¢s pudo poner en peligro al equipo" que hab¨ªa entrado al partido entre el clamor de su gente. Cuando regres¨® una hora m¨¢s tarde, el entusiasmo se hab¨ªa rebajado y las condiciones para la victoria eran sensiblemente peores. Por fortuna para el Madrid, su rival manifest¨® todas las carencias previstas en un equipo enveje cido y expoliado por las lesiones. Con decir que le faltaron todos sus internacionales -Sammer, Kohler, Moller y Heinrich- ya es suficiente. El equipo se arm¨® para salvar los muebles y puede decirse que lo consigui¨®.
No se puede hacer reproche alguno a la actitud de los madridistas. Se metieron a conciencia en el partido, casi con un punto excesi vo de entusiasmo, que se advirti¨® en el corte demasiado acelerado del juego y en la sobre abundancia del individualismo. En ese af¨¢n, el Madrid perdi¨® orden y precisi¨®n. Pero incluso desde el atropello, el Madrid estuvo muy por encima del Borussia.
El encuentro sali¨® confuso y as¨ª termin¨®. Pero hubo una notable diferencia entre el entusiasmo casi delirante del Madrid m, el primer tiempo y la ca¨ªda de tensi¨®n que sufri¨® en la segunda parte. La lesi¨®n de Mijatovic a?adi¨® un problema decisivo. Sin Mijatovic, el Madrid perdi¨® pujanza, creatividad y un jugador capaz de armar desde la media punta. Ra¨²l no asumi¨® esa responsabilidad durante todo el partido, otra vez espeso y desconcertado, sin capacidad para encontrar el filo a su juego. Pero la debilidad del Borussia tap¨® la mayor¨ªa de las carencias del Madrid, que se impuso en el primer tiempo por coraje y en el segundo porque sac¨® r¨¦dito del desgobierno general.
El Borussia permiti¨® una libertad impensable. Ni presion¨®, ni defendi¨®, ni atac¨®. Aguant¨® el chaparr¨®n como pudo, con la esperanza de, sacar un resultado, poco lesivo. Pero sus concesiones fueron excesivas incluso para este Madrid mediano, aunque enchufado. Lo mejor del Madrid lleg¨® m¨¢s por lo individual que por lo colectivo. Por encima de todos se elev¨® Sanchis, con una actuaci¨®n gigantesca. Adivin¨®, encim¨®,quit¨®, sali¨® con categor¨ªa, con la autoridad de sus mejores d¨ªas. Un partido glorioso de Sanchis.
Tambi¨¦n fueron apreciables algunas incursiones de Roberto Carlos ,el corte profesional de Redondo en la direcci¨®n del juego y la activididad incesante de Karembeu. Con eso y la dedicaci¨®n general, el Madrid super¨® con bastante facilidad a este Borussia disminuido. S¨®lo comprometi¨® a IlIgner en un error de Roberto Carlos.
Al Madrid le falt¨® instinto y contundencia para acabar definitivamente con el Borussia. Pero el resultado es bastante goloso, de esos que siempre parecen suficientes en Europa, aunque siempre el fantasma alem¨¢n siempre impone respeto en el Madrid. Pero las cosas como son: alem¨¢n o lo que sea, el Borussia est¨¢ en las ¨²ltimas.
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