Crisis japonesa
LA CRISIS de algunas econom¨ªas asi¨¢ticas ha terminado por alcanzar a Jap¨®n, pero si ¨¦ste no logra salir del peligro de la recesi¨®n que algunos anuncian, la situaci¨®n de todo el continente puede verse agravada. Jap¨®n necesitaba al resto de Asia casi tanto como ¨¦ste necesita a Jap¨®n. Los problemas de la regi¨®n han incidido sobre los males estructurales de la segunda econom¨ªa nacional del mundo hasta hacerlos estallar: una poblaci¨®n envejecida, un sistema financiero opaco, un r¨¦gimen comercial cerrado, mucha corrupci¨®n pol¨ªtica y predominio en exceso de la clase funcionarial. La ¨²nica soluci¨®n para Jap¨®n es hacer como el Bar¨®n de M¨¹nchhausen, tirar valientemente de sus propios pelos hasta salir por si mismo del agujero. Resulta as¨ª m¨¢s sensato el tono de precauci¨®n de los l¨ªderes europeos ayer en Londres al t¨¦rmino de la segunda cumbre Europa-Asia (Asem-2) que la petici¨®n de Clinton a Jap¨®n para que adoptara decisiones "osadas".El primer ministro japon¨¦s, Ryutaro Hashimoto, ha afirmado que no dejar¨¢ caer a su pa¨ªs en una recesi¨®n -tras 23 a?os de crecimiento ininterrumpido, aunque a ritmo lento en los ¨²ltimos a?os-, y seguir¨¢ ayudando a los pa¨ªses de la regi¨®n. El mundo est¨¢ a la expectativa de ver qu¨¦ medidas toma, despu¨¦s de aplicar varios paquetes de reactivaci¨®n -el ¨²ltimo, de 12 billones de pesetas, no parece satisfacer a EE UU-, y a la espera todav¨ªa de aprobar el presupuesto de 1998. El Gobierno de Hashimoto le est¨¢ pidiendo a sus ciudadanos que consuman m¨¢s, pero los ciudadanos, educados en la disciplina del ahorro, prefieren seguir guard¨¢ndose su dinero.
Se trata, claro est¨¢, de una crisis de confianza, tal como ha sido aireada por una figura tan influyente como el presidente de Sony, Norio Ohga, y por Moody's, la agencia estadounidense de an¨¢lisis. Pero de confianza en la capacidad del Gobierno para resolver los problemas estructurales. No obstante, Hashimoto ha venido a recordar que Jap¨®n no es un pa¨ªs con deuda externa, sino que, por el contrario, tiene un cr¨¦dito neto exterior que algunos c¨¢lculos cifran en m¨¢s de 120 billones de pesetas. Aunque s¨®lo fuera por eso, la crisis no puede dejar indiferente a nadie, y menos que nadie a EE UU, donde muchos -el presidente de la Reserva Federal, Allan Greenspan, sin ir m¨¢s lejos- temen que se traduzca en una recesi¨®n norteamericana.
La cumbre Asem-2, oportuna aunque prevista hace tiempo, ha lanzado un mensaje positivo: habr¨¢ un fondo europeo para ayuda t¨¦cnica a las econom¨ªas asi¨¢ticas y no se caer¨¢ en el proteccionismo; ni por parte de los pa¨ªses asi¨¢ticos en crisis, que necesitan exportar, ni por parte de los europeos, que podr¨ªan verse tentados a obstaculizar las importaciones de productos asi¨¢ticos, abaratadas por la ca¨ªda de sus divisas. Junto a este mensaje, es imprescindible que Jap¨®n acometa las reformas, estructurales, cuya falta es el origen real de la crisis. Y que lo haga antes de que la crisis tome dimensiones todav¨ªa m¨¢s amplias y llegue a afectar, por ejemplo, a China. El gigante asi¨¢tico ha conseguido escapar de momento de la cadena de devaluaciones, pero su sistema financiero tambi¨¦n empieza a sufrir sacudidas.
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