Museeuw, emperador de Flandes
El belga super¨® una ca¨ªda para ganar por tercera vez uno de los 'monumentos'
Johan Museeuw puso ayer una nota de cordura en el desquiciado mundo del ciclismo actual. En una ¨¦poca en que las sorpresas y el nacimiento de ef¨ªmeras figuras es el pan nuestro de cada d¨ªa, el veterano corredor belga (32 a?os) dej¨® las cosas en su sitio en la carrera m¨¢s importante del a?o belga, en la venerada Vuelta a Flandes, 277 kil¨®metros salpicados por 15 muros (cuestas estrechas de pav¨¦s de poco m¨¢s de un kil¨®metro de longitud y con pendientes de hasta un 20%), uno de los cinco monumentos cl¨¢sicos y segunda prueba de la Copa al Mundo. La tercera victoria del campe¨®n del mundo del 96 en la gran cl¨¢sica flamenca tuvo adem¨¢s caracteres gigantescos.Al igual que en 1993 y 1995, Museeuw forj¨® su victoria con un demarraje en el muro de Brakel, a 26 kil¨®metros de la meta, pero en las dos anteriores victorias no se hab¨ªa ca¨ªdo antes, no hab¨ªa tenido que cambiar de bicicleta, no hab¨ªa tenido que ser infiltrado por sus tremendos dolores en la espalda, no hab¨ªa pensado en abandonar. Ten¨ªa Museeuw todo el derecho pues, a mostrarse ir¨®nico en la meta: "La receta es bien sencilla. Se trata de quitar tres dientes al pi?¨®n y demarrar".
Fue la suya una victoria grande, quiz¨¢s la m¨¢s grande de su carrera. Su ataque en el muro de Brake era esperado y sin embargo, ninguno de los favoritos pudo se-guirle. Y no eran nombres peque?os los que le vieron salir de all¨ª solo. Estaba Michele Bartoli -ganador hace dos a?os en Flandes y hace unos d¨ªas de los Tres D¨ªas de La Panne-, estaba Andr¨¦i Tchmil, el ruso-moldavo-belga temible en los terrenos del norte, estaba Rolf Sorensen, el ganador del a?o pasado.
Estaban todos, y ninguno pudo hacer nada. "Ninguno quiso ponerse de acuerdo para rodar conmigo e intentar atrapar a Museeuw", se quejaba Tchimil, quien sufri¨® tambi¨¦n una ca¨ªda, aparte de dos pinchazos, y tener que cambiar de bicileta. Aquella fue la suerte de un Museeuw todo potencia, exuberante de fuerzas, subiendo el Grammont con el plato grande, sin levantarse del sill¨ªn. Los Sorensen, Tchinil, Bartoli y compa?¨ªa no plantearon una persecuci¨®n conjunta, sino que se atacaron entre ellos. Museeuw, que lleg¨® a contar con una ventaja de 1.02m en su carrera en solitario, lleg¨® con 43s de ventaja a la meta de Meerbeke sobre un grupo de siete corredores entre los que se encontraban su compa?ero de equipo Stefano Zanini, a quien su segundo puesto le vale el liderato en la Copa del Mundo, igualado a 110 puntos con el franc¨¦s Einmanuel Magnien (segundo en San Remo y cuarto ayer), y con 10 puntos de ventaja sobre Museeuw y Erik Zabel, ganador en San Remo y que ayer no puntu¨®.
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