Ilie destroza al Atl¨¦tico
El Valencia vuelve a pensar en la UEFA al aprovechar la crisis rojiblanca
Hab¨ªa estado escondido durante la primera parte. Inadvertido. Se pensaba que algo raro le ocurr¨ªa a este chico desde que, hace un par de semanas, tuvo el desliz de decir que le encantar¨ªa fichar por el Real Madrid o el Barcelona. Pero no era nada. Una simple confusi¨®n. Ayer apareci¨® tras el descanso. Con grandeza. Pulveriz¨® al Atl¨¦tico, le abri¨® las heridas que tra¨ªa de su enfrentamiento con el Lazio y meti¨® de nuevo al Valencia pensando en la UEFA. llie destroz¨® de un chispazo la aparente fortaleza del Atl¨¦tico, que disimul¨® su estado en una primera media hora aceptable. Con el gol del rumano, sin embargo, el Valencia se ensa?¨® a su manera, al contragolpe, con un equipo que apunta hacia el final de un ciclo, el Atl¨¦tico de Antic.Con todo, la sonrisa aparecida en el rostro valencianista tras haber conocido el s¨¢bado la baja de Vieri se congel¨® al cuarto de hora de partido. Para entonces, el sustituto del italiano, Jos¨¦ Mari, ya hab¨ªa ense?ado las verg¨¹enzas de la defensa valencianista, que eran, fundamentalmente, la lentitud, la rigidez y la somnolencia. La frescura de Jos¨¦ Mari se ali¨® inicialmente con el encantamiento de Kiko para borrar todas las huellas dejadas por el repaso del Lazio. Jos¨¦ Mari, sin embargo, tambi¨¦n dio muestras notables de biso?ez y quiz¨¢ por ah¨ª el ¨¢rbitro le priv¨® de un penalti que le hizo Djukic.
Las reservas atl¨¦ticas, no obstante, eran muy cortas, y los muchachos de Antic se limitaron, por si acaso, a dosificarlas, tratando de momificar el encuentro. El Valencia tampoco irradiaba la excelente salud de hace unas jornadas y se le notaba m¨¢s apretado. De tal manera que el encuentro, que hab¨ªa nacido muy atractivo, fue cogiendo plomo a medida que avanzaba la primera parte.
La segunda, en cambio, explot¨® con la sed futbol¨ªstica del rumano Ilie, que, desaparecido en el primer acto, arranc¨® en el segundo con el veneno bien dis puesto: quiso lanzar el c¨®rner, se le qued¨® corto, recuper¨® el cuero y lanz¨® un latigazo (un quiebro aqu¨ª, y otro all¨¢ y un zapatazo final en diagonal que resultaba inalcanzable para cualquier portero).
Abierta la lata de Molina el Valencia despleg¨® a sus anchas el arma que mejor domina: el contragolpe. Para tal caso, el Piojo L¨®pez es un especialista, Mendieta se queda sin rivales en el ombligo del campo, Milla ordena el tr¨¢fico convenientemente e Ilie se prepara para sentenciar en cualquier momento (lo hizo al provocar con astucia dos penaltis consecutivos). Bien es cierto que el Atl¨¦tico, tras el descanso, tom¨® consciencia de las cicatrices del Lazio y ofreci¨® un estado comatoso. El Valencia, adem¨¢s, gan¨® con el, equipo de Ranieri: entr¨® Angulo por Djukic y el cuadro local solt¨® lastre por el centro de la defensa al tiempo que ganaba presencia por la banda derecha, por donde el f¨ªsico de Angulo super¨® con creces al inexperto Ram¨®n y al desfondado Lard¨ªn. -
En el ¨²ltimo tramo, el Valencia hizo trizas del Atl¨¦tico, que se quer¨ªa morir. Kiko trat¨® de que fuera con honor y sac¨® del sombrero una de sus vaselinas, pero la defensa rojiblanca se desangraba ante la quinta velocidad de Ilie y L¨®pez. Tan s¨®lo Ranieri se apiad¨® del Atl¨¦tic¨® y sac¨® del campo a Ilie, que ya se hab¨ªa cebado demasiado sobre la exhausta zaga madrile?.a. Las heridas del Lazio supuraron por todas partes, el Piojo L¨®pez lanzaba goles al cesto y la hinchada desped¨ªa a llie de pie, como merec¨ªa.
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