La c¨¢rcel de la ONU, al completo
El Tribunal de La Haya para la antigua Yugoslavia ha llenado ya sus 24 celdas, y no sabe d¨®nde meter a sus futuros presos
, Hace pocos d¨ªas Dagoljub Kunarac, un serbobosnio al que el tribunal que juzga los desmanes que se cometieron en la ex Yugoslavia hab¨ªa colgado el letrero de "se busca", se entreg¨® voluntariamente a los soldados franceses de la Sfor (fuerzas de la OTAN en Bosnia) muy cerca de donde se supone que actu¨® ensa?ado contra todos los que no eran serbios.Seg¨²n la acusaci¨®n que pesa contra ¨¦l, Kunarac -m¨¢s conocido por el apodo de Zaga- reuni¨® en tan s¨®lo 2 de sus 37 a?os de vida toda una colecci¨®n de aberrantes cr¨ªmenes y una cruda primicia: la de elevar a la categor¨ªa de "crimen contra la humanidad" la violaci¨®n de mujeres. Y es que Kunarac, jefe de una unidad paramilitar de voluntarios, parece haber orquestado toda una campa?a de limpieza ¨¦tnica en la regi¨®n de Foca, de mayor¨ªa musulmana antes de la guerra, consistente en alentar a sus hombres a forzar a cuantas mujeres no serbias encontraban a su paso para asegurarse la continuidad de su etnia.
De ¨¦l se cuenta que particip¨® directamente en la violaci¨®n de varias musulmanas, algunas casi ni?as, a las que despu¨¦s de someter a todo tipo de aberraciones sexuales durante horas espetaba: "Ahora tendr¨¢s un hijo serbio". Los hombres bajo su mando disfrutaban encerrando a las mujeres en diversos lugares que usaban como prost¨ªbulos. Muchas se suicidaron incapaces de aguantar las lesiones f¨ªsicas y los salvajes abusos a los que eran sometidas d¨ªa tras d¨ªa, casi siempre por varios hombres y durante horas.
Kunarac ocup¨® la ¨²ltima celda libre de las 24 que Naciones Unidas tiene en la c¨¢rcel de Scheveningen, muy cerca de La Haya. Ahora comparte techo con otros 6 serbobosnios, un serbocroata y posiblemente muy a su pesar, con 13 croatas de Bosnia y 3 bosnios musulmanes.
Aunque las reglas de la c¨¢rcel de alta seguridad -un m¨®dulo prefabricado instalado en el complejo de una prisi¨®n holandesa- no lo especifican, los presos de unos y otros grupos no se mezclan y apenas se cruzan. "Para evitar que haya discusiones y peleas, la direcci¨®n ha optado por hacer turnos en las zonas comunes", explica Mija¨ªl Wladimiroff, que fue abogado de Tadic.
Al igual que sus compa?eros de prisi¨®n, Tadic que se encuentra a la espera de que se resuelva la apelaci¨®n para que se le reduzcan los 20 a?os de c¨¢rcel, puede recibir libros, revistas y cartas sin ning¨²n tipo de restricci¨®n.
"Los acusados no viven en un r¨¦gimen que se pueda calificar de muy estricto", asegura Wladimiroff. Disponen de celdas individuales de unos siete metros cuadrados, en las que adem¨¢s de cama, mesa, silla y armario, tienen televisi¨®n, lavabo y retrete y una ventana que da al patio interior. All¨ª pueden pasear hasta dos veces al d¨ªa, tienen un gimnasio con todo tipo de aparatos y una sala para charlar, leer, tomar caf¨¦ o t¨¦ o fumar un cigarrillo. Las tres comidas diarias que les sirven en la propia celda, pueden completarlas en una peque?a tienda.
Los contactos con el exterior tampoco est¨¢n duramente restringidos. "A cargo de la cuenta de Naciones Unidas, los acusados de cr¨ªmenes de guerra pueden llamar a su familia una vez al mes durante un cuarto de hora aproximadamente", cuenta el abogado. El resto de las llamadas, sin restricciones, tienen que pagarlas o hacerlas a cobro revertido. Las visitas, s¨®lo limitadas "por cuestiones de seguridad" y estrictamente prohibidas a la prensa, se topan con un cristal de separaci¨®n. "Cuando vienen la esposa o los hijos, los guardianes los dejan en la sala com¨²n y hacen un poco la vista gorda", relata Wladimiroff.
En los ¨²ltimos meses la llegada de prisioneros, ya de forma voluntaria, ya arrancados por la fuerza de sus escondites por los soldados de las tropas internacionales, es un goteo constante. Kunarac era el cuarto serbio que se pon¨ªa voluntariamente en manos del tribunal en apenas unas semanas. La cooperaci¨®n de los serbios de Bosnia, que hasta hace poco no reconoc¨ªan la competencia de los jueces de la Haya, ha aumentado, en parte por el pragamatismo de la presidenta serbobosnia, Bijana Plavsic, y en parte por las agresivas operaciones de la OTAN.
Las celdas de la Haya registraron una afluencia inesperada en octubre pasado cuando se entregaron de forma simult¨¢nea 10 sospechosos croatas a cambio de la promesa de que recibir¨ªan un juicio r¨¢pido.
La entrega de un quinto serbio est¨¢ ya anunciada, pero lo que vaya a hacer el tribunal para dar cabida a ¨¦ste y a los que puedan seguir llegando, no est¨¢ todav¨ªa muy claro. Fuentes cercanas al tribunal han asegurado que las autoridades penitenciarias de Holanda est¨¢n disponiendo la construcci¨®n de nuevas celdas de alta seguridad. Mientras, se est¨¢ tratando de llegar a un acuerdo para que alguna prisi¨®n holandesa pueda albergar a los criminales temporalmente. En la lista de "se busca" hay a¨²n otros 50 nombres. Y queda otra larga relaci¨®n que el tribunal mantiene en secreto para no dificultar las tareas de detenci¨®n.
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