Elemento de destino
Es dif¨ªcil escribir unas l¨ªneas forzosamente apresuradas y que no resulten demasiado emotivas cuando hay que hablar de la p¨¦rdida de una persona que significa uno de esos "elementos de destino" que, parafraseando una expresi¨®n agustiniana no s¨®lo fue capaz, con su influencia bondadosa e inteligente, de "cambiar nuestras opiniones", sino de "mudar los afectos". Luis D¨ªez del Corral ha sido uno de esos maestros que ense?aba a profundizar en las cosas de manera que los t¨®picos, los prejuicios, los lugares hechos, quedaban desmoronados ante una lucidez intelectual que jam¨¢s pretend¨ªa imponerse sino simplemente se?alar horizontes y aperturas por las cuales pod¨ªa uno deslizarse o no, seg¨²n su voluntad y empe?o. Don Luis nos ha dejado una brillante obra, recogida justamente en cuatro vol¨²menes de obras completas que pudo disfrutar durante el ¨²ltimo mes de su larga y fecunda vida, pero nos ha dejado tambi¨¦n la huella inmaterial de un magisterio perdurable en el recuerdo de su persona y de su afecto. De tal obra ser¨ªa dif¨ªcil en unas breves l¨ªneas hacer una s¨ªntesis m¨ªnimamente expresiva. Su veintena de libros y sus casi 200 monograf¨ªas y art¨ªculos forman un entramado riguroso y m¨²ltiple, dif¨ªcil por ello de aprehender en esquemas aprior¨ªsticos, atravesado por la tensi¨®n de un equilibrio entre la r¨ªqueza de erudici¨®n, la variedad de mundos culturales deslizados a su trav¨¦s y el necesario hilo rojo de la unidad de conjunto. A ello hay que unir el esfuerzo para conseguir un lenguaje sencillo, bello y riguroso al tiempo.Esta obra, cuya universalizaci¨®n y proyecci¨®n internacional est¨¢ expresada en las traducciones de casi todos sus libros al ingl¨¦s, franc¨¦s, alem¨¢n, italiano, holand¨¦s y japon¨¦s, ha sido objeto de cr¨ªticas elogiosas de ilustres pensadores e historiadores de nuestro siglo, entre ellos Toynbee, Copleston, Denis de Rougemont, Raymond Aron, R?pke, Stuart Hughes, Sigfried, Raymond Carr, as¨ª como entre nosotros desde Ortega y Gasset a Ram¨®n Carande, Maravall Casesnoves, Madariaga o Tovar. Pertenece al trabajo de un historiador, un pensador, que contin¨²a la mejor tradici¨®n del pensamiento occidental que considera que el rigor del contenido debe estar penetrado y plasmado en una escritura excelente.
Pero adem¨¢s de todo esto, don Luis ha sido para generaciones de estudiantes uno de esos maestros (que ya Ortega diferenciaba de los simples profesores) que ha sabido transmitir, porque as¨ª lo sent¨ªa, el amor por lo que se hace, la pasi¨®n por el conocimiento, la emoci¨®n por la apertura al mundo y al riesgo intelectual. Esa ense?anza liberal, quiz¨¢ la ¨²nica posible y duradera, tiene como trasfondo una personalidad moral espec¨ªfica, un talante humano determinado, unas inclinaciones personales y una actitud ante la vida que son el soporte de esa gran obra exterior, expresada en la palabra escrita.
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