"Ahora hay que hacer la uni¨®n pol¨ªtica"
Pregunta. Hace diez a?os, en junio de 1988, el Consejo Europeo de Hannover le encarg¨® la redacci¨®n del plan que lleva su nombre sobre la moneda ¨²nica. ?Qu¨¦ balance hace ahora, justo cuando el euro est¨¢ a punto de ser una realidad?Respuesta. Es un resultado casi inesperado que la moneda ¨²nica vea la luz antes del fin de siglo. Si hubi¨¦ramos dicho esto a los jefes de Estado y de Gobierno en Hannover nadie lo habr¨ªa cre¨ªdo.
P. ?Crey¨® usted entonces que era una propuesta quim¨¦rica?
R. No. Despu¨¦s del Acta ¨²nica y del primer paquete estructural, cre¨ªa que la fase siguiente deb¨ªa ser la uni¨®n econ¨®mica monetaria (UEM), y que era bueno empezar a reflexionar, dado que en la ¨¦poca hab¨ªa una cierta euforia gracias al objetivo del mercado ¨²nico de 1992, al crecimiento econ¨®mico y al aumento de las inversiones y de los puestos de trabajo. Hay que acordarse de la excelente atm¨®sfera de la ¨¦poca.
P. ?Qu¨¦ ha quedado incompleto de sus planes iniciales?
R. Cuando la revisi¨®n de un tratado se prepara mediante un comit¨¦ de sabios, los resultados son mejores. Hay que comparar la diferencia entre el plan monetario de Maastricht, elaborado por un comit¨¦ de sabios, y el aspecto pol¨ªtico, sin comit¨¦ alguno. El primero es claro y pr¨¢ctico. Esta es la lecci¨®n a tomar para el futuro. Sobre todo cuando los europeos acometan la reforma institucional con motivo de la gran ampliaci¨®n. En segundo lugar, el Tratado de Maastricht tom¨® lo esencial de la arquitectura propuesta por el comit¨¦ Delors, a la que se a?adieron los criterios de convergencia. En relaci¨®n a la aplicaci¨®n del tratado, observo un desequilibrio entre el n¨²cleo econ¨®mico y el n¨²cleo monetario.
P. ?Tenemos uni¨®n monetaria pero no econ¨®mica?
R. Claro. Pero la idea del n¨²cleo econ¨®mico no significa poner en duda la independencia del banco central. ?Imagina usted en Alemania un banco central y frente a ¨¦l, no un Gobierno federal, sino meramente un grupo de altos funcionarios? Es absurdo, pero es lo que tenemos en Europa. ?ste es el objeto de mi insatisfacci¨®n. Yo hab¨ªa propuesto que, junto al pacto de estabilidad, hubiera una coordinaci¨®n de pol¨ªticas econ¨®micas. Es el paso que queda por franquear. Los optimistas dicen que la din¨¢mica de la moneda ¨²nica conducir¨¢ a los Gobiernos a hacer converger las pol¨ªticas econ¨®micas todav¨ªa m¨¢s. Los pesimistas dicen que se necesitan procedimientos espec¨ªficos de coordinaci¨®n econ¨®mica.
P. Usted est¨¢ entre los pesimistas.
R. Yo lucho por mis ideas.
P. ?Es suficiente el llamado Consejo Euro X [consejo oficioso de los 11 ministros de econom¨ªa de los pa¨ªses del euro para coordinar sus pol¨ªticas]?
R. ?Qu¨¦ es el Euro X? Est¨¢ muy bien que antes de las reuniones a 15 se re¨²nan a 11, pero no podr¨¢n tomar decisiones presupuestarias o sobre mercado ¨²nico m¨¢s que en el marco de 15.
P. Lo ¨²nico que funciona bien ahora en la UE es la marcha hacia el euro.
R. ?sta es otra cuesti¨®n. Yo digo que nadie habr¨ªa pensado que hace diez a?os se habr¨ªa llegado a esto. Es un gran salto cuyas consecuencias se ver¨¢n pronto. Como dice Raymond Barre, Europa s¨®lo sabe hacer una cosa a la vez. Es la construcci¨®n de Europa por la econom¨ªa a falta de poder hacerla por la pol¨ªtica, con la idea de que la econom¨ªa arrastrar¨¢ la pol¨ªtica. De pronto, los Quince se encuentran frente a la mayor ampliaci¨®n nunca realizada, con 11 candidatos. Esto merece una reflexi¨®n y un debate. ?Qu¨¦ marco pol¨ªtico e institucional necesitamos para esta nueva situaci¨®n? ?C¨®mo organizarse para ¨²na Europa de 26? Y que no se diga que hay tiempo suficiente. No lo hay. Definir el cuadro pol¨ªtico e institucional es definir el contrato de matrimonio y lo que tenemos en com¨²n. Esta cuesti¨®n es esencial. No podemos decir, como se ha dicho en Amsterdam, que llegaremos a 20 como llegamos a 15, porque con 15 el sistema ha perdido eficacia, es cada vez m¨¢s oscuro y no es muy controlable en el plano pol¨ªtico. La gran iniciativa que se espera para despu¨¦s de las elecciones alemanes es que los Quince nombren un comit¨¦ de sabios que exploren el camino de forma que se pueda crear antes del 2000 la gran casa europea.
P. ?Hay suficiente voluntad pol¨ªtica para tomar esta decisi¨®n?
R. No. Pero yo me limito a proponer un m¨¦todo para avanzar.
P. ?Estamos en un momento de minimalismo, de evitar la toma de decisiones?
R. Hay que dar de nuevo a la UE una perspectiva de futuro. Pero esto es precisamente lo que no gusta, porque es un factor de crisis entre los pa¨ªses socios. Lo normal es el desacuerdo. La realidad es que, gracias a la UEM, todos los pa¨ªses han mejorado su situaci¨®n, sus presupuestos est¨¢n saneados, han disminuido la inflaci¨®n, los d¨¦ficit p¨²blicos y los tipos de inter¨¦s. Este esfuerzo no se habr¨ªa hecho sin la UEM. Esto es lo que dir¨¢n los historiadores. Por eso deber¨ªa haber empezado por ah¨ª y no por peque?as reservas. Es verdad que s¨®lo se ha hecho esto y que no han tenido consecuencias las recomendaciones del Libro Blanco sobre el empleo, en t¨¦rminos de cooperaci¨®n tecnol¨®gica, que habr¨ªa permitido crear nuevas redes de infraestructuras y aumentar la competitividad. La aplicaci¨®n del plan de la moneda ¨²nica se dijo en su d¨ªa que producir¨ªa una revuelta en Francia y no ha sido as¨ª. Es casi un milagro.
P. Se ha conseguido el objetivo.
R. S¨ª, pero ahora hay que maximizar las ventajas de la UEM. Durante el periodo precedente, los pa¨ªses que estaban retrasados progresaron m¨¢s r¨¢pidamente que los otros. Fue el resultado d¨¦ la pol¨ªtica de cohesi¨®n econ¨®mica y social. Ahora hace falta conciliar las limitaciones que impone la UEM con la continuaci¨®n de la cohesi¨®n econ¨®mica y social, y la combinaci¨®n entre cooperaci¨®n, competitividad y solidaridad que ha sido siempre la clave de todos los avances.
P. El 3 de mayo no tendremos armonizaci¨®n ni fiscal ni social, un paquete financiero para los a?os 2000 a 2006 muy criticado y los problemas institucionales de la UE por resolver.
R. Hay algo nuevo. El Consejo de Ministros de Econom¨ªa y Finanzas ha aceptado por primera vez hablar de armonizaci¨®n fiscal y ha aprobado un c¨®digo de conducta. Las empresas tambi¨¦n presionan para que exista un impulso de armonizaci¨®n fiscal, social y medioambiental.
P. ?Hay instrumentos ya para abordar las crisis asim¨¦tricas [que pueden afectar a un pa¨ªs o un sector, pero no a toda la zona euro]?
R. Hay dos tesis sobre ellas. La mayoritaria dice que los riesgos son muy d¨¦biles en raz¨®n de la convergencia ya realizada. Otros ven riesgos mayores y creen que ya existen en forma de una crisis social, lo cual exige una mayor coordinaci¨®n de pol¨ªticas econ¨®micas. Por eso hay que insistir en que exista un polo econ¨®mico que equilibre el polo monetario.
P. ?Y el polo directamente pol¨ªtico? ?C¨®mo debe reformarse el sistema de decisi¨®n?
R. Todo depende de lo que llegue a ser la Gran Europa. ?Acaso la Gran Europa comparte todos los objetivos de la Europa actual? Yo lo dudo. Si queremos una Gran Europa cuyo objetivo sea un gran espacio econ¨®mico con pol¨ªticas de acompa?amiento y una pol¨ªtica comercial exterior com¨²n, entonces se puede conservar la mayor¨ªa cualificada como est¨¢ ahora. Pero en una Uni¨®n Europea con las ambiciones de una pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n (PESC) y de un espacio ¨²nico de justicia e interior, ser¨¢ mucho m¨¢s dificil. Ya lo dije cuando se aprob¨® el Tratado de Maastricht. Es dif¨ªcil ahora con 15. ?C¨®mo quiere que se llegue a 26 o 30? Es impensable que todos estos pa¨ªses tomen decisiones de PESC en com¨²n. No es posible hacer la Europa pol¨ªtica a 25 o 30. Y hay que resolver este tema antes de la ampliaci¨®n. En caso contrario, ser¨¢ la paralizaci¨®n y la aparici¨®n de graves problemas. Hay que diferenciar entre los que quieren seguir y los que no; si no, iremos todos a una Europa espacio, cosa que no est¨¢ mal, pero que es insuficiente.
P. ?Fuera del tratado?
R. Con dos tratados, uno para la Gran Europa y otro para la Europa pol¨ªtica. No veo si no c¨®mo se podr¨¢ llegar a un federaci¨®n de Estados-naci¨®n. Lo que cuenta es saber si nos queremos dotar de una personalidad pol¨ªtica hacia el exterior y un espacio pol¨ªtico hacia adentro que permita al ciudadano comprender lo que es Europa y adherirse a ella.
P. ?Est¨¢n preparados alemanes y franceses, los principales protagonistas de la construcci¨®n europea, para la uni¨®n pol¨ªtica?
R. No puedo hacer pron¨®sticos ni criticar, puesto que quiero convencer. Pero es el momento de hablar claro. Lo que propongo ahora es sencillo, hacer la uni¨®n pol¨ªtica por un lado y la Gran Europa por el otro. Cuando Felipe Gonz¨¢lez y Mario Soares llegaron a la cumbre de Mil¨¢n, en 1985, invitados todav¨ªa como candidatos, nos pareci¨® a todos que pertenec¨ªan a la familia desde siempre. Ahora ya no es as¨ª.
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