Tribunal mundial
EL TRIBUNAL Internacional Penal (TIP) de La Haya, que juzga los cr¨ªmenes de guerra de la antigua Yugoslavia, por fin trabaja a pleno ritmo. Lo que demuestra que fue una idea acertada a la que en un principio le faltaron medios econ¨®micos, humanos y voluntad pol¨ªtica. Hoy, cuando el TIP parece asentado, las perspectivas de crear un tribunal internacional penal ya no ad hoc, sino permanente, van retrocediendo ante las reticencias que genera tal concepto entre algunas grandes potencias, principalmente EE UU, pero tambi¨¦n Francia. Es de esperar, sin embargo, que la comunidad internacional logre poner en pie una instituci¨®n de este g¨¦nero.Creado en 1993, el TIP de La Haya, el primer tribunal de este tipo desde los juicios de N¨²remberg y Tokio tras la II Guerra Mundial, ha comenzado a ser efectivo cuando se le ha dotado de m¨¢s medios y de un mayor impulso pol¨ªtico. Este a?o la Asamblea General de la ONU le ha otorgado un presupuesto casi un 50% superior al de 1997. Ha pronunciado tres sentencias condenatorias; ha acusado ya a 75 personas; y tiene en prisi¨®n a 24. Se ha beneficiado del hecho de que un buen n¨²mero de supuestos criminales, de todas las partes del conflicto, se han entregado de forma voluntaria. Tambi¨¦n del mayor esfuerzo que ha hecho la Fuerza de Estabilizaci¨®n (Sfor) en la persecuci¨®n de los responsables de estos cr¨ªmenes, y de la cooperaci¨®n del Gobierno serbobosnio de BilJana Plavsic. Pero ganar¨ªa credibilidad si se sentara en el banquillo a criminales como Karadzic.
Aunque cueste reconocerlo, la cooperaci¨®n del dirigente serbio Milosevic, es necesaria para que prosiga la labor de detenci¨®n de los criminales de guerra, aunque el propio Milosevic sabe que a la larga puede acabar ante este tribunal como responsable de una buena parte de los horrores de esa guerra. Ya se est¨¢ elaborando una causa contra ¨¦l, lo que puede constituir un elemento a?adido de presi¨®n para que el actual presidente de Yugoslavia se pliegue a las presiones internacionales.
El otro tribunal penal en funcionamiento es el de Ruanda (TPR), de resultados a¨²n insatisfactorios y de una pasmosa lentitud. En uno y otro caso se observan reticencias por parte de los pa¨ªses que han participado en operaciones de mantenimiento de la paz, o en guerras, a dejar declarar a sus soldados y oficiales. No digamos ya a verles acusados ante tales tribunales. Es justamente esta reticencia la que ha llevado a Estados Unidos a poner trabas al proyecto de creaci¨®n de un tribunal penal internacional permanente. Durante tres semanas, representantes de 100 pa¨ªses y de numerosas organizaciones han debatido en Nueva York esta idea, que se ha de examinar de nuevo en junio y julio en lo que deber¨ªa, ser una reuni¨®n definitiva en Roma.
Hay a¨²n un exceso de problemas abiertos y de diferencias de criterio. As¨ª, por ejemplo, si el Senado de EE UU con una mano apoya el concepto, por otra se niega a crear una instituci¨®n sobre la que no tuviera derecho de veto. La gran l¨ªnea divisoria se apunta entre los que quieren un tribunal independiente, y los que quieren o que dependa del Consejo de Seguridad, o que no quepa recurrir a ¨¦l salvo, en caso de quiebra de los procesos penales nacionales.
Bajo las divergencias sobre la financiaci¨®n, la obligatoriedad, el papel de la fiscal¨ªa u otros aspectos del posible TIP permanente se esconde una dificultad: la de reconciliar las culturas jur¨ªdicas y penales de tantos pa¨ªses. Con el tribunal permanente tendr¨ªa que nacer una especie de c¨®digo penal internacional, aunque s¨®lo, fuera para juzgar el centro de actividad de tal instituci¨®n si llega a nacer: los cr¨ªmenes de guerra, incluidas las violaciones; los cr¨ªmenes contra la humanidad; y el genocidio. El nuevo Orden Internacional en gestaci¨®n exige un c¨®digo de tales caracter¨ªsticas si no quiere nacer con una inmensa tara.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.