Tierra sin canciones
El viaje en 1922 caus¨® una profunda impresi¨®n en Alfonso XIII
"Supo el Rey que en las Jurdes la vida es agon¨ªa y la muerte descanso apetecible". As¨ª se recog¨ªa en una cr¨®nica de la ¨¦poca el viaje de Alfonso XIII a Las Hurdes. Para el Rey -y para quienes le acompa?aban- el descubrimiento, hace ahora 76 a?os, de un submundo de pobreza y dolor supuso una tremenda impresi¨®n. El doctor Mara?¨®n, que con el doctor Varela, acompa?aba al Monarca, ha dejado constancia de aquellas jornadas y de c¨®mo la visi¨®n de aquellos hombres y mujeres andrajosos que gritaban y aclamaban a la comitiva dej¨® sumido en el horror al abuelo de don Juan Carlos.Las cr¨®nicas de la ¨¦poca reflejan el esfuerzo del Rey, su viaje a lomos de mula para internarse en las aldeas. Pero tambi¨¦n recogen, como har¨ªa a?os despu¨¦s un joven cineasta llamado Luis Bu?uel, todo el espanto de Las Hurdes.
Las fotograf¨ªas, los reportajes, descubr¨ªan un lugar olvidado, sin caminos ni senderos, alquer¨ªas de casuchas de pizarra, sin luz, sin agua, sin ventanas. Apenas cuatro paredes que daban cobijo a una pesadilla de endogamia, hambre, incultura. Gentes que llevaban sobre sus magras carnes el bocio, el paludismo, el enanismo, el cretinismo y, sobre todo, el hambre. Cuando el s¨¦quito real lleg¨® a uno de los pueblos, al cronista parecen hab¨¦rsele acabado todos los adjetivos. Y s¨®lo escribe: "Enmudeci¨® la comitiva respetuosa ante la pobreza y el dolor".
Las Hurdes era tierra sin pan. Pero tambi¨¦n era tierra sin canciones. Cuando, a?os despu¨¦s, Bu?uel habl¨® del rodaje, lo dej¨® dicho con toda su amargura: "En los pueblos de Las Hurdes nunca escuchamos una canci¨®n". La pel¨ªcula de Bu?uel fue un grito desgarrado que sac¨® a la luz y para todos la situaci¨®n de "una tierra est¨¦ril". Son unas Hurdes distintas las que ven los Reyes. Pero despu¨¦s de la visita de Alfonso XIII, tras la creaci¨®n de aquel Patronato Real, hubieron de pasar largos a?os para que Las Hurdes merecieran la atenci¨®n de las autoridades. Hoy todo aquello ha quedado en las p¨¢ginas de las hemerot¨¦cas. Pero todav¨ªa, en el recuerdo colectivo, Las Hurdes siguen siendo sin¨®nimo de pobreza y de miseria, aunque sea en esa nebulosa en la que se van olvidando los sue?os peores del invierno.
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