Riazor vive del pasado ante el Salamana

Acudir a Riazor es visitar una casa antigua que ha consumido su esplendor. S¨®lo alg¨²n mueble arrinconado a alg¨²n tapiz cubierto de telara?as evoca el glorioso pasado del lugar. Ante la contemplaci¨®n de la decadencia, las visitas suelen ponerse nost¨¢lgicas. Ayer, afligida por el en¨¦simo ejercicio de incompetencia de su equipo, la gente de Riazor se entretuvo coreando los nombres de los h¨¦roes huidos, del m¨¢gico Bebeto al gladiador Claudio. S¨®lo el recuerdo mantiene en pie a una afici¨®n castigada con un f¨²tbol infame.El partido se decidi¨® en un minuto, que, para alimento de supersticiosos, fue adem¨¢s el precio de la segunda parte. El Deportivo se hab¨ªa pasado la tarde ahog¨¢ndose en su desconcierto. Y la situaci¨®n adquiri¨® tal cariz que hasta fallaban los valores m¨¢s seguros; o sea, Songo'o, quien entreg¨® un bal¨®n a la delantera del Salamanca. Pauleta, sin portero, sin defensas, sin nada excepto el aire protegiendo la meta, rebas¨® los l¨ªmites de lo inveros¨ªmil y tir¨® fuera. En la jugada siguiente, Stelea no atrap¨® la pelota y Bassir mostr¨® m¨¢s tino para aprovechar el regalo.

Incluso por ese modo tan azaroso de resolverse el partido, la tarde invit¨® a la depresi¨®n. Por la lluvia, por el ejercicio de nostalgia del p¨²blico y por la miseria blanquiazul. El Salamanca tampoco hizo mucho por elevar el tono, pero estuvo en su papel: un equipo ordenado y pulcro, con algunos futbolistas interesantes como Rogerio o Giovanella, pero al que le falt¨® desparpajo para aprovecharse de la languidez gallega. Y su ofensiva lleg¨® demasiado tarde.