?Enhorabuena!, que lo disfrute",
Cabrera Infante se rode¨® de amigos para recoger el premio
Guillermo Cabrera Infante no daba cr¨¦dito. El escritor cubano, que es un gran amante de la m¨²sica y que ha escrito algo de literatura al respecto, no esperaba verse sumergido bajo los acordes del popular Clavelitos. Trat¨® de desasirse de las manos del miembro de la tuna que le llevaba al centro del patio del soleado Paraninfo de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares con un educado "si no quepo". Pero no tuvo ¨¦xito. En el centro del corro estaban ya el presidente, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y su esposa, Ana Botella, muy sonrientes y preparados para la foto. Fue entonces cuando la esposa de Cabrera Infante le acerc¨® el vaso de agua que llevaba guardado para la ocasi¨®n en un termo. Un par de periodistas pensaron que se tratar¨ªa de un daiquiri o alguna otra bebida ex¨®tica, pero la propia Miriam G¨®mez aclar¨® que Cabrera Infante necesitaba beber agua de manera continua, motivo por el que a su marido le hab¨ªa resultado muy dif¨ªcil leer el discurso de aceptaci¨®n del Premio Cervantes -en el estrecho estrado no hay sitio para una jarra y un vaso-. No fue ese el ¨²nico quebradero de cabeza que le provoc¨® el discurso al autor de Delito por bailar el chachach¨¢. Dudaba sobre c¨®mo empezar y tach¨® y a?adi¨® cosas hasta el final.
Tras posar finalmente con la tuna, Cabrera Infante, fue requerido para que firmara en el libro de honor de la localidad de Alcal¨¢ de Henares, un invitado quiso llevarse tambi¨¦n la firma del ¨²ltimo Cervantes en la copia del discurso que se entreg¨® tras la ceremonia, y una se?ora se le acerc¨® muy ceremoniosa para felicitarle, le dijo: "?Enhorabuena!, que lo disfrute".
En la recepci¨®n que se ofreci¨® tras la entrega del premio m¨¢s importante de las letras espa?olas el discurso que m¨¢s comentarios suscit¨® fue el de Esperanza Aguirre, por sus referencias al exilio del escritor cubano. "Ha sido un discurso oficial, de ministra", zanj¨® la agente literaria Carmen Balcells desde el banco donde depart¨ªa y compart¨ªa canap¨¦s con Camilo Jos¨¦ Cela, quien no quiso opinar sobre ning¨²n aspecto de la ceremonia. "Yo soy m¨²sico", dijo por todo comentario el Premio Nobel Cela, que no iba acompa?ado por Marina Casta?o, cont¨® poco antes de iniciarse la ceremonia que a su esposa no la hab¨ªan invitado. La Casa Real hab¨ªa previsto la asistencia del presidente de Brasil, que finalmente no se produjo, y eso limit¨® la lista de invitados. Hasta Joaqu¨ªn Leguina aprob¨® ayer a la ministra de Educaci¨®n y Cultura. "Es verdad lo que ha dicho sobre Cabrera Infante cuando se ha referido a ¨¦l como un amante de la libertad", coment¨® el portavoz de Cultura del PSOE. "Es verdad tambi¨¦n que Cabrera Infante no sonr¨ªe casi nunca, pero sonre¨ªmos los que nos acercamos a ¨¦l".
Esperanza Aguirre, que luc¨ªa el mismo traje de chaqueta verde claro con zapatos a juego que se puso para ser investida como ministra, desminti¨® que el abrigo de entretiempo de Ana Botella fuera de Chanel: "Nada de firmas, que con el dinero que nos pagan no nos llega para tanto".
Guillermo Cabrera Infante procur¨® rodearse de personas queridas en la fiesta del Cervantes. Adem¨¢s de los amigos espa?oles que acudieron a la ceremonia, desde Nueva York llegaron la escritora Rosario Iriart y el pintor cubano Jos¨¦ Miguel Rodr¨ªguez. En representaci¨®n de los j¨®venes escritores latinoamericanos se encontraban la cubana Zoe Vald¨¦s, la m¨¢s colorista de los invitados con una chaqueta de terciopelo color en tonos fucsia, y el chileno Alberto Fuguet.
Cabrera Infante convenci¨® a Carmen Balcells para que acudiera al acto. Cuando ella trat¨® de disculparse alegando su delicada salud, el escritor cubano le dijo: "Pues Roosevelt iba a todas partes en silla de ruedas". Y en silla de ruedas accedi¨® la principal agente literaria espa?ola al paraninfo de la universidad de Alcal¨¢ de Henares.
Mario Vargas Llosa, que se desplaz¨® desde Berl¨ªn a Madrid para arropar a su colega Cabrera, acudi¨® al acto acompa?ado de su esposa y su hijo el periodista ?lvaro. El escritor peruano pas¨® buena parte del party posterior a la entrega del premio charlando amistosamente con el Rey. En el soleado patio de la universidad, que incluso sobrevolaron algunas cig¨¹e?as, fue muy comentado lo bien que hab¨ªa pronunciado todos los participantes en la ceremonia el trabalenguas tres tristes tigres. Entre los invitados se encontraban el flamante ganador del ¨²ltimo premio Primavera, Manuel de Lope, el escritor Buero Vallejo, la peletera Elena Benarroch y Vidal Quadras.
La esposa de Cabrera acab¨® la jornada extenuada. No s¨®lo tuvo que llevar la pesada escultura de bronce que le hab¨ªan entregado a su marido sino que en el ¨²ltimo momento Cabrera le endos¨® una enorme carpeta.
Babelia
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