El reh¨¦n de los atracadores afirma que Lavazza no habl¨® con las polic¨ªas que mat¨®
El italiano Claudio Lavazza acribill¨® a tiros a dos agentes femeninas de la Polic¨ªa Local de C¨®rdoba sin haber mediado palabra alguna con ellas para que dejaran de perseguirle, tras haber atracado minutos antes, en compa?¨ªa de dos italianos m¨¢s y un argentino, la oficina del Banco Santander. As¨ª lo manifest¨® ayer el vigilante jurado Manuel Casta?o, tomado como reh¨¦n por los atracadores para facilitarse la huida, lo que contradice la versi¨®n de Lavazza, que en su declaraci¨®n asegur¨® que pidi¨® por dos veces a las polic¨ªas que dejaran de seguirle.
Casta?o, sentado en una silla de ruedas por la paraplejia irreversible que padece a resultas de las lesiones sufridas en un tiroteo que mantuvieron los asaltantes con la polic¨ªa, relat¨® desde el momento en que fue capturado hasta que vio el ametrallamiento de las agentes. El vigilante de seguridad afirm¨® que permaneci¨® sentado, y nunca tumbado ni agachado, en el asiento trasero del coche que robaron los atracadores a punta de pistola durante todo el recorrido que hicieron desde que abandonaron la entidad financiera hasta que se produjo la muerte de las polic¨ªas Mar¨ªa de los ?ngeles Garc¨ªa y Mar¨ªa Soledad Mu?oz. A este respecto, Casta?o asegur¨® que Lavazza orden¨® al conductor, Giovanni Barcia, que parara el coche al sentirse acosado por la persecuci¨®n policial. Detenido el coche, el italiano baj¨® del veh¨ªculo y se dirigi¨® hacia el que ocupaban las agentes, situado inmediatamente detr¨¢s. El vigilante asever¨® que tanto ¨¦l como el argentino que le custodiaba, Giorggio Eduardo Rodr¨ªguez, miraron hacia atr¨¢s y que vio todos los movimientos que hizo el jefe de la banda. Seg¨²n su propio testimonio, Lavazza se acerc¨® r¨¢pido al coche policial y sin mediar palabra con las agentes, las acribill¨® a tiros en dos r¨¢fagas de metralleta. Segundos despu¨¦s, el agresor volvi¨® a montarse en el asiento del copiloto para continuar la huida. Antes de seguir, seg¨²n el relato del vigilante, Rodr¨ªguez pregunt¨® a Lavazza: "?Las has matado?". Y el agresor respondi¨®: "S¨ª". Desarmada Por otro lado, dos polic¨ªas locales afirmaron tambi¨¦n ayer que Mar¨ªa Soledad Mu?oz ten¨ªa su arma reglamentaria en la mano, por lo que tuvo que desenfundarla antes del crimen, ya que la muerte de ambas fue instant¨¢nea. Mar¨ªa de los ?ngeles Garc¨ªa iba siempre desarmada a petici¨®n propia. Una de las cuestiones a dilucidar en el juicio con jurado que se celebra en C¨®rdoba desde el lunes es si un cuarto atracador, el italiano Michelle Pontolillo, particip¨® en la detenci¨®n ilegal del vigilante. Mientras que sus compa?eros de la banda tienen reconocido ese delito, Pontolillo mantiene que abandon¨® el banco antes de que salieran sus compinches con Casta?o como reh¨¦n. De los testimonios o¨ªdos ayer se desprende que los cuatro atracadores abandonaron el banco con el vigilante, despu¨¦s de haberlo desarmado y de tenerlo unos cinco minutos tumbado boca abajo en el suelo. Casta?o asegur¨® que sali¨® con los cuatro asaltantes, as¨ª como con empleados del banco que fueron retenidos. El entonces director de la oficina afirm¨® que tras el atraco, y cuando los cuatro asaltantes se reunieron de nuevo en el patio de operaciones, uno de ellos dijo: "V¨¢monos y coged de reh¨¦n al vigilante de seguridad". La versi¨®n del vigilante sobre las circunstancias de las muertes de las agentes contradice no s¨®lo a la de Lavazza sino tambi¨¦n la de un polic¨ªa que declar¨® que se produjo un di¨¢logo de las polic¨ªas con el atracador.
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