Otro
MIQUEL ALBEROLA A medida que se acercaba a la FNAC la calle se iba llenando de j¨®venes con banderas y entonces cay¨® en la cuenta de que ese d¨ªa era 25 de abril. Apenas unos a?os antes tambi¨¦n ¨¦l hab¨ªa llevado esa misma bandera con id¨¦ntico entusiasmo en d¨ªas como ¨¦ste para celebrar que segu¨ªa vivo pese a que un cerillero llamado D"Asfeld hab¨ªa calcinado a muchos de los suyos en nombre de un rey pir¨®mano. Sin embargo ahora se dirig¨ªa a la FNAC a comprarse el ¨²ltimo compact de M¨®nica Naranjo, cuya voz le hac¨ªa palpitar tanto como en otro tiempo las consignas encendidas bajo las barras rojas y amarillas. En su interior se hab¨ªa producido una falla tan abierta como la de San Andr¨¦s y se hab¨ªa ido apartando de ese mundo poco a poco. Empez¨® por molestarle la est¨¦tica y cuando se dio cuenta ya estaba al otro lado. Puesto que hab¨ªa cambiado por dentro, tambi¨¦n decidi¨® cambiarse por fuera. Lo primero que hizo fue afeitarse la barba, luego renov¨® su armario y borr¨® todo aquello que pudiese oler a la caricatura que hab¨ªa trazado en su cerebro de s¨ª mismo. Se busc¨® otros amigos con otro rollo y a partir de entonces vivi¨® d¨ªas tan destraumatizados que lleg¨® a olvidar el asunto. Algunos a?os despu¨¦s de aquella huida se dirig¨ªa al centro de Valencia con unas gafas de sol de Calvin Klein y se daba de morros con su pasado. En seguida empez¨® a reconocer caras muy remotas y se puso nervioso. Mir¨® hacia el suelo, aceler¨® el paso y apart¨® a empujones a cuantos se le cruzaban con las banderas al hombro, mientras su tensi¨®n arterial sub¨ªa de modo poco saludable y zumbaban algunas dulzainas muy excitadas. El camino se volvi¨® m¨¢s pantanoso y le pidi¨® a un joven que estaba de espaldas y le obstaculizaba que le dejara paso. Cuando ¨¦ste se gir¨®, descubri¨® horrorizado que se trataba de ¨¦l mismo con algunos a?os menos mir¨¢ndole fijo a los ojos. Entonces su tensi¨®n se puso al l¨ªmite y empez¨® a correr muy alterado dando tropezones hasta meterse en la FNAC, donde se refugi¨® bajo unos auriculares y apret¨® un bot¨®n de un manotazo. Y all¨ª estaba la voz de M¨®nica Naranjo cantando Des¨¢tame con una furia que le devolvi¨® la salud que hab¨ªa perdido al encontrarse consigo mismo.
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