"Horribilis"
El a?o horribilis que dec¨ªa la reina de Inglaterra lo est¨¢n sufriendo los aficionados a la fiesta. Qu¨¦ temporada llevamos. Vaya racha. La corrida de la Maestranza fue una representaci¨®n cabal de lo que est¨¢ siendo la fiesta de los toros. Y se resume as¨ª: ni toros ni toreros.
Los que mangonean la fiesta han conseguido institucionalizar la raz¨®n de la sinraz¨®n, el discurso de la nada, el timo de la estampita. No ha sido de repente. Estas cosas no suceden en un d¨ªa ni porque s¨ª. Llevaban a?os intent¨¢ndolo: el toro no deb¨ªa de ser toro; ni el toreo, toreo. El toro, que fuera una mona; el toreo, pegar mantazos.
A los toros aborregados, crepusculares e inv¨¢lidos que se dejaban pegar mantazos, los llamaban ?de vacas?; es decir, el id¨®neo para ostentar el t¨ªtulo de semental, beneficiarse a las inocentes vaquitas por el morro y darlas hijos tan aborregados, crepusculares e inv¨¢lidos como su padre. Al torero que pegaba mantazos corriendo por ah¨ª, figura.
N¨²?ez / Litri, Jesul¨ªn, Barrera
Cuatro toros de Joaqu¨ªn N¨²?ez (seis fueron rechazados en el reconocimiento), de escaso trap¨ªo, flojos, media casta. Dos de Antonio Ord¨®?ez: devueltos 4?, por partirse un cuerno, y 6?, por inv¨¢lido; sobreros del mismo hierro, discretos de presencia, poca fuerza, descastados.Litri: estocada trasera (silencio); pinchazo, otro hondo, rueda de peones y dos descabellos (silencio). Jesul¨ªn de Ubrique: estocada trasera (ovaci¨®n y salida al tercio); pinchazo hondo atravesado, rueda de peones -aviso- otra rueda de peones y descabello (silencio). Vicente Barrera: pinchazo, estocada corta baja, rueda de peones y dos descabellos (silencio); media estocada (palmas). Plaza de la Maestranza, 26 de abril. 9? corrida de feria. Cerca del lleno.
Y, degenerando, degenerando, han logrado llegar a la corrida de toros sin toros; a la erradicaci¨®n, qui¨¦n sabe si definitiva, del arte de torear; al aburrimiento absoluto.
Los borregos de Joaqu¨ªn N¨²?ez y los de Antonio Ord¨®?ez no eran peores que los anteriores de esta misma feria, y de las fallas de Valencia, ni tampoco de muchas que seguir¨¢n. ?nicamente les falt¨® que los tomara un habilidoso pegapases, una figura con tablas experta en darles derechazos a los toros de Guisando, y entonces los taurinos habr¨ªan podido volver a decir que eran toros de vacas.
Sal¨ªan los animalitos de Joaqu¨ªn N¨²?ez y de Antonio Ord¨®?ez y se pon¨ªan a hacer el burro.
Sali¨® el Litri y les pagaba unos mantazos tan horribilis como el propio estado de la fiesta.
Sali¨® Jesul¨ªn de Ubrique a medirse con dos torillos de buen conformar y la emprendi¨® a derechazos y naturales, la pierna contraria atr¨¢s, el pico adelante. Y se lo reprocharon. Muchos hac¨ªan menosprecio, algunos silbaban.
Es muy curiosa esta actitud del p¨²blico con Jesul¨ªn. Hace bien poco le aclamaban por lo mismo. A otros toreros que la emprend¨ªan igualmente a derechazos y naturales con la pierna contraria atr¨¢s y el pico adelante, les coreaban ol¨¦s, les dedicaban encendidas ovaciones.
La p¨²blica opini¨®n es veleidosa y la fama esquiva, no cabe duda.
Vicente Barrera cay¨® de bruces al recibir de capa a su primero y se salv¨® tomando precipitadamente el olivo. Con la muleta sufri¨® dos serias coladas. El mulo se mostraba incierto y lo pasaport¨® pronto. Al segundo sobrero, que hac¨ªa sexto, le embarc¨® templado y estoico en unos cuantos derechazos, pero no pudo haber m¨¢s pues este mulo era de la variedad de los querenciosos y prefer¨ªa pacer al abrigo de las tablas.
Los toros de Joaqu¨ªn N¨²?ez no ten¨ªan trap¨ªo, ni fuerza, ni bravura. En el reconocimiento rechazaron seis y habr¨ªa sido de agradecer que los rechazaran todos. Los sustitutos, hierro Antonio Ord¨®?ez, ten¨ªan mejor presencia y sin embargo no se lidi¨® ninguno. Tambi¨¦n es casualidad. El que iba para cuarto, que luc¨ªa buena cornamenta, se la rompi¨® al derrotar contra un burladero. El que iba para sexto padec¨ªa lastimosa invalidez. Los sobreros, de la misma ganader¨ªa, sacaron el comportamiento propio de los bueyes de carreta.
Anochec¨ªa cuando acab¨® aquella horrorosa funci¨®n. Y la banda se puso a tocar un pasodoble, quiz¨¢ para disimular. Pero m¨¢s apropiado habr¨ªa sido que entonara el oficio de tinieblas.
Babelia
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