Hepatitis gremial

PACO MARISCAL Era, entre otros, Quevedo quien arremet¨ªa contra el gremio de los m¨¦dicos, de los sastres o de los alpargateros. Puso el hombre en solfa, en sus letrillas sat¨ªricas o en sus Sue?os, a los galenos de las p¨®cimas, a los escribanos, bur¨®cratas y aguaciles; segu¨ªa el poeta una tradici¨®n que se remonta hasta la Edad Media y hasta la literatura latina de los ¨²ltimos siglos del imperio romano. La cr¨ªtica generalizada a todos los carpinteros, corregidores o amas de casa es y era un ejercicio divertido y reaccionario; es una cr¨ªtica f¨¢cil y facilona que en Quevedo convert¨ªa a todos los m¨¦dicos en pecados mortales de necesidad, cuyos pacientes, con s¨®lo verlos, deb¨ªan llamar con urgencia a sus confesores para que les administrasen los ¨²ltimos sacramentos. Tarea f¨¢cil, el despotrique contra todos los profesionales de un grupo social sea de m¨¦dicos como maestros. Tan f¨¢cil como dif¨ªcil es criticar las tendencias gremialistas y corporativistas, reales y palpables ellas, por mor de no caer en injustas y reaccionarias generalizaciones como ca¨ªa el festivo Quevedo. Pero esa tendencia abusiva a la solidaridad interna y a la defensa de los intereses de grupo, que llamamos corporativismo, est¨¢ ah¨ª y existe como existen miles de buenos profesionales entre los m¨¦dicos, maestros o corregidores. Y esa tendencia gremial hace que todos los funcionarios sean eficac¨ªsimos, que ning¨²n maestro llegue tarde a su escuela y que en los quir¨®fanos de los hospitales todo funcione como la seda, porque el jefe del departamento administrativo, el director de la escuela y el responsable m¨¦dico de la sala de operaciones es otro funcionario, otro maestro u otro m¨¦dico y, sabido es, que un galeno no despotrica contra otro galeno, ni un funcionario contra otro funcionario. Queda feo y es de mal gusto, aunque luego aparezcan misteriosas hepatitis o aunque una minor¨ªa desprestigie socialmente la tarea docente o m¨¦dica de una mayor¨ªa que llega puntual a su clase o a su quir¨®fano. Una espina mala e irresponsable tiene esa tendencia gremialista que silencia y tolera lo evidente, que no deber¨ªa ser tolerado ni silenciado. Y la soluci¨®n o la salida que palie, modere, controle o le corte alas a esa tendencia gremialista y corporativista que aparece aqu¨ª y all¨¢, no consiste en crear un clima de delaci¨®n cotidiana y mutua entre maestros, m¨¦dicos, aguaciles o corregidores. La salida y la soluci¨®n est¨¢n en un jefe de quir¨®fano responsable que sepa lo que sucede, en un director de escuela que no mire a otro lado cuando llegan tarde los de siempre, y en el encargado de un departamento administrativo que no deja que se acumulen las carpetas y expedientes que se han de gestionar. Exigir responsabilidad a los responsables no es delaci¨®n sino exigencia social. Exigir responsabilidad a los responsables medianos, m¨¢s chicos o m¨¢s altos, porque la tienen y pueden atajar las tendencias corporativistas que acaban por envenenar el clima social o contagiar el virus de la hepatits C. En B¨¦lgica, la distracci¨®n ocasional de un funcionario de polic¨ªa que se dej¨® arrebatar la pistola por el pederasta Dutroux, obliga a dimitir a los responsables ¨²ltimos y primeros de la seguridad ciudadana, es decir, los ministros de Justicia y del Interior belga. La hepatitis gremial no fuerza en Valencia la dimisi¨®n de nadie. ?Pa¨ªs quevedesco y moderno es el nuestro, vecinos!