Los eurodiputados y la cuerda del badajo
Todos los ojos est¨¢n puestos en la reuni¨®n que celebrar¨¢n los pr¨®ximos viernes, s¨¢bado y domingo, el Consejo Ecofin (ministros de Econom¨ªa y Hacienda de los Quince) y el Consejo Europeo (jefes de Estado y Gobierno). Pero antes habr¨¢ otra reuni¨®n de la que se habla menos, pero que puede resultar m¨¢s sorprendente. El jueves, d¨ªa 30, el Parlamento Europeo se re¨²ne, tambi¨¦n en Bruselas, para emitir su dictamen sobre la propuesta de la Comisi¨®n que recomienda el n¨²mero de pa¨ªses que pueden arrancar con la moneda ¨²nica. Y los eurodiputados no se han puesto todav¨ªa de acuerdo. En esta ocasi¨®n, el Parlamento no tiene que pronunciarse simplemente con un ?no? o un ?s¨ª? (como suceder¨¢ el s¨¢bado siguiente, cuando examinen la recomendaci¨®n definitiva del Ecofin) sino sobre un proyecto de resoluci¨®n que ha elaborado un colega alem¨¢n, Karl von Wogau, del Grupo Popular. Ah¨ª empiezan los problemas: el texto aprueba la recomendaci¨®n de la Comisi¨®n (11 pa¨ªses), pero aprovecha para exigir ?la aplicaci¨®n inmediata de los t¨¦rminos del Pacto de Estabilidad?, algo que no ha gustado al Grupo Socialista en general ni a los diputados italianos y belgas en particular.
El dictamen del Parlamento es consultivo, como casi siempre, lo que quiere decir que ni el Ecofin ni el Consejo Europeo tienen por qu¨¦ hacerle caso, pero a¨²n as¨ª una campanada de los se?ores y se?oras eurodiputados (un voto contrario al informe de la Comisi¨®n) sonar¨ªa en este caso especialmente fuerte. Algunos parlamentarios han agarrado ya la cuerda del badajo. La propuesta de resoluci¨®n pas¨® sus primeros tr¨¢mites en comit¨¦ el pasado 15 de abril con poca gloria: 27 votos a favor, 25 en contra y 3 abstenciones. El pr¨®ximo jueves ser¨¢ el pleno el que se pronuncie y, por una vez, los pasillos del PE est¨¢n llenos de concili¨¢bulos y negociaciones entre quienes creen que un voto negativo ayudar¨ªa a marcar las diferencias entre el Parlamento, la Comisi¨®n y el Consejo y quienes creen que resultar¨ªa perjudicial para los tres.
Seg¨²n se aproxima la puesta en marcha de la tercera fase de la Uni¨®n Monetaria resulta m¨¢s curioso el procedimiento ideado por el Tratado de Maastricht para dar alg¨²n papel, por muy consultivo que fuera, al Parlamento Europeo. Por ejemplo, si el Consejo Europeo no consiguiera llegar a un acuerdo este fin de semana sobre el nombramiento de presidente, vicepresidente y cuatro vocales del comit¨¦ ejecutivo del Banco Central Europeo, y tuviera que aplazarlo, no s¨®lo podr¨ªa provocar una marejada en los mercados financieros sino que, adem¨¢s, se meter¨ªa en un buen l¨ªo de calendario.
Para que el nombramiento de los directivos del BCE sea legal, los seis deben pasar antes por un mecanismo de audiencias, al estilo de los hearings del Senado norteamericano, aunque sin poder decisorio, donde se examinar¨¢n sus curriculum y se les someter¨¢ a una especie de interrogatorio. Cubierto este tr¨¢mite, el pleno del Parlamento emitir¨¢ un dictamen, tambi¨¦n consultivo. En fin, la cosa es que si la propuesta no llega inmediatamente al Parlamento no quedar¨¢ pr¨¢cticamente tiempo para que el BCE empiece a funcionar, como est¨¢ previsto, el 1 de julio. (El comit¨¦ ejecutivo necesita, por lo menos, el mes de junio para ponerse en marcha).
Todo ello sin olvidar que ya existen precedentes en los que el Parlamento Europeo ha informado desfavorablemente sobre alg¨²n ?candidato?. La comisaria danesa de Medio Ambiente, Ritt Bjerregaard, tuvo que ?repetir? audiencia y, peor a¨²n, un candidato portugu¨¦s al Tribunal de Cuentas Europeo vi¨® como su curriculum y ?perfil? eran considerados ?insuficientes? para el puesto. Aunque el voto era consultivo, Portugal decidi¨® retirarle.
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