Asesinado a golpes el obispo de Guatemala dos d¨ªas despu¨¦s de divulgar los cr¨ªmenes del Ej¨¦rcito
Guatemala figura en la relaci¨®n de pa¨ªses donde los prisioneros eran pasados a cuchillo, los perros engordaron devorando cad¨¢veres y el desgarro social causado por sus 36 a?os de guerra interna permanecer¨¢ en la memoria de generaciones. La ¨²ltima salvajada sufrida por el peque?o pa¨ªs centroamericano ocurri¨® la noche del domingo: el obispo auxiliar de Guatemala, Juan Gerardi, de 72 a?os, fue asesinado a golpes en su casa parroquial de la di¨®cesis de San Sebasti¨¢n, muy cerca del Palacio Nacional, dos d¨ªas despu¨¦s de haberse publicado un documento eclesial sobre el obituario de una guerra que castig¨® directamente a m¨¢s de un mill¨®n de nacionales, el 10% de la poblaci¨®n.
El informe atribuye a las Fuerzas Armadas la mayor¨ªa de las barbaridades cometidas durante las operaciones antiguerrilleras, aut¨¦nticas sarracinas en las que poco import¨® la muerte de 100 civiles si entre ellos ca¨ªa un subversivo de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). El Gobierno del conservador ?lvaro Arz¨² y la guerrilla izquierdista firmaron la paz en diciembre de 1996, y un a?o despu¨¦s la Comisi¨®n de Esclarecimiento Hist¨®rico comenz¨® su labor. El ataque contra el prelado, al que destrozaron la cabeza en el garaje de su casa, demuestra la vigencia de los odios incubados y la precariedad de la convivencia entre v¨ªctimas, verdugos, y quienes, como monse?or Gerardi, apostaron por la denuncia. ?Fue asesinado por los escuadrones de la muerte que intentan terminar con el proceso de paz?, afirm¨® Rigoberta Mench¨², premio Nobel de la Paz. El obispo auxiliar de la di¨®cesis metropolitana, fundador en 1989 de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA), hab¨ªa asistido el viernes a la presentaci¨®n del informe, que recoge el testimonio del ?verdadero holocausto? padecido por Guatemala entre 1960 y 1997.
El asesinato del domingo evoca el disparo castrense en el coraz¨®n recibido por el arzobispo salvadore?o ?scar Romero el 24 de marzo de 1980, mientras oficiaba misa. Juan Gerardi, quien durante veinte a?os desarroll¨® su labor pastoral en la zona de los tiros, regres¨® a la casa hacia las diez de la noche despu¨¦s de haber cenado con unos familiares. El criminal le esperaba en el garaje, y all¨ª lo machac¨® con un adoqu¨ªn. El p¨¢rroco adjunto lo encontr¨® encharcado en sangre. ?Al principio no lo reconoc¨ª porque le hab¨ªan destrozado la cara, al parecer nada m¨¢s bajar del carro (coche). Logr¨¦ renococerlo por el anillo de obispo?, manifest¨® Mario Orantes.
Al primer golpetazo en la cabeza siguieron otros once, seg¨²n recuento forense. ?Le dieron golpes, golpes, golpes, que le dejaron fracturados la mayor¨ªa de los huesos, tanto del cr¨¢neo como de la cara?. Edgar Guti¨¦rrez, amigo personal y coordinador del documento diocesano, agrega que fue rematado en el suelo. Diez minutos despu¨¦s el agresor volvi¨® al lugar del crimen para comprobar el ¨¦xito de su obra ?en un modus operandi que monse?or hab¨ªa denunciado ?.
Otras cuatro personas protegieron al homicida, de acuerdo con la versi¨®n, todav¨ªa confusa, de la fiscal¨ªa. Varios mendigos que dormitaban en un costado de la sede parroquial observaron a los cuatro apostados en dos veh¨ªculos. Uno de los indigentes, adolescente, cruz¨® algunas palabras con el supuesto asesino.
Seg¨²n fuentes policiales, el joven mendigo, bajo custodia, sali¨® al paso del asesino con un comentario de circustancias. ??Por qu¨¦ est¨¢ la puerta abierta?? ?Ya la cierro?, le respondi¨® el criminal, que volvi¨® sobre sus pasos, cerr¨® el port¨®n, y desapareci¨® con sus c¨®mplices.
El obispo no desconoc¨ªa lo aventurado de su compromiso. ? Este camino estuvo y sigue estando lleno de riesgos?, reconoci¨® el viernes. ?Pero la construcci¨®n del reino de Dios tiene riesgos y s¨®lo son sus constructores aquellos que tienen fuerza para enfrentarlos?. (EE UU, que ha promovido la paz en Guatemala, solicit¨® ayer al Gobierno de este pa¨ªs una investigaci¨®n ?completa? de la tragedia, informa France Presse. Washington ofreci¨® su ayuda para esclarecer los hechos.)
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