Socio del Sur
LA CUMBRE hispano-marroqu¨ª celebrada estos d¨ªas en Rabat es la primera desde la toma de posesi¨®n del Gobierno del socialista Abderraman Yusufi, que la abri¨® hablando en correcto castellano. El encuentro se inscribe en el esfuerzo espa?ol por hacer del vecino pa¨ªs su mejor socio en la ribera sur del Mediterr¨¢neo. Los avances en el di¨¢logo y la cooperaci¨®n no han hecho desaparecer, sin embargo, las suspicacias rec¨ªprocas. Entre ellas destaca, adem¨¢s del eterno asunto del futuro de Ceuta y Melilla, el problema del S¨¢hara Occidental. En Marruecos se acusa a Espa?a de ser prosaharaui. Ante el refer¨¦ndum previsto para el pr¨®ximo 7 de diciembre en la antigua colonia espa?ola, el Gobierno de Espa?a mantiene una actitud neutral y cooperativa. Lo que ya no puede pretender Rabat es silenciar a la sociedad espa?ola, a las ONG o a los medios de comunicaci¨®n que puedan defender el derecho a la independencia de aquel disputado territorio.
Son obst¨¢culos que no deben entorpecer una relaci¨®n bilateral fruct¨ªfera entre dos socios, que, adem¨¢s, se ve potenciada a trav¨¦s de la pol¨ªtica de la Uni¨®n Europea. Marruecos se ha convertido en el primer destinatario de la ayuda espa?ola no reembolsable a la cooperaci¨®n: 2.200 millones de pesetas en 1997, cifra que puede pr¨¢cticamente duplicarse con la decisi¨®n de una aportaci¨®n suplementaria para microproyectos en el norte de Marruecos. Espa?a ha aceptado adem¨¢s una nueva reconversi¨®n de la cuantiosa deuda marroqu¨ª.
Esta cuarta cumbre bilateral habr¨¢ servido tambi¨¦n para que Marruecos adopte una posici¨®n m¨¢s constructiva en relaci¨®n a un nuevo acuerdo pesquero para cuando el actual expire, en 1999. Tras pregonar que no habr¨¢ nuevo acuerdo, Marruecos se muestra ahora m¨¢s flexible, aunque habr¨¢ que examinar las propuestas que plantee. Lo que puede darse por seguro es que ser¨¢ una negociaci¨®n dif¨ªcil en la que Rabat intentar¨¢ obtener compensaciones no s¨®lo de Espa?a, sino de la UE, que es a quien le corresponde esta negociaci¨®n.
Hay que seguir cultivando este di¨¢logo y estrechamiento de relaciones con un pa¨ªs con el que ya se ha establecido una conexi¨®n el¨¦ctrica, y con el que, probablemente, un d¨ªa quedar¨¢ unida la Espa?a peninsular a trav¨¦s de un t¨²nel (o puente) en el Estrecho.
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