Carne y sangre, por fin
Mientras hac¨ªamos las maletas en la solitaria mansi¨®n de la playa de Buena Vista (??Les rebano el ¨²ltimo coco??), consiguieron Los Tigres del Norte acallar los pesares de nuestra despedida y los indiferentes bramidos del Pac¨ªfico con esta letra que con sangre entra: ?Yo fui taquero en Tijuana, / no me averg¨¹enzo, se?ores; / ahora yo soy negociante, / no digo de los mejores, / pero algunos ah¨ª arriba / me deben muchos favores?. La alusi¨®n, la puntada y la espuela para no ir derechitos, en el todoterreno, al humedal canicular del aeropuerto. Un respiro de nieve de guan¨¢bana. As¨ª que paseamos, durante cerca de dos horas, por el ameno laberinto del mercado central de Zihuatanejo, entre sacos de especias, chiles, jitomates, calabazas, papas y coles, mangos y guayabas, pescados gigantescos y rotundos pedazos de carne ensangrentada de s¨ª misma. El ¨ªndice fuere?o le se?ala al pintor Jos¨¦ Luis Cuevas eso que se supone, y no sin argumento autorizado, que es su materia prima de inspiraci¨®n pl¨¢stica: ?Voy a decirles una cosa en secreto. Todo esto me produce un asco espantoso. Pero, bueno, no quiero defraudarles, porque seguro que ustedes s¨ª saben que a m¨ª me encanta dibujar mataderos, igual que le pasaba a Rembrandt...?. De saber imitar otro acento, ay, nuestra r¨¦plica habr¨ªa estado cantada: ???branlo, que lleva lumbre!?.En el mercado de Zihuatanejo, tambi¨¦n Los Tigres se desga?itaban: ?El que me estorba, lo quito: / ya se me ha vuelto costrumbre?. Y, muy poco despu¨¦s, en el aeropuerto, con la ciudad de M¨¦xico como destino (?Tomen el siguiente avi¨®n, ?s¨ª?, que va a estar retesuave...?), queda a¨²n tiempo de sobra y la curiosidad no nos falta para completar la tonada: ?Yo marco mi territorio / para que nadie se meta, / y al que se meta lo saco / a punta de metralleta / para que aprenda que nadie / pedalea mi bicicleta?. Cuevas exclama: ??Qu¨¦ b¨¢rbaro!?. Pero a los cantadores norte?os, portavoces literales de un prohombre de Tijuana, ya nadie logra frenarlos: ?Yo soy hombre de palabra / y no abro la boca en vano. / Si digo la burra es prieta, / los pelos traigo en la mano?. De ese determinarse nace el h¨¦roe: pues si s¨ª, s¨ª, y si no, no.
M¨¢s modesto o trivial en pertenencias capilares, emprendo el viaje a¨¦reo con una popular revista entre las manos: Alarma!, ?¨²nicamente la verdad? por subt¨ªtulo, experta en cr¨ªmenes a todo color, a toda madre y con m¨®dulos publicitarios sexuales que pronto aqu¨ª vendr¨¢n al caso. (Se llamaba la nuestra El Caso, que lo era, cuyo esp¨ªritu se fue desparramando por todas, aunque perdiendo en todas la morbidez maciza y nacional que tuvo anta?o). Habla el joven que sobrevive sobre el mayor que yace en el suelo, morcillazo sin tripas, silueteado a dedo y con tiza por un agente ducho y pinturero: ?Mi pap¨¢ se dio cuenta de que el asesino caminaba atr¨¢s de nosotros y lo ¨²nico que me dijo fue que caminara aprisa y no me subiera a la banqueta, despu¨¦s el tipo se nos emparej¨® y comenz¨® a dispararle?. As¨ª de simple, buey, consangu¨ªneo y sin pelos en la lengua, al borde de dejar entrever que, en el momento amargo de la mera verdad o chingadera, poco importa que un padre se d¨¦ cuenta.
Las fotos de los delincuentes del momento, cuadro de deshonor en blanco y negro, llevan, en vez de pies, puras patadas. Ni el miembro policial queda a salvo: ?Este policarpo de nombre Jes¨²s Ricardo Herrera D¨ªaz fue arrestado por sus parejas de Seguridad por haber intentado violar a una damita en la ciudad de Villahermosa, Tabasco?. Y esa frase acusatoria va precedida de este titular period¨ªstico: ? ?Le gustaba usar el tolete!? . Tras aclararle yo al lector, en plan deber de altura, que ?joto? aqu¨ª equivale a ?puto? en casa, sepa el curioso en ascuas c¨®mo titula Alarma! el puntapi¨¦ bajo el retrato de un homosexual: ??Joton¨¢n!?; para, a rengl¨®n seguido, informar: ?En una pose muy mayativa, Jonathan P¨¦rez Barrera posa para las c¨¢maras luego de ser atorado por haber tratado de asaltar a un taxista por no haberlo querido en un congal de mariposones?. Y al adolescente droguero le escupen lo del t¨ªtulo a la cara: ??Grifote!?. Para despu¨¦s explicarnos: ?Bien mariguano y pastillo fue detenido Jos¨¦ Cardosa Bautista cuando vend¨ªa yerba mala y psicotr¨®picos a estudiantes. El mariguanero fue detenido por elementos policiacos y el malhechor fue llevado a pasar Semana Santa en prisi¨®n?. Deber y devoci¨®n, al fin unidos.
En este semanario, en suma, se cuenta lo que pasa. Pero los anuncios se ci?en a eso otro que a lo mejor le da por pasarle a otros. Por ejemplo: ??No est¨¢ seguro de poder cumplir como todo un hombre ante una mujer??. Entonces, c¨®mprese el gotero agrandador : ?S¨®lo aplique unas gotas a diario y, en corto tiempo, notar¨¢ la diferencia?. O dec¨ªdase por energetic ; o sea: ?Convi¨¦rtase en un volc¨¢n de pasi¨®n, sorpr¨¦ndase de c¨®mo las chicas solteras, casadas, viudas o divorciadas lo seguir¨¢n buscando, ya que nadie las podr¨¢ satisfacer como usted?. Pero acaso lo mejor sea un cat¨¢logo con fotograf¨ªas, nombres y tel¨¦fonos particulares (?nosotros le mandamos un plato grande para que usted se despache con la cuchara grande?) de 375 ?ardientes y bellas damas?, dispuestas a pagar ?hasta 500 pesos semanales? a los caballeros que les proporcionen ?servicios especiales e ¨ªntimos?. Eso s¨ª, se ruega extrema discreci¨®n.
Y en eso que aterriza el avi¨®n. Vuelven Los Tigres a hablar claro en nombre del prohombre de Tijuana: ?Y no les quepa la duda: / cuando hago alg¨²n movimiento, / la cosa se pone dura?.
(No s¨¦ si de esta forma habr¨¦ cumplido con quienes me reprochan de continuo que nunca hable en mis cr¨®nicas viajeras de la violencia mexicana).
Babelia
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