El control democr¨¢tico
Ma?ana, 2 de mayo, el Parlamento europeo celebrar¨¢ una sesi¨®n plenaria extraordinaria en la que se pronunciar¨¢ sobre la lista de los Estados miembros de la Uni¨®n que acceder¨¢n a la moneda ¨²nica en 1999. La votaci¨®n tendr¨¢ lugar tras un debate, a trav¨¦s del cual los ciudadanos de la Uni¨®n podr¨¢n conocer el porqu¨¦ de las decisiones que tome el Consejo y la opini¨®n de las fuerzas pol¨ªticas con representaci¨®n en el Parlamento europeo. Ser¨¢, por lo tanto, un momento muy importante para la Uni¨®n, para su Parlamento y para sus ciudadanos.La creaci¨®n de una Uni¨®n Monetaria es un gran paso hacia esa Uni¨®n ?cada vez m¨¢s estrecha entre los pueblos de Europa?, a la que se refiere en su pre¨¢mbulo el Tratado de Maastricht. El euro es a la vez un medio para alcanzar este objetivo y un fin en s¨ª mismo, ya que los retos derivados de la creciente globalizaci¨®n de los mercados, la interdependencia de las econom¨ªas o la necesidad de aumentar nuestra competitividad nos exigen actuar en com¨²n. Al mismo tiempo, con el euro en circulaci¨®n, los ciudadanos de los Estados miembros de la Uni¨®n se sentir¨¢n m¨¢s claramente miembros de un mismo espacio pol¨ªtico y econ¨®mico, ya que a diario palpar¨¢n a Europa en sus bolsillos.
Cuando ya nada parece que pueda torcer la llegada del euro, es el momento de plantearse con detenimiento la importancia de contar con mecanismos de control democr¨¢tico de la pol¨ªtica monetaria de la Uni¨®n. Tras las grandes cifras macroecon¨®micas se esconden realidades mucho m¨¢s cercanas a los ciudadanos: la mayor o menor bonanza econ¨®mica, el desempleo, el precio del dinero..., cuestiones muy ligadas a las pol¨ªticas monetarias que en cada momento se apliquen. El Parlamento europeo ha de desempe?ar un papel importante en este aspecto, eso s¨ª, a trav¨¦s de f¨®rmulas respetuosas de la imprescindible independencia del Banco Central Europeo.
La intervenci¨®n del Parlamento en las importantes decisiones del 2 de mayo garantizar¨¢ que ¨¦stas se tomen a trav¨¦s de un procedimiento transparente y basado en criterios objetivos, contribuyendo con ello a aumentar la confianza de los ciudadanos en su futura moneda com¨²n. Una moneda necesita la confianza de los que la usan, y esa confianza determinar¨¢ el verdadero valor del euro. Asimismo, la participaci¨®n de la Euroc¨¢mara en el nombramiento de los futuros directivos del Banco Central Europeo, siguiendo un procedimiento de comparecencias de los candidatos similar al que se aplica en Estados Unidos, ofrecer¨¢ al ciudadano la posibilidad de conocer de antemano a los futuros dirigentes de la pol¨ªtica monetaria y, lo que es m¨¢s importante, sus ideas y programas.
El Tratado de la Uni¨®n Europea ya prev¨¦ reglas concretas para encauzar el di¨¢logo entre el futuro Banco Central Europeo y el Parlamento europeo. Ser¨¢ bueno para todos que se establezca un di¨¢logo continuo entre ambas instituciones y que los directivos del banco comparezcan regularmente ante el Parlamento, representante y portavoz de los ciudadanos, para explicar las decisiones importantes que en cada momento hayan debido tomar, y ello dentro del m¨¢s estricto respeto a la independencia del banco, al que el Parlamento no puede ni debe dar instrucciones. En la resoluci¨®n que ¨¦ste aprob¨® el pasado d¨ªa 2 de abril, ya se se?alaba que el alto nivel de independencia del que va a ser el banco central ?requerir¨¢ un grado an¨¢logamente de responsabilidad democr¨¢tica?.
Al mismo tiempo, una pol¨ªtica monetaria com¨²n exige una mayor coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas de los Estados miembros. La estabilidad de la futura moneda no admite pol¨ªticas divergentes, y por ello el Tratado de la Uni¨®n prev¨¦ sendos procedimientos de supervisi¨®n multilateral y de control del d¨¦ficit excesivo. Este mismo objetivo es el que persigue el Pacto de Estabilidad y de Crecimiento firmado por los 15 Estados miembros para garantizar, si hiciera falta, que las medidas previstas en el marco de los dos procedimientos se aplican sin demora.
El tratado es, en cambio, mucho menos expl¨ªcito en cuanto al control de esa coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas. La participaci¨®n del Parlamento europeo en el establecimiento de las orientaciones generales de la pol¨ªtica econ¨®mica, marco ineludible de la pol¨ªtica econ¨®mica de cada Estado miembro, se limita a la informaci¨®n a posteriori sobre las decisiones tomadas. Creo sinceramente que el d¨¦ficit democr¨¢tico en este ¨¢mbito es bastante evidente.
El Parlamento europeo tiene la obligaci¨®n de controlar ese enorme poder de direcci¨®n econ¨®mica que el tratado concede al Consejo de Ministros de Finanzas de la Uni¨®n y los ciudadanos van a exigir este control en cuanto sus efectos comiencen a sentirse. Las bases para ese control se encuentran en el propio Tratado de la Uni¨®n, pero hace falta desarrollarlas a trav¨¦s de un acuerdo en el que participen el Parlamento, el Consejo de Ministros de la Uni¨®n y la Comisi¨®n Europea.
Se trata de establecer el marco para una participaci¨®n activa del Parlamento en un proceso de toma de decisiones que ha de ser tan eficaz como transparente, permitiendo un debate p¨²blico y democr¨¢tico de las diferentes opciones que se le planteen en cada momento a la pol¨ªtica econ¨®mica europea.
El Parlamento europeo, en cuyos debates monetarios participan y votan todos sus diputados y no ¨²nicamente los procedentes de los pa¨ªses que acceder¨¢n a la moneda ¨²nica, tiene adem¨¢s la importante misi¨®n de recordar que la Uni¨®n Monetaria habr¨¢ de extenderse m¨¢s pronto que tarde a todos los Estados de la Comunidad y de velar para que las puertas del euro est¨¦n efectivamente abiertas a quienes por unas u otras razones no vayan a franquearlas en 1999. Para ello le corresponde garantizar que todos los ciudadanos de la Uni¨®n, a trav¨¦s de sus eurodiputados, participen de igual manera y con el mismo derecho tanto en el desarrollo legislativo de la Uni¨®n Monetaria como en el control democr¨¢tico de las orientaciones del Consejo, as¨ª como en la informaci¨®n sobre las decisiones que tome el Banco Central Europeo y las motivaciones de las mismas.
En breve, la mayor parte de los pa¨ªses que conforman la Uni¨®n Europea iniciar¨¢ un camino sin retorno hacia una integraci¨®n m¨¢s profunda y tambi¨¦n m¨¢s solidaria. Los efectos de esta decisi¨®n sobre el ciudadano de a pie ser¨¢n directos y tangibles. Corresponde al Parlamento europeo velar porque sean, tambi¨¦n, plenamente positivos.
Jos¨¦ Mar¨ªa Gil-Robles es presidente del Parlamento europeo.
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