Oliendo el pupitre
Al menos durante una semana al a?o, en el Colegio P¨²blico Nuestra Se?ora de la Candelaria de Benagalb¨®n (M¨¢laga) los maestros no mandan. Los alumnos deciden y los padres colaboran. Cada a?o, desde hace 19, profesores, alumnos y padres organizan una semana cultural que hacen coincidir con la fiestas del pueblo a la que otorgan car¨¢cter monogr¨¢fico. En ella todos arriman el hombro y todos participan. Este a?o, y durante toda la semana pasada, el lema ha sido La educaci¨®n hoy. El programa ha sido variado: conferencias de cooperantes en el tercer mundo o del delegado de Educaci¨®n de la Junta; representaciones teatrales a cargo de los chavales o grupos profesionales; lecturas po¨¦ticas de las madres; el montaje de un mural o del cari?ograma realizado por el pintor Buly, donde alumnos y maestros se intercambian mensajes positivos; exposiciones donde se mezclan los trabajos manuales de los chavales con las enciclopedias ?lvarez, donde los maestros memorizaron aquella Espa?a una, grande y libre... Pero entre todas las actividades, una destaca sobre las dem¨¢s: la transformaci¨®n de las aulas en salas donde se explica la escuela a trav¨¦s de los cinco sentidos. A trav¨¦s de un t¨²nel realizado con telas de saco y papeles higi¨¦nicos tintados se accede a un recorrido inusual, confeccionado por ni?os, profesores y padres, por lo que es, o deber¨ªa ser, una escuela sensorial. La propuesta es muy atractiva. En la sala de la vista se recuerda la relatividad de los juicios y c¨®mo no es lo mismo ver que mirar. Los maestros muestran sus fotograf¨ªas escolares: uniformados delante del mapamundi con el aguilucho a las espaldas. Muchos adjuntan sus notas. Algunas no son lo que se dice ejemplares. "Quer¨ªa que los ni?os supieran que nosotros tambi¨¦n suspend¨ªamos", explica Mar¨ªa Jos¨¦ Cobos, una de las maestras. Tambi¨¦n pueden verse fotograf¨ªas actuales de los maestros: contrapicados que recuerdan al visitante c¨®mo un p¨¢rvulo ve a estos semidioses. En la sala del tacto se entra con los ojos vendados y descalzo. En cajas con agujeros se palpa para descubrir objetos cotidianos de las escuela: l¨¢pices, tizas, gomas... El suelo est¨¢ lleno de chinos, telas, pl¨¢sticos de burbujas: la experiencia muestra la poca costumbre que tenemos de utilizar y discriminar la informaci¨®n que nos dan ciertos sentidos. Un planteamiento parecido se produce en la sala del olfato, donde plastilinas, romero y especias de cocina embriagan de golpe. En la del o¨ªdo, hay que adivinar a qu¨¦ corresponden los ruidos grabados por un miembro de la Asociaci¨®n de Padres, el periodista y guionista de televisi¨®n Enrique D¨ªaz durante una jornada escolar. No es sencillo: "As¨ª sentir¨ªa la escuela un ciego analfabeto". Finalmente, en la sala del gusto se homenajea solapadamente a uno de los orgullos del Colegio de Benagalb¨®n: su cocinera: Ana Silva, due?a del restaurante malague?o Estaci¨®n T¨¦rmino, y cuya excelencia culinaria ha llevado a que durante la semana cultural se celebren unas jornadas gastron¨®micas, donde cada d¨ªa se cocinan exquisitos platos confeccionados con productos andaluces y afines a la dieta mediterr¨¢nea. Comer en ese colegio es un privilegio. "Nuestra intenci¨®n es que el colegio est¨¦ integrado en la comunidad y creo que se ha conseguido", dice Jos¨¦ Mar¨ªa Cerezo, el director, quien reflexiona sobre el aspecto educativo a las puertas del siglo XXI: "A la escuela de hoy le echan demasiada responsabilidad a las espaldas: en el futuro habr¨¢ que definir el papel de cada uno si queremos ser ¨²tiles a la comunidad".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.