Un reino desunido
La reforma constitucional emprendida por Tony Blair marca las distancias sobre los anteriores Gobiernos conservadores. Frente al af¨¢n centralizador de Margaret Thatcher y su sucesor, John Major, el Nuevo Laborismo opta por devolver el poder a las regiones que componen el Reino Unido. El calendario comenz¨® con los referendos en Gales y Escocia y sus respectivos respaldos al proyecto aut¨®nomico.A la Asamblea de Cardiff y al Parlamento de Edimburgo, que deber¨¢n estar en marcha en el a?o 2000, se suma la oferta de autogobierno para el Ulster. De aprobarse en refer¨¦ndum el hist¨®rico acuerdo del Viernes Santo, la Asamblea de Belfast estar¨¢ funcionando a partir de junio.
El electorado de estas regiones no es el ¨²nico que se beneficiar¨¢ del giro dado por los laboristas al llamado ?d¨¦ficit democr¨¢tico?. Los londinenses contar¨¢n por primera vez con un alcalde electo de confirmarse los sondeos de intenci¨®n de voto en el refer¨¦ndum que se celebra la semana entrante.
Y si el gobierno local unitario funciona en la capital, el proyecto podr¨ªa extenderse a otras ciudades brit¨¢nicas. De igual forma, el proyecto auton¨®mico se aplicar¨¢ a las regiones inglesas cuando sus residentes as¨ª lo exijan.
Por otra parte, el Ejecutivo laborista ha prometido transformar la C¨¢mara de los Lores, y revisa actualmente el sistema electoral basado en el principio de la mayor¨ªa absoluta. Las elecciones al Parlamento Europeo se celebrar¨¢n bajo el sistema proporcional, que, de aplicarse a los comicios al palacio de Westminster, transformar¨¢ radicalmente el mapa pol¨ªtico del Reino Unido.
La descentralizaci¨®n del poder que promueve Blair choca con su estilo presidencial de gobierno y su defensa del mantenimiento de la Uni¨®n. El primer ministro impone tal disciplina dentro de su partido que la presidenta del Parlamento amonest¨® a los nuevos diputados laboristas por su falta de coraje.
En Escocia, por otra parte, el ascenso en los sondeos de opini¨®n del Partido Nacionalista Escoc¨¦s amenaza a corto plazo al tradicional dominio laborista y, junto al potencial desarrollo del proyecto pol¨ªtico norirland¨¦s, lleva a algunos a pensar ya en el desmantelamiento del Reino Unido en un futuro no lejano.
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