Trump est¨¢ de vuelta, bienvenidos a la pesadilla
No hay que ser un fan¨¢tico de las teor¨ªas de la conspiraci¨®n para notar que varias de las pol¨ªticas que Trump preconiza suenan a las que tomar¨ªa el Gobierno en una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n dist¨®pica
A¨²n no es el presidente, porque su toma de posesi¨®n est¨¢ programada para el 20 de enero de 2025, pero Donald Trump ya va dejando brochazos inquietantes de las medidas que pretende imponerle a su pa¨ªs y al planeta entero en cuanto el poder le pertenezca otra vez. Y las l¨ªneas que traza su discurso conforman un panorama bastante siniestro, a pesar del entusiasmo un poco hist¨¦rico que manifiestan sus seguidores en los Estados Unidos (y, no lo olvidemos, tambi¨¦n fuera de ellos: en Am¨¦rica Latina estamos llenos hasta las orejas de trumpistas de ocasi¨®n).
No hay que ser un fan¨¢tico de las teor¨ªas de la conspiraci¨®n para notar que varias de las pol¨ªticas que Trump preconiza suenan a las que tomar¨ªa el Gobierno en una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n dist¨®pica y habr¨ªan sido inimaginables hace tan solo un par de decenios. Pero ahora, de la mano del multimillonario, pueden convertirse en realidad.
Veamos. Trump ha anunciado repetidamente que planea ordenar deportaciones masivas de migrantes indocumentados. Y se calcula que hay once millones de personas en tales circunstancias en territorio estadounidense. Echarlas a todas representar¨ªa un ¨¦xodo humano sin precedente alguno en la historia y, con toda probabilidad, una tragedia de proporciones b¨ªblicas. Pero algunos no ven esto. Por ejemplo, el sol¨ªcito Gobierno del estado de Texas, uno de los que tiene una mayor proporci¨®n de habitantes de origen hispano, ya le ha ofrecido a Trump cientos de hect¨¢reas gratis para que se instalen en ellas campos de concentraci¨®n de migrantes, en los que ser¨ªan internados antes de su expulsi¨®n.
No importa si oficialmente los llaman ¡°centros de seguridad¡± o cosa semejante: el lenguaje legal es lo menos. Hablamos de campos de concentraci¨®n en territorio continental estadounidense. Barracas llenas de ancianos, ni?os, mujeres y j¨®venes, que, en muchos casos, fueron a Estados Unidos para reunirse con sus familiares, y que, en general, llegaron all¨ª en busca de mejores oportunidades de las que encuentran en sus propios pa¨ªses. De eso, de prosperar en libertad sin importar la condici¨®n social o el origen, se trataba el American Dream, concepto del que se enorgullec¨ªa el pa¨ªs hasta hace cinco minutos. Y por eso, a lo largo de incontables a?os, millones de migrantes han sido atra¨ªdos: ingleses, alemanes, irlandeses, italianos, chinos, indios, hispanos, etc¨¦tera. Pero el dream ahora es nightmare.
Trump decidi¨® convertir a los migrantes en los hombres de paja de sus iras y les atribuy¨® los males econ¨®micos y de seguridad de su pa¨ªs. Desde su primera campa?a y mandato presidencial se dedic¨® a criminalizarlos. Se ha prodigado en insultos, descalificaciones y mentiras. Y, a fuerza de remacharlo, discurso tras discurso, ha conseguido vender muy bien su obsesi¨®n. Las buenas cifras electorales que registr¨® ante los propios hispanos lo comprueban. Millones de estadounidenses est¨¢n de acuerdo con barrer a los migrantes, y con el papel de delatores y acusadores que les ha sido asignado.
Pero Trump piensa ir m¨¢s all¨¢. Ahora dice que declarar¨¢ grupos terroristas a los c¨¢rteles mexicanos. M¨¢s all¨¢ de que resulta imposible ¡°defender¡± a las organizaciones criminales, por m¨¢s en desacuerdo que se est¨¦ con Trump, queda la duda de la verdadera agenda detr¨¢s de esa declaraci¨®n. ?Trump va a expulsar hacia M¨¦xico a millones de personas y a intervenirlo militarmente si le pega la gana? Si esto no es distop¨ªa pura, no es nada.
Lo peor, parece, est¨¢ por venir.
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