"La humanidad se quedar¨¢ coja si sigue usando tantas playeras"
Juan Manuel Garrido, experto en cortar suelas de cuero, lamenta la progresiva desaparici¨®n de los zapateros de arreglos
, San Pancracio reina entre cientos de suelas, plantillas y tacones. Un radiocasete pone aires mundanos entre las cosas del cielo y las del suelo. En medio, Juan Miguel Garrido Miguel -"tengo un nombre algo capic¨²a"- defiende un oficio en extinci¨®n: almacenista de curtidos.
"Bueno, en realidad me considero un milagrero", ironiza este hombre de 50 a?os. Sus prodigios son dos: mantener abierto un negocio como ¨¦ste en los tiempos del usar y tirar y recomponer cualquier maleta o cintur¨®n.
En su vetusta tienda-taller de la calle de Carolinas, 6 (Tetu¨¢n), Garrido explica los detalles de un gremio que, seg¨²n sus datos, tiene menos de 30 profesionales en Madrid. "Hay dos tipos de almacenistas de curtidos. Unos venden pieles. Otros suministramos materiales a los zapateros". Y llega uno de ellos.
-Me pone un kilo de rebajes de suela.
-C¨®mo no.
Juan Miguel llena una bolsa con trozos de cuero. La pone en uno de los dos platillos de la b¨¢scula y en el otro instala la preceptiva pesa met¨¢lica.
-Pasa un poco.
-No importa.
El monto de la venta supone poco m¨¢s de 500 pesetas, que van a un caj¨®n. La caja registradora no es imprescindible. Ni los c¨®digos de barras que exige Bruselas.
El progreso ha dejado poca mella en Curtidos Garrido, pero el tiempo no ha pasado en balde. Juan Miguel ha visto cambiar el oficio a lo largo de cuatro d¨¦cadas, desde que era ni?o y repart¨ªa los paquetes al hombro. "Por las noches iba a estudiar a una academia. As¨ª eran esos tiempos". En la tienda llegaron a trabajar cuatro personas. Ahora s¨®lo queda ¨¦l: "No da para m¨¢s".
"Antes no hab¨ªa zapatero que no tuviera un oficial, y la mayor¨ªa fabricaba calzado. Eso se ha acabado. Buena parte de los zapatos modernos son de mala calidad y no se pueden arreglar, as¨ª que los reparadores tienen menos trabajo. En esta zona lleg¨® a haber m¨¢s de cien zapateros de arreglos y s¨®lo queda una docena", explica.
Los males son modernos. "El negocio empez¨® a estar enfermo hacia 1990. Desde entonces no ha hecho m¨¢s que agravarse", afirma Garrido. El almacenista, que ve dif¨ªcil la reconversi¨®n -"supone unos gastos dif¨ªciles de afrontar"-, ha diversificado su oferta hacia betunes y plantillas, "pero la gente compra muchas de estas cosas en los hipermercados". Por eso ¨¦l potencia las composturas, para aliviar la crisis. Mientras se afana en una de ellas -un bolso de viaje con una rueda de menos-, habla del grueso de sus clientes no profesionales: los jubilados.
"Hay mucha gente, sobre todo mayor, que se arregla los zapatos en casa". Vienen en busca de una pareja de tapas o de filis (125 pesetas el par) de pl¨¢stico o goma. Tambi¨¦n existen compradores para las suelas de cuero, que Garrido corta con una veterana troqueladora.
La colecci¨®n de hormas met¨¢licas (troqueles) espera alineada en la pared. Juan Miguel elige una y la coloca a guisa de plantilla sobre la plancha de cuero. La m¨¢quina corta una suela para zapato femenino (500 pesetas el par, 700 para calzado masculino). Los recortes se guardan: son los rebajes que se venden al peso.
"Cada vez se piden menos suelas de cuero", sentencia Garrido. Las vacas han perdido la partida frente a la goma y los pl¨¢sticos. "Adem¨¢s, hay que ver lo mucho que usa la gente las zapatillas de deporte. Como siga poni¨¦ndose tanto las playeras, la humanidad se va a quedar coja, porque los pies no transpiran", advierte. Antes de que eso ocurra, el almacenista, que hered¨® tienda y t¨¦cnica de su padre, sabr¨¢ si puede transmitirlos a su hijo. "Tengo un chico, pero de momento no quiere esto ni en pintura, porque ve los problemas", concluye.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.