Duisenberg presidir¨¢ el Banco Central Europeo
El Banco Central Europeo (BCE) es la piedra angular sobre la que se edificar¨¢ la pol¨ªtica monetaria que debe acompa?ar el nacimiento del euro. A su frente estar¨¢ un hombre, el holand¨¦s Wim Duisenberg, cuya candidatura fue defendida con ardor desde el primer momento por el selecto club de los gobernadores de los bancos nacionales de los 11 pa¨ªses que integrar¨¢n la moneda ¨²nica. Duisenberg es la persona que los mercados financieros y la gran banca -no s¨®lo europea, sino tambi¨¦n internacional- desean que dirija la puesta en marcha del que ser¨¢ uno de los bancos m¨¢s poderosos del mundo y, desde luego, el m¨¢s independiente que haya existido nunca.
Fue posiblemente la rapidez y unanimidad con la que los banqueros y t¨¦cnicos se pusieron de acuerdo sobre la persona que deb¨ªa dirigir la pol¨ªtica monetaria europea lo que hizo que su nombramiento sufriera m¨¢s avatares de los previstos. La candidatura de Duisenberg se present¨® en algunos medios pol¨ªticos como una imposici¨®n ?t¨¦cnica?, consecuencia no tanto del poder¨ªo de los Gobiernos alem¨¢n y holand¨¦s sino del liderazgo del Bundesbank.?ste fue el argumento que utiliz¨® Francia para lanzar otra candidatura. Par¨ªs ya hab¨ªa perdido la guerra para conseguir que el BCE estuviera dirigido por una personalidad con conocimientos t¨¦cnicos, pero, sobre todo, con calado pol¨ªtico.
El Tratado de Maastricht rehus¨® completamente esa idea y dej¨® claro que el comit¨¦ ejecutivo del banco tendr¨ªa que estar formado por ?personas de reconocida experiencia profesional en temas monetarios o bancarios?. Pero tambi¨¦n qued¨® claro que los nombramientos concretos ser¨ªan potestad exclusiva de los jefes de Gobierno y Estado y resultado de una negociaci¨®n esencialmente pol¨ªtica.
La nueva batalla lanzada por el presidente Chirac, y que resuelta ayer con un acuerdo que permite a todos salvar la cara, se plante¨® siempre en estos t¨¦rminos. Francia no opuso la candidatura de un pol¨ªtico, sino la del gobernador del Banco de Francia, Jean-Claude Trichet, una persona que nunca ha contado con la simpat¨ªa de Chirac, precisamente por su perfil t¨¦cnico y ortodoxo.
Al defender a Trichet, un especialista que har¨ªa al frente del BCE una pol¨ªtica monetaria mim¨¦tica a la de Duisenberg o la de Tietmeyer, Par¨ªs demostr¨® que no pretend¨ªa influencia pol¨ªtica en la direci¨®n del banco, sino resaltar el papel de Francia y de los jefes de Estado. Al final, sus argumentos fueron escuchados en parte, a cambio de que aceptara, a su vez, que la presencia de Wim Duisenberg, al menos durante la primera fase del euro, es la ¨²nica que puede tranquilizar al mundo financiero y bancario.
Duisenberg es precisamente, desde hace a?os, una de las personalidades m¨¢s relevantes de ese mundo. Su prestigio empez¨® a cimentarse cuando era ministro de Econom¨ªa y Finanzas en el Gobierno socialista de Joop den Uyl (entre 1973 y 1977) y decidi¨® dar un giro radical a su pol¨ªtica. De ser un keynesiano al que no asustaba incrementar el d¨¦ficit p¨²blico pas¨® a preconizar un control estrecho del gasto y el anclaje del flor¨ªn al marco alem¨¢n. Su paso posterior al Banco Central de los Pa¨ªses Bajos le permiti¨® desarrollar plenamente este enfoque m¨¢s ortodoxo.
Como gobernador, Duisenberg, que sigui¨® pagando su cuota como militante socialista, consigui¨® por dos veces el Liberale Vonk, un premio que se concede en Holanda a quienes mejor defienden opiniones e ideas liberales. Socialdem¨®cratas y liberales han coincidido siempre en que es un hombre que no duda en expresar su opini¨®n discrepante, defiende sincera y tozudamente la necesidad de que los bancos centrales sean independientes y es un t¨¦cnico excepcional.
Ayer, Wim Duisenberg consegu¨ªa por fin el puesto que m¨¢s puede ambicionar un experto en banca p¨²blica. Presidir¨¢ el Comit¨¦ Ejecutivo del Banco Central Europeo, el organismo encargado de dise?ar y aplicar la pol¨ªtica monetaria de 11 pa¨ªses diferentes.
Dentro del comit¨¦, cada miembro dispondr¨¢ de un voto, pero ser¨¢ el presidente quien personifique la independencia y poder¨ªo del banco, equiparable en influencia (incluso con menos controles) a su colega el presidente de la Reserva Federal estadounidense, Alan Greenspan.
Los 11 Gobiernos han confiado a Duisenberg la lucha contra la inflaci¨®n y la defensa de la estabilidad de su moneda en los primeros a?os de su nacimiento, probablemente los m¨¢s delicados. De su capacidad para inspirar confianza y ?calcular al mil¨ªmetro a lo que puede aspirar una divisa?, es decir, de su habilidad para defender el euro sin perjudicar las posibilidades de crecimiento de la econom¨ªa europea, depender¨¢ en buena parte el ¨¦xito de la aventura.
El nuevo zar, un gigante de casi dos metros, peque?os ojos muy azules y desordenada pelambrera blanca, est¨¢ convencido de que es la persona m¨¢s indicada para esa tarea y de que en menos a?os de los ocho que su mandato establece ser¨¢ capaz de imprimir su sello al Banco Central Europeo.
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