Los temidos "delitos comerciales"
La exigencia de los distribuidores japoneses ha supuesto un obst¨¢culo para los modistas espa?oles, que han sabido superarlos. Antonio Pernas lo sabe bien, desde que el a?o pasado le enviaron una serie de cartulinas detallando env¨ªos suyos en mal estado . Y es que, a diferencia de Espa?a, en Jap¨®n, encontrar cosas como restos de alfileres en los trajes acabados y puestos a la venta supone un delito comercial. ?Recurr¨ª r¨¢pidamente a mi agente japon¨¦s para que la cosa no fuera a mayores y el problema se solucion¨®. Este mercado es muy estricto, pero, al final, tambi¨¦n es dialogante?, a?ade el modista.Como ¨¦l, otras marcas como Adolfo Dom¨ªnguez y Loewe fueron pioneros de la conquista del mercado japon¨¦s, pese a sus exigencias, y hoy siguen vendiendo gracias, entre otras cosas, a la fidelidad por la que se caracterizan los comerciantes japoneses cuando se comprometen con un producto de calidad. Ambos esperan aumentar sus cifras de ventas este a?o.
El primero ultima fuertes negociaciones que dar¨¢ a conocer en un mes. Y la segunda ha hecho del mercado japon¨¦s su segundo en importancia y pretende renovar su imagen ampliando el sector de la l¨ªnea masculina. Mientras tanto, otros como el catal¨¢n Antonio Mir¨® estudian la posibilidad de renovar su imagen con la apertura de tiendas independientes enfocadas, en su caso, a un mercado joven.
Un buen momento
Mir¨® abrir¨¢ una tienda en Tokio y otra en Nagoya antes de finales de a?o, que compaginar¨¢ con sus 31 corners en grandes almacenes y otra tienda. ?Ahora es un buen momento para los dise?os espa?oles, porque el consumidor japon¨¦s es muy marquista, sobre todo la gente joven. Y la tendencia japonesa en este momento es la de un mercado bastante joven, entre 15 y 25 a?os?, afirma Mir¨®, que lleva 10 a?os de presencia en Jap¨®n y que prev¨¦ beneficios de 170 millones de pesetas el pr¨®ximo a?o.El catal¨¢n Josep Font tambi¨¦n tiene previsto lanzarse al mercado japon¨¦s gracias a su contrato con Itokin (la misma firma que representa a Sybilla). ?Los japoneses compran mucho y aquello que les gusta. Yo apuesto por demostrar que cierta parte de una colecci¨®n experimental o de creaci¨®n es comercializable?, explica el dise?ador, que comienza a lanzar sus colecciones en 35 puntos de venta y que, por tanto, no ha sufrido los efectos de la crisis asi¨¢tica y el descenso de pedidos que aseguran haber experimentado otros dise?adores espa?oles en Jap¨®n en la ¨²ltima temporada.
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