Una ausencia imposible de cubrir
, Con la honestidad que le caracteriza, Guardiola anunci¨® su capitulaci¨®n. No jugar¨¢ el Mundial que m¨¢s anhelaba: en Francia, en su mejor edad, en un excelente equipo, junto a los muchachos de la generaci¨®n del 92. Ha tenido la voluntad, pero le ha faltado el tiempo, para vencer una sibilina lesi¨®n muscular. Para Guardiola, que tiene una pasi¨®n febril por el f¨²tbol, la renuncia es devastadora. Para la selecci¨®n, tambi¨¦n.
Clemente ha actuado con generosidad y buen juicio. Ha esperado a Guardiola sin importarle su largu¨ªsima inactividad, dispuesto a confiarle un papel capital en el equipo. Dos personas con una percepci¨®n radicalmente opuesta del f¨²tbol han terminado por confluir en lo esencial: Clemente ha entendido la trascendencia y la clase de Guardiola, y ¨¦ste hab¨ªa encontrado un lugar apropiado en el ecosistema del seleccionador. De su condici¨®n secundaria en el Mundial 94 y de su ausencia en la Eurocopa 96, hab¨ªa pasado a desempe?ar un liderazgo evidente durante la fase de clasificaci¨®n.
Sin Guardiola, la selecci¨®n pierde una referencia indiscutible en un puesto que ahora no dispone de un verdadero especialista. Hierro es un central que Clemente convierte en director de juego. No vive su mejor etapa y le falta frescura f¨ªsica. A Amor le falta actividad y vuelo. Celades todav¨ªa est¨¢ en una fase exploratoria del puesto. Los tres son futbolistas prestigiosos, pero ninguno es Guardiola y lo que significa: criterio, clase, pasi¨®n y grandeza. Su ausencia ser¨¢ imposible de cubrir.
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