El Espanyol remata al Madrid
Un gol de Roberto compromete las aspiraciones del equipo blanco en la Liga
Ni pintando el campo de blanco levanta cabeza el Madrid. La Liga es un v¨ªa crucis para el colectivo de Heynckes. No atiende ya ni al paisaje ni al car¨¢cter del choque. Necesitaba ayer el triunfo y sali¨® derrotado de Montju?c para disgusto de su hinchada, que fue casi tan numerosa como la blanquiazul.El partido result¨® un calvario para el madridismo. Obsesionado como est¨¢ con la cita de Amsterdam, anoche tir¨® pr¨¢cticamente el segundo puesto del campeonato y, por tanto, se dispone a jugar la temporada a la ruleta rusa el d¨ªa 20 contra el Juventus.
Frente a la actitud absentista del Madrid en un partido con timbre de final por su trascendencia en la tabla, el Espanyol despleg¨® un trabajo de equipo meritorio que, a falta de objetivos cuantificables, le permiti¨® despedir a Camacho y decirle adi¨®s a la temporada en el estadio Ol¨ªmpico con grandeza. Diligente como es su norma en la parte trasera, achic¨® mucho en la medular y lleg¨® con tanta reiteraci¨®n al balc¨®n del ¨¢rea que mereci¨® la victoria. No le cost¨® rematar a un Real Madrid cuyo desplome no parece tener l¨ªmite. Impotente, el equipo blanco negoci¨® otra derrota como las que ha venido sumando desde la segunda quincena de noviembre, la ¨²ltima vez que gan¨® en campo contrario.
Espanyol: Toni; Crist¨®bal, Pochettino, Pacheta, Arteaga; Roberto, Brnovic (Cobos, m
68), Sergio, Pralija; Luis (Javi, m. 68); y Ben¨ªtez (Milosevic, m. 84).Real Madrid: Illgner; Panucci, Hierro, Sanchis, Roberto Carlos; Karembeu (Suker, m. 50), Redondo, Seedorf, Amavisca (V¨ªctor, m. 73); Ra¨²l y Mijatovic. Gol: 1-0. M. 72. Pralija controla un bal¨®n por la izquierda, centra al punto de penalti y Roberto, solo, remata forzado a la red. ?rbitro: P¨¦rez Burrull, c¨¢ntabro. Mostr¨® tarjeta amarilla a Ben¨ªtez, Karembeu, Crist¨®bal, Roberto y Sergio. Unos 30.000 espectadores en Montju?c. Numerosa presencia de seguidores del Real Madrid. Noche agradable. Terreno de juego en buen estado.
El Madrid fue un equipo descosido ante el porte marcial de su adversario. Tiene el Espanyol tan memorizados los automatismos de juego, sabe tanto de Camacho, que no necesita nada m¨¢s que el bal¨®n para ponerse en marcha. El m¨¦todo est¨¢ garantizado, con independencia de la n¨®mina de efectivos y del rival. Pese a faltarle ayer medio equipo y tener enfrente al Madrid, el equipo blanquiazul mantuvo su f¨²tbol f¨ªsico, vigoroso, combativo. Un juego directo, cuerpo a cuerpo, presionante, que ahog¨® al grupo de Heynckes.
El Madrid estuvo largo rato a disgusto en la cancha. Partido por la mitad, anduvo a gatas atr¨¢s y estuvo parado delante. Fue un vagabundo. No tuvo un hilo conductor de juego y se debati¨® en mil discusiones futbol¨ªsticas que no le llevaron a ninguna parte. Jug¨® con el retrovisor puesto. Los errores en la salida del bal¨®n fueron tan reiterados que el equipo estuvo siempre de cara a su portero.
Seedorf e Hierro, por ejemplo, habilitaron a Luis y Roberto en dos remates de gol, Pralija y Brnovic dispusieron de espacio y tiempo para entrar por banda, y Ben¨ªtez se dej¨® caer con gusto entre l¨ªneas. El Real Madrid s¨®lo lleg¨® en el primer tiempo con un remate fallido de Roberto Carlos y cuando, al filo del descanso, Ra¨²l entr¨® por una vez en contacto con la pelota. Baj¨® a recibir a medio campo y combin¨® con Mijatovic hasta la entrada del ¨¢rea, momento en que Pacheta meti¨® su zurda y frustr¨® el gol.
No hubo m¨¢s ante el marco de Toni hasta el segundo tiempo. Diseminado en el campo, sin una velocidad ¨²nica, el Madrid no conect¨®. No supo nunca qu¨¦ hacer. La falta de Morientes avalaba la llegada al ¨¢rea con la pelota controlada, y sin embargo, las transiciones murieron en el ombligo del campo. Estuvo fundido, a merced del Espanyol. A la salida de Suker, una manera de anunciar que Heynckes ped¨ªa la victoria, replic¨® el grupo de Camacho con un f¨²tbol muy combinativo, vertical, que gener¨® dos ocasiones de muy buen ver, una desperdiciada por Roberto y otra por Ben¨ªtez.
Hasta que no lleg¨® el ¨²ltimo tramo, el Madrid no se fue a por el partido. Recuper¨® la ambici¨®n, le dio ritmo a la contienda y oblig¨® al Espanyol a recular. Las ocasiones de gol fueron repicando entonces en el marco de Toni. Seedorf remat¨® al cuerpo del portero al igual que Hierro. Parec¨ªa que el partido hab¨ªa virado hacia el equipo blanco hasta que, en una contra, Roberto se encont¨® solo en el ¨¢rea chica y bati¨® a Illgner.
El gol no estimul¨® para nada al Madrid. Le bast¨® al Espanyol con mantener su disciplina para combatir el acoso desmembrado de un contrario que nunca pareci¨® ser consciente de lo que estaba en juego. Mantuvo el mismo tono soso y deca¨ªdo de los ¨²ltimos partidos y se ha entregado a su suerte, para suerte de sus perseguidores, dispuestos hoy a aprovechar la blandura blanca.
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