Sepulcros y saltimbanquis
La inquietante infancia de Paul Naschy, el 'hombre lobo' madrile?o, marc¨® su destino como cineasta del terror
Jacinto Molina se llev¨® el primer susto de su vida cuando no levantaba un palmo del suelo. Fue en un cine de la Gran V¨ªa, al ver aparecer en la pantalla a la madrastra de Blancanieves. Esto sucedi¨® hace sesenta a?os y aquel ni?o que se moj¨® de miedo los pantalones se transform¨® con el tiempo en un personaje terror¨ªfico, en un hombre lobo, en un muerto viviente, en el mism¨ªsimo conde Dr¨¢cula. Para el cine, por supuesto, y con el nombre art¨ªstico de Paul Naschy. Con motivo del 30 aniversario de su bautismo cinematogr¨¢fico como actor y guionista en La m¨¢scara del hombre lobo, acaba de publicar sus memorias, y la revista Fangoria -la m¨¢s importante del mundo sobre cine fant¨¢stico y de terror- le dedic¨® el pasado mes de enero un homenaje en Nueva York.Nacido en la madrile?a calle de Postas hace 68 a?os, Paul ha tenido una vida alucinante que le ha marcado como cineasta de terror, seg¨²n ¨¦l mismo reconoce. De la mano de su t¨ªo materno, Jacinto recorri¨® de ni?o el Madrid m¨¢s t¨¦trico y l¨²gubre de la posguerra.
"?bamos a los cementerios y me obligaba a reflexionar sobre la muerte", recuerda. "Ten¨ªa una latencia rom¨¢ntica muy fuerte y me regalaba libros de B¨¦cquer y Espronceda. Me llevaba a la Ciudad Universitaria. Aquel paisaje lleno de trincheras, nidos de ametralladoras y edificios agujereados como un queso gruy¨¨re se me qued¨® grabado en la memoria". El hombre ingres¨® en un convento y muri¨® de una perforaci¨®n intestinal antes de cumplir los 40 a?os.
Otro de sus t¨ªos, Emilio, le llevaba a las tertulias literarias. Conoci¨® a Jacinto Benavente, a Wenceslao Fern¨¢ndez Fl¨®rez y a uno de los personajes que m¨¢s le han impresionado en su vida, el pintor madrile?o Jos¨¦ Guti¨¦rrez Solana. "Me qued¨¦ boquiabierto cuando entr¨¦ en su casa. Ten¨ªa aut¨®matas, calaveras, f¨®siles, conchas, relojes y una criada saltimbanqui que tras abrirnos la puerta comenz¨® a dar volteretas por el pasillo".
El rostro de su t¨ªo Emilio y el de su padre est¨¢n inmortalizados en los dos angelotes de La Cibeles, esculpidos por su abuelo, un escultor llamado Emilio Molina.
Las catedrales g¨®ticas fascinaron a Paul, "con sus sepulcros de alabastro de nobles y condestables, los antiguos altares, las ojivas y rosetones, que me servir¨ªan de inspiraci¨®n a?os despu¨¦s".
Hizo amistad con Jarabo (el famoso asesino madrile?o ajusticiado en 1959), al que conoci¨® en la bolera Bulevard y con ¨¦l se corri¨® las primeras juergas. "Me di cuenta de que ten¨ªa una personalidad extra?a. Era simp¨¢tico, pero tambi¨¦n muy violento". Asegura que alguien grab¨® su ajusticiamiento a garrote vil en una cinta en s¨²per 8. "Yo la he visto, pero no puedo decir qui¨¦n la tiene".
Se aficion¨® al cine en su barrio de Arg¨¹elles, del que no se ha movido. "Mi madre me llevaba a las sesiones de jornada.Las pel¨ªculas se proyectaban en tres sesiones, una por semana. A¨²n recuerdo t¨ªtulos como Los tambores de Fumanch¨² o El misterioso doctor Sat¨¢n". Le gustaba sobre todo el western. Vio 14 veces Duelo al sol. "So?aba con salir en la pantalla vestido de negro, con pistolas de culata de n¨¢car y el eco de las espuelas por aquellas calles ba?adas por el sol del atardecer". No se proyectaban apenas pel¨ªculas de terror. "Estaban muy castigadas por la censura, a¨²n no me explico por qu¨¦".
En la peleter¨ªa que su padre ten¨ªa en la calle de la Princesa vio de cerca a alguno de sus h¨¦roes. "John Wayne aprovechaba sus rodajes en Espa?a para hacer encargos a mi padre. Se llev¨® al menos treinta chaquetas de esas t¨ªpicas de ante que sacaba en las pel¨ªculas de vaqueros. Tambi¨¦n el Indio Fern¨¢ndez nos compraba las fundas de los rev¨®lveres". Por la tienda desfilaron, entre otros,Cary Grant, Cantinflas, Rita Hayworth y Sof¨ªa Loren.
Estudi¨® en el Colegio Alem¨¢n de Madrid, en los escolapios de San Fernando y en el instituto Ramiro de Maeztu. Se decidi¨® por la Escuela de Arquitectura. Era la d¨¦cada de los cincuenta y el deporte ocupaba casi todo su tiempo libre. Su buena forma -practicaba halterofilia- le abri¨® la posibilidad de trabajar de extra en Rey de reyes, de Nicolas Ray. Comprob¨® la dureza de los rodajes. Regres¨® a los brazos del deporte y en 1958 gan¨® el Campeonato de Espa?a de Halterofilia.
En 1967 consigui¨® que una productora alemana le comprara el gui¨®n de La m¨¢scara del hombre lobo, pero no encontraban protagonista. Jacinto hizo una prueba y as¨ª naci¨® Paul Naschy. Ha escrito y protagonizado m¨¢s de cien pel¨ªculas, casi todas rodadas en Madrid.
"Madrid es un plat¨® fabuloso para el terror. Yo he estado en Transilvania y se parece mucho a la sierra del Guadarrama. En esta comunidad hay un sinf¨ªn de castillos, palacios y paisajes que parecen irreales". Los s¨®tanos de Conde Duque, la morgue del Hospital Provincial (hoy Museo Reina Sof¨ªa), el castillo de San Mart¨ªn de Valdeiglesias, el de Vi?uelas y el valle de Lozoya son algunos de los lugares que aparecen en sus pel¨ªculas. Algunas escenas de El gran amor del conde Dr¨¢cula se rodaron en el b¨²nker que el general Miaja utiliz¨® en la guerra civil, en el parque de la Alameda de Osuna, y en unos s¨®tanos que seg¨²n le contaron hab¨ªan sido usados como bodegas por Felipe II.
Sus caracterizaciones provocaron a veces escenas de p¨¢nico entre la gente. "Est¨¢bamos rodando en un cementerio La noche de Walpurgis. Fui a dar una vuelta en un descanso y me encontr¨¦ con una anciana que colocaba flores sobre una tumba. Al verme vestido de vampiro se desmay¨®. Nos puso una denuncia".
En la actualidad est¨¢ encantado con su papel de entrenador de f¨²tbol en la serie televisiva Querido maestro. Tiene dos hijos veintea?eros con su mujer de toda la vida, una guapa italiana de curioso nombre, Elvira Primavera.
Estados Unidos se ha convertido en una leyenda para los j¨®venes aficionados al thriller y al cine gore. El propio Tarantino ha confesado haber visto todas sus pel¨ªculas. En las enciclopedias de cine americanas aparece entre los actores m¨¢s famosos de terror, junto a nombres como el de Lon Chaney, Boris Karloff o Christopher Lee.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.