Estrada se atribuye la victoria en las elecciones presidenciales filipinas
El populista Joseph Estrada, de 61 a?os, aparec¨ªa ayer como el vencedor de las elecciones presidenciales de Filipinas, seg¨²n los sondeos hechos a pie de urna por una cadena de radio. Las estimaciones, que coincid¨ªan con encuestas previas, daban a Estrada un 34,7% de los votos, frente al 17,7% de su m¨¢s inmediato rival, Jos¨¦ de Venecia, el candidato oficialista apoyado por el presidente Fidel Ramos. ?Es el ¨²ltimo y m¨¢s bello papel de mi vida?, dijo Estrada, antiguo actor de cine que hizo la campa?a present¨¢ndose como ?el amigo de los pobres? y que tiene una imagen de bebedor y mujeriego que le ha enfrentado a la Iglesia cat¨®lica.Seg¨²n Joseph Estrada, cuando finalice el escrutinio la victoria ?ser¨¢ aplastante?. Pero los seguidores de Jos¨¦ de Venecia dieron a conocer otro sondeo, hecho por la empresa Facts Base, que da a Estrada un 29% de los votos y a Venecia un 27%. El presidente Ramos se limit¨® a lanzar un llamamiento de cautela ante los resultados provisionales de las encuestas.
Los 34 millones de filipinos que viven en las 7.107 islas del archipi¨¦lago fueron llamados a las urnas bajo un calor sofocante y con un gran despliegue de seguridad. La votaci¨®n era complicada, porque ten¨ªan que elegir, adem¨¢s de a su noveno presidente, al vicepresidente -que no siempre es aliado pol¨ªtico del presidente-, gobernadores, doce de los veinticuatro senadores, diputados, alcaldes, tenientes de alcalde y concejales: los electores deb¨ªan elegir de 20 a 31 nombres, seg¨²n las circunscripciones, en cada papeleta de voto, una tarea que ocupa entre 5 y 20 minutos, despu¨¦s de lo cual los electores ten¨ªan que mancharse el pulgar con tinta supuestamente indeleble para no votar m¨¢s que una vez.
Como pod¨ªa esperarse, la complejidad de las operaciones de voto ha facilitado la existencia de importantes manipulaciones electorales: en la televisi¨®n local de Manila pudo verse a candidatos mostrando papeletas de voto ya rellenas para que los electores m¨¢s despistados pudieran utilizarlas como modelo. La propia Iglesia, que no se ha privado de adoptar posiciones completamente contrarias a Estrada, no dej¨® de repartir papeletas rellenas en la misa del domingo, v¨ªspera del escrutinio. Se vieron autobuses pagados por candidatos a las alcald¨ªas y repletos de electores conducidos a las urnas por el generoso patrocinador del viaje. En la ciudad de Abra, en el norte del pa¨ªs, hubo candidatos que pagaban hasta 500 pesos (12 d¨®lares, 1.800 pesetas) a cada elector que votara por ellos. Tambi¨¦n se han mencionado casos de personas que votaban varias veces, porque la tinta no era tan indeleble como parec¨ªa.
Diez personas resultaron muertas en la jornada electoral, con lo que el balance de v¨ªctimas desde el comienzo de la campa?a se elev¨® a 50. Los principales incidentes tuvieron lugar en el sur del pa¨ªs, base de los grupos de separatistas musulmanes que rechazaban las elecciones.
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