Cuerpos trenzados por el tango en Madrid
El gran arte porte?o, en el Anfiteatro del Colegio de M¨¦dicos
El fuelle del bandone¨®n sembr¨® ayer de nostalgia y deseo la noche de Madrid. El primer espect¨¢culo de tango en estas fiestas de San Isidro, persigue reavivar aqu¨ª la brasa nunca apagada de esa forma porte?a de sentir la m¨²sica y de vivir la vida. El escenario elegido para representar Tangos de siempre, que as¨ª se denomina el espect¨¢culo, fue el anfiteatro del Colegio de M¨¦dicos de Madrid, en la calle de Santa Isabel, a s¨®lo un paso de la glorieta de Atocha.Este espacio de solera tantas veces consagrada a la ciencia, no sirvi¨® anoche para exhibir sesudas disecciones ni discursos cl¨ªnicos. Por el contrario, se convirti¨® en un rompeolas del desorganizado turbi¨®n de sentimientos y emociones que la melod¨ªa desgarrada de los arrabales bonaerenses todav¨ªa arrastra; la alegr¨ªa del piano, la melanc¨®lica llamada del bandon¨¦on, el lamento grave del contrabajo y el llorar sincopado del viol¨ªn permitieron con su acompasamiento desatar anoche en Madrid todo ese trasiego de pasiones que el tango lleva dentro.
La orquesta del maestro Jorge Arduh, con un piano Petroff por excelsa batuta y la voz sentida de Carlos Soler, "da?ada por el cambiazo hemisf¨¦rico tras su viaje a Madrid", ayudada por la de Roberto Grandi, m¨¢s el bandone¨®n de Heriberto Holgu¨ªn, contagiaron el anfiteatro de la melancol¨ªa profunda de tangazos se?eros como El Choclo, "...por este tango que es burl¨®n y compadrito", una partitura compuesta hace noventa a?os y ardientemente viva.
Bajo una incitaci¨®n constante, los asistentes parec¨ªan mantener ancladas sus miradas en la pista de cualquier cafet¨ªn cercano del anoche menos distante R¨ªo de La Plata. Pablo Ojeda y Beatriz Romero, junto con Alma Sanmartino y Julio Luque -un espl¨¦ndido trenzar de piernas y cuerpos-, bailaron impregnando de descaro sensual, de arrebatos y de gestos un escenario abierto de asombro a su baile, tambi¨¦n al atuendo atrevido, rematado de flecos, de las dos damas. Lujuriosos tacones de pulsera; medias negras de seda con costura; escotes perlados, guantes largos enfundando brazos colgados de los cuellos orgullosos a los no menos arrogantes y trajeados varones, permitieron evocar a los asistentes sue?os no realizados, recuerdos cuya agon¨ªa el tiempo no ha conseguido desvanecer.
Es el tango de los escasos bailes en los que la pareja no intercambia palabra, ¨²nicamente un abrazo, miradas y pasi¨®n. Cuentan que el tango, con su ritmo similar al de la habanera acentuado por dobles compases, puede deber su origen a sones llevados a Am¨¦rica por esclavos africanos. Enrique Santos Disc¨¦polo, uno de sus creadores, lo defini¨® como "un pensamiento triste que se baila". Ernesto S¨¢bato vi¨® en el tango "desajuste, nostalgia, frustraci¨®n y rencor". Barenboim y Walton lo subieron al altar de la gran m¨²sica y los estudiosos hablan de generaciones de tanguistas surgidas cada 15 a?os, desde que en 1880 el bandon¨¦on, inventado por el prusiano Hans Band, fuera felizmente argentinizado.
En el empe?o por mantener el arraigo del tango en Madrid, el esfuerzo de music¨®logos como Rafael Flores y el muchos otros argentinos y espa?oles, como los que se agruparon en torno a la revista madrile?a Tangone¨®n, ha sido imprescindible.
Hasta el pr¨®ximo 17 de mayo, Tangos de siempre convertir¨¢ el anfiteatro del Colegio de M¨¦dicos de Madrid en una esquina "entre Esmeralda y Corrientes". La esquina, anoche, vibr¨® de pasi¨®n y de vida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.