Indonesia estalla
EL ESTALLIDO de protestas en Indonesia ha originado ya sus primeros muertos: seis estudiantes, el martes, en una manifestaci¨®n en Yakarta disuelta a tiros por la polic¨ªa; otra decena m¨¢s ayer, en revueltas populares dirigidas tanto contra el Gobierno como contra la minor¨ªa china. Esta espiral de protestas y represi¨®n resulta sumamente preocupante en un pa¨ªs de m¨¢s de 200 millones de habitantes, donde la persecuci¨®n social de la minor¨ªa china puede generar ondas desestabilizadoras en toda la zona. Al comparar lo que ocurre en Corea del Sur con los acontecimientos en Indonesia, cabe extraer una conclusi¨®n b¨¢sica: el liderazgo en democracia es mucho m¨¢s capaz de hacer que los ciudadanos acepten la inevitable medicina amarga que supone sacar a estos pa¨ªses de la crisis econ¨®mica en que est¨¢n inmersos.Las revueltas han hecho irrupci¨®n en el momento menos esperado: cuando al fin, y tras aceptar el Gobierno de Suharto a suscribir las reformas que exig¨ªa el Fondo Monetario Internacional (FMI), ¨¦ste ha accedido a liberar los fondos que la econom¨ªa indonesia necesita desesperadamente. Ahora bien, quiz¨¢ las f¨®rmulas propugnadas por el FMI han sido introducidas demasiado dr¨¢sticamente: entre ellas, una notable subida de los precios de los alimentos y, en un 71%, de la gasolina y la electricidad, lo que ha disparado las protestas.
?stas son un abierto desaf¨ªo a Suharto y sus 32 a?os de dictadura. Los militares parecen divididos sobre c¨®mo afrontar la situaci¨®n. El mejor camino ser¨ªa el de una transici¨®n hacia un sistema pol¨ªtico, judicial y econ¨®mico moderno y democr¨¢tico. No es probable que Suharto lo tome, pues cuestionar¨ªa su poder e incluso su econom¨ªa familiar, ¨ªntimamente imbricada con la del Estado. Pero la posibilidad de un golpe para echar a Suharto e instaurar una junta militar resulta tan dram¨¢tica como la permanencia del cruel dictador.
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