Regreso a la monta?a en primavera
Las hilachas de niebla se resist¨ªan a despegarse de las laderas de Barazar cuando la yeguada, al paso, sin perder el ritmo, con los potrillos reci¨¦n nacidos pegados a las madres, alcanz¨® los pastizales de Saldropo. Su llegada a las faldas del macizo del Gorbea desde las campas de Zeanuri, guiada por la vara del pastor, marc¨® ayer el inici¨® de la temporada de primavera en la ¨²nica zona de Vizcaya donde quedan vestigios de la ganader¨ªa tradicional de monta?a. Pero ayer los caballos, una treintena de cabezas propiedad del ganadero de Zeanuri Pl¨¢cido Abasolo, no iban solos. La trashumancia de los establos del valle a los pastos de monta?a, tan pronto como la bonanza del tiempo lo permite, se convirti¨® ayer en una fiesta que atrajo a curiosos y excursionistas. Fue m¨¢s la atracci¨®n tur¨ªstica de unas formas de explotaci¨®n de los recursos amenazadas de extinci¨®n que una jornada de trabajo de los ganaderos. El grupo Ipizki, una asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro surgida hace tres a?os para recuperar y difundir los valores naturales y culturales de la comarca del Gorbea, organiz¨® el traslado de los animales con todos los detalles tradicionales. "El momento de trasladar el ganado a los pastizales de monta?a hasta el pr¨®ximo invierno llega despu¨¦s de la feria de Zeanuri, que se celebr¨® d¨ªa 10", explic¨® Jon Urrutxurtu, uno de los promotores. Y as¨ª, respetando las f¨®rmulas y los recorridos tradicionales la comitiva parti¨® a primera hora de casco urbano de Zeanuri, en direcci¨®n al embalse de Undurraga para llegar hasta los caser¨ªos que en otro tiempo fueron posada y posta de caballos a trav¨¦s de la calzada medieval que comunicaba ?lava con Vizcaya. "Por esta calzada pas¨® el rey Fernando El Cat¨®lico camino de Gernika para jurar los Fueros de Vizcaya en julio de 1476", recordaban los organizadores. Ahora ya casi no quedan vestigios de la vieja ruta, apenas las huellas que quedaron en una zona de pizarra. Una vez en Saldropo, las yeguas y los potros fueron encerrados en un corral, para colocarles los cencerros, que permitir¨¢n a los ganaderos localizar a los animales. Los invitados a la ceremonia de la trashumancia, una treintena de personas con mayor¨ªa de j¨®venes bien pertrechados para un d¨ªa de monte, no se perdieron un detalle de las dificultades que entra?a colgar el cencerro a las yeguas. Las hembras m¨¢s fuertes se resist¨ªan, golpeando la cerca con fuertes coces. Era inutil, los tirones de los lazos que apresaban sus cuellos y el golpe de las varas fueron suficientes para rendirlas. Entre relinchos y el tintineo de los cencerros, los espectadores sacaban fotos y hablaban, simplemente, de caballos y caballitos, sin saber que los ganaderos de la zona del Gorbea emplean en euskera hasta seis palabras diferentes para denominar a los equinos, seg¨²n su edad y sexo.Tras el almuerzo campestre, la excursi¨®n acab¨® en la casa de un pastor que elabora quesos de leche de oveja.
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