Blair hace amigos en la derecha
?Qu¨¦ tendr¨¢ Blair que le salen tantos amigos por la derecha? Pujol dice que hace mucho tiempo que realiza en Catalu?a la pol¨ªtica que Blair predica por estos mundos de Dios, y Aznar, despu¨¦s del reportaje fotogr¨¢fico de Do?ana, utiliza a Blair para darle un pellizco a Borrell. Dec¨ªa Maragall que si pudiera escoger, se quedar¨ªa con el coraz¨®n de Jospin y las ideas de Blair. Hay razones para dudar de que sean compatibles. Pero, ?hay alguna compatibilidad posible entre el coraz¨®n de la derecha y las ideas de Tony Blair? La pregunta requiere algunos distingos. No puede ser lo mismo el coraz¨®n de la derecha espa?ola, templado en la forja de la pol¨ªtica social del sindicato vertical, que el coraz¨®n de la derecha catalanista formada entre Torras y Bages y el sue?o pujolista del modelo sueco. Por mucho entrenamiento que se lleve hay cambios de ritmo que el coraz¨®n no resiste. De Aznar a Blair hay un salto en la tradici¨®n que dif¨ªcilmente puede hacerse sin caer en el vac¨ªo. De ah¨ª que el portavoz del Gobierno haya tenido una reacci¨®n de totalitarismo espont¨¢neo: las propuestas de Aznar ocupan tanto espacio que no hay sitio para la izquierda. Por tradici¨®n democr¨¢tica, no creo que, ni siquiera en sue?os, Blair tenga la fantas¨ªa de meterse a Inglaterra entera en el bolsillo. Distinto es el caso de Pujol. Que con la capa nacionalista que lleva encima de sus espaldas quiera cubrir el ancho pa¨ªs no quita que nunca se le haya pasado por alto que la cuesti¨®n social es mucho m¨¢s que una frase para regalar los o¨ªdos de parte del electorado. Cierto que el nacionalismo es una coartada ¨²til para evitar precisiones ideol¨®gicas en otros terrenos. Pero ello no impide saber que en el perfil conservador de Pujol no ha faltado nunca lo que antes se llamaba cierta conciencia social. Antes de que Blair pensara en un thatcherismo de rostro humano, Pujol ya estaba metido en el rollo de las terceras v¨ªas. Se puede detectar en la biograf¨ªa de formaci¨®n de Pujol y de Blair un punto de contacto: la tradici¨®n de corte democristiano. Porque por m¨¢s que la peque?a historia nos haya conducido a la aparente contradicci¨®n de que Pujol tenga a los democristianos oficiales como socios, es decir, a menudo enemigos, las ideas preinterpretativas de Pujol (como dir¨ªa Kundera) cristalizan en el punto en que el catalanismo se cruza con la doctrina social de la Iglesia. Si su primera formaci¨®n fue alemana, sobre sus segundos pasos por la vida, a veces los m¨¢s decisivos, vol¨® el pensamiento cristiano franc¨¦s, personalismo incluido, y es bien sabido que de relecturas de estas fuentes extrajo Blair su cantinela humanista. Lo que une a Pujol y Blair, les separa indudablemente de Aznar. En la tradici¨®n de la derecha espa?ola, que se tom¨® la enc¨ªclica Populorum progressio como una apolog¨ªa del rojer¨ªo, el papel de la democracia cristiana ha sido siempre secundario. Si la doctrina social cristiana es el punto de encuentro entre Blair y Pujol, es mucho, en cambio, lo que les separa en materia de reestructuraci¨®n de los Estados y distribuci¨®n del poder. Pujol es un pol¨ªtico jacobino, aunque en la primera lectura el enunciado puede resultar sorprendente. Jacobino de una naci¨®n, Catalu?a, por supuesto. Cuando Pujol trabaja por la descentralizaci¨®n del Estado espa?ol es en beneficio de una Catalu?a m¨¢s centralizada, como corresponde a un ide¨®logo del nacionalismo. Porque la ideolog¨ªa nacionalista es inseparable de la ideolog¨ªa estatalista, como sabe bien Pujol que nunca ha dudado de la primac¨ªa del Estado sobre la sociedad civil. Pujol pide el reconocimiento de las identidades diferenciadas del Estado espa?ol. Para que aqu¨¦l se produzca el Estado debe descentralizarse, pero a tal descentralizaci¨®n corresponde una concentraci¨®n en proporciones parecidas en la nacionalidad descentralizada. El centralismo de Pujol no es geogr¨¢fico, es institucional: la Generalitat es el centro y como tal, al modo borgiano, debe estar, a la vez, en todas y cada una de las partes de Catalu?a. De ah¨ª la escasa vocaci¨®n de Pujol por el poder local, expresi¨®n de una cultura pol¨ªtica nacionalista que s¨®lo utiliza el principio de subsidiariedad cuando le interesa, es decir, a escala regional. En este punto, las l¨ªneas convergentes de Blair y Pujol se separan indefectiblemente. Blair ha emprendido en Inglaterra un proceso de descentralizaci¨®n sin precedentes y ha entendido, sin temor alguno a los contrapoderes, que el poder local necesitaba ser reforzado si se quiere que las ciudades puedan responder a las exigencias de sus habitantes. Blair sabe que el poder, a partir de ahora, ya no tomar¨¢ la figura de los c¨ªrculos conc¨¦ntricos, deudores del centro que los conforma, sino que, en un espacio de soberan¨ªas compartidas, entraremos en la complejidad de las superposiciones, de las transversalidades y de las redes. Cuando un pol¨ªtico tiene la sonrisa siempre puesta y est¨¢ de moda le surgen amigos por todas partes. Los mismos que se alejar¨¢n de ¨¦l cuando se le tuerza el rictus. Todas las apropiaciones son abusivas, la de Blair por parte de Pujol es probablemente m¨¢s fundada que por parte de Aznar. Pero el sesgo cristiano social que les une no debe ocultar lo mucho que les separa en cuanto a la idea del poder y su ejercicio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.