Acuerdo entre EE UU y la UE para cancelar el litigio de las inversiones en Cuba, Ir¨¢n y Libia

Intensa emoci¨®n. El principal litigio pol¨ªtico y comercial entre europeos y estadounidenses toca a su fin. Los embajadores de los Quince ante la UE aceptaron ayer, con enmiendas, los textos alcanzados por los negociadores Stuart Eizenstat y Leon Brittan para el acuerdo que sustrae a las inversiones europeas en Cuba, Ir¨¢n y Libia de las represalias contempladas en las leyes extraterritoriales estadounidenses Helms-Burton y Kennedy-D"Amato. Hoy debe asumir las modificaciones el presidente norteamericano, Bill Clinton, quien anunciar¨¢ el pacto junto con el presidente semestral de la UE, Tony Blair.

Tras dos jornadas de dur¨ªsimas negociaciones para concretar el protocolo del pasado abril que prefiguraba el pacto, Eizenstat y Brittan alcanzaron un principio de acuerdo ?pol¨ªtico? (no es jur¨ªdicamente vinculante), por escrito, tras un almuerzo en Birmingham, aunque la propia Comisi¨®n lo consideraba ?mejorable? mediante la presi¨®n de los Gobiernos. Los embajadores de los Quince ante la Uni¨®n Europea (UE) lo aprobaron anoche, tras incorporar algunas mejoras, que hoy deben ser aceptadas por EE UU.El pacto de principio es pragm¨¢tico. No pretende abrogar las internacionalmente ilegales leyes extraterritoriales (dictadas por un pa¨ªs, EE UU, pero que tienen efectos sobre ciudadanos y empresas de otros), sino simplemente excluir a una regi¨®n, la UE, de su aplicaci¨®n, mediante derogaciones (waivers). Clinton podr¨¢ salvar la cara ante su Congreso porque, aunque se excluye a Europa de las represalias comerciales, se dificultan algunas inversiones futuras en los tres pa¨ªses. Y los europeos conseguir¨ªan lo que primordialmente les interesa, evitar los mayores perjuicios a sus empresas que hayan invertido o vayan a invertir en Cuba, Ir¨¢n y Libia. Aunque consideran que esas leyes son ilegales, y as¨ª lo expresan en una declaraci¨®n unilateral, de hecho las tolerar¨¢n para los dem¨¢s.

Tiempo de compromisos

En el documento -se trata en realidad de cuatro textos y una nota verbal-, Washington confirma su compromiso de que obtendr¨¢ del Congreso la derogaci¨®n para la UE del t¨ªtulo cuarto de la ley Helms-Burton, que prev¨¦ la retirada de visados a los empresarios o ejecutivos que negocien con bienes cubanos expropiados a ciudadanos estadounidenses. Por vez primera se compromete se compromete tambi¨¦n a intentar obtener una derogaci¨®n del t¨ªtulo tercero, el que legitima a los ciudadanos estadounidenses expropiados por Fidel Castro a pleitear en sus tribunales nacionales y resarcirse con activos de empresas extranjeras ubicados en territorio estadounidense.El Comit¨¦ de Representantes Permanentes (Coreper, los embajadores de los Quince ante la UE)) consideraban insuficiente el tono de la redacci¨®n de este ¨²ltimo compromiso. Quer¨ªan una derogaci¨®n, tan ?segura y permanente? como la del t¨ªtulo cuarto, un compromiso m¨¢s claro sobre la actitud del Congreso y nada de esperar un visto bueno cada seis meses. Pero acabaron aceptando, a cambio de otras concesiones, la oferta de Clinton: su ?disposici¨®n? a sondear al Congreso ?en la perspectiva? de obtener la derogaci¨®n, que ?no tendr¨ªa una fecha tope espec¨ªfica?. Es decir, se renovar¨ªa autom¨¢ticamente cada seis meses. Eso s¨ª, ?durante el periodo restante del mandato? de Clinton, y no m¨¢s.

Los m¨¢s combativos contra la Helms-Burton aceptaron, pragm¨¢ticamente, algo parecido. Pero a cambio de que quedase claro que hab¨ªa una ?simetr¨ªa perfecta? entre ¨¦stos y los restantes compromisos, as¨ª como la advertencia de que en caso de ruptura, volver¨ªan a pleitear ante la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC). Si Washington incumpliese, se volver¨ªa al conflicto con las mismas armas iniciales. Estas amenazas no se incluyeron finalmente en el documento bilateral -para evitar la sensaci¨®n de humillaci¨®n a Washington-, sino en una declaraci¨®n unilateral, de menor rango pero que supone el mismo compromiso pol¨ªtico de los Quince.

La mayor pol¨¦mica era en el caso de las inversiones en Ir¨¢n y Libia. El negociador estadounidense ofreci¨® un non-paper, , una ?nota verbal?, de menos empaque que los otros acuerdos (todos ellos, sin embargo, pol¨ªticos y no jur¨ªdicamente vinculantes). En ella, Washington se compromet¨ªa a excluir a la petrolera francesa Total de las sanciones previstas para quienes inviertan en Ir¨¢n, y -con menor contundencia-, tambi¨¦n al proyecto germanoholand¨¦s de oleoducto transiran¨ª, as¨ª como a los ?similares?. Pero no hab¨ªa ning¨²n anuncio sobre Libia (pa¨ªs donde la espa?ola Repsol tiene grandes proyectos, asunto por el que peleaba Espa?a), ni un compromiso de automatismo en estas derogaciones. Ya iniciada la reuni¨®n, lleg¨® un nuevo compromiso de Estados Unidos: inclu¨ªa tambi¨¦n a Libia, aunque con algo menos de rotundidad. Bast¨® para salvar el pacto.