Insostenible
?Mira a toda esta gente?, me dec¨ªa con pasi¨®n Germ¨¢n Castro, el notable escritor colombiano, en la Feria del Libro de Bogot¨¢. ?Mira el recinto ferial, lleno a rebosar: las familias, el ambiente festivo. Para que luego digan que Bogot¨¢ es s¨®lo violencia?. Tiene raz¨®n: Colombia es una explosi¨®n de vida y de energ¨ªa. Pero tambi¨¦n son 30.000 muertos al a?o: de la guerrilla, de los paramilitares, del narcotr¨¢fico, de la delincuencia com¨²n. Tanta promesa y tanto dolor juntos estremecen.Acabo de regresar de un amplio viaje por diversos pa¨ªses latinoamericanos y he visto repetirse esta tragedia, la distancia abismal entre la potencialidad y lo real. Yo no s¨¦ si el hecho de visitar varios pa¨ªses seguidos multiplica el efecto, pero he encontrado m¨¢s desesperanza y desaliento que en ninguno de mis viajes anteriores. Ah¨ª est¨¢ Venezuela, por ejemplo, esa naci¨®n tan rica; pero el 70% de sus habitantes vive en situaci¨®n de pobreza cr¨ªtica. Incluso M¨¦xico, aun siendo espl¨¦ndido, parece estar descomponi¨¦ndose a la misma velocidad que se deshace el PRI. Son pa¨ªses hermosos, pero sus Estados se desmigan, no hay acuerdo social ni construcci¨®n de civilidad, y en ese vac¨ªo de valores crece como una ro?a la violencia.
Pero lo que m¨¢s crece es la distancia sideral entre el mundo rico y el m¨¢s all¨¢. Esto es, entre unos 800 millones de ciudadanos ungidos por el d¨®lar y por el euro, y 5.000 millones de infelices. Porque, si la situaci¨®n de algunos pa¨ªses latinoamericanos resulta penosa, ?qu¨¦ decir entonces de ?frica o de Asia? Estamos instalados en la desigualdad y no hacemos gran cosa por paliarla, como se ha visto en la Cumbre del Grupo de los Ocho, o en la inadecuada Ley de Cooperaci¨®n que el Congreso espa?ol acaba de aprobar. No somos conscientes de nuestro nivel de privilegio ni de lo insostenible que resulta.
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