Los Reyes inauguran en Lisboa el pabell¨®n de Espa?a de la Exposici¨®n Mundial
Don Juan Carlos dice en su discurso que la Expo 98 es ?a¨²n m¨¢s que Sevilla?
?Tem que ser vista porque ¨¦ uma maravilha. Ainda mais que Sevilha? (?Debe ser vista porque es una maravilla. A¨²n m¨¢s que Sevilla?). Con esta frase en un portugu¨¦s natural, el Rey defini¨® la Exposici¨®n Mundial de Lisboa, inaugurada el jueves . Don Juan Carlos, que pas¨® parte de su infancia en Portugal y es conocido amante del mar -el tema de la Expo-, inaugur¨® el pabell¨®n de Espa?a, ayer por la ma?ana, en compa?¨ªa de la Reina y el ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes. El pabell¨®n contiene la muestra Las sociedades ib¨¦ricas y el mar de finales del siglo XVI.
Lo importante de estas exposiciones, afirm¨® el Rey, es el intercambio y uni¨®n entre los pueblos, y en este caso la reafirmaci¨®n de amistad entre Espa?a y Portugal. Los Reyes fueron recibidos por Luis Miguel Enciso Recio, comisario del pabell¨®n espa?ol, y Ra¨²l Morodo, embajador de Espa?a en Lisboa.En una esquina del ?rea Internacional Norte, dominada por los tonos blancos, est¨¢ el Reino de Espa?a, nombre del pabell¨®n, y uno de los m¨¢s grandes de la Expo, con 1.836 metros cuadrados. El proyecto est¨¢ inspirado en que ?quien conoce el mar lo ama y quien lo ama lo usa y lo preserva?, seg¨²n Pedro Garc¨ªa-Ramos, del estudio Macua y Garc¨ªa-Ramos, dise?adores de la muestra espa?ola.
El pabell¨®n consta de cuatro espacios: la exposici¨®n temporal basada en un programa audiovisual sobre el mar, un minimuseo que acoge una muestra titulada Las sociedades ib¨¦ricas y el mar de finales del siglo XVI, el ¨¢rea para las comunidades aut¨®nomas y la tienda y los servicios de informaci¨®n tur¨ªstica.
Sorpresas espa?olas
Al entrar al pabell¨®n se encuentran unos gigantescos cubos de madera incrustados unos a otros, donde se alojan las sorpresas espa?olas. El color rojo fue reservado para el cubo m¨¢s grande, que domina el recinto, de tal manera que de su base se asoma otro mediano de color amarillo y otros dos m¨¢s peque?os en blanco y beige. El proyecto ha costado 750 millones de pesetas.Los Reyes subieron por detr¨¢s del cubo blanco que los encamin¨® dentro del rojo, donde aguarda el paseo audiovisual de cuatro estaciones, cada una de cinco minutos. El nombre del primer recorrido es Conocer el mar, que se centra en los personajes que han vivido por y para el mar: desde Neptuno a Enrique el Navegante, Crist¨®bal Col¨®n, Vasco da Gama... Amar el mar es la segunda parada, donde se simula estar a la orilla del oc¨¦ano: huele a playa, a salitre y a coco mientras se oyen las olas, las gaviotas y el viento; se observan acantilados, embarcaciones y cielos tranquilos y luego borrascosos. Todo esto al tiempo que se escuchan algunas de las frases dedicadas al mar por Lope de Vega, Salinas, Alberti, Guill¨¦n o Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, y se insin¨²an fantasmales pinturas de Dal¨ª y Picasso inspiradas en el mar.
Un puente entre una bodega de contenedores es el escenario de la tercera parada, Usar el mar , que ofrece im¨¢genes de paseos, de investigaciones, de exploraciones petrol¨ªferas y de pesca . El ¨²ltimo puerto del recorrido, Proteger el mar, no huele bien. Es un sal¨®n oscuro con techo de cristal donde se ven las aguas sucias y contaminadas del mar en medio de una musicalizaci¨®n desoladora.
La exposici¨®n Las sociedades ib¨¦ricas y el mar de finales del siglo XVI est¨¢ concebida por el director del Museo del Prado, Fernando Checa. Se trata de un minimuseo con cinco espacios: la fase tard¨ªa del Renacimiento, donde est¨¢ el gran tapiz del Patrimonio Nacional Mapa o La Carta de Mareas (1546-1554) y el cuadro de Tiziano La emperatriz Isabel de Portugal (1548). La segunda sala est¨¢ dedicada a la sociedad cortesana, en la que sobresale el Felipe IV de Vel¨¢zquez y la primera versi¨®n de El Quijote . La religi¨®n es el tema del siguiente recinto, donde se aprecia la Visi¨®n de la Inmaculada Concepci¨®n por Evangelista, de El Greco, y la escultura San Antonio de Padua, de Juan de Juni. La cuarta sala se acerca a los viajes a trav¨¦s de la exhibici¨®n de los diferentes elementos de navegaci¨®n de la ¨¦poca y uno de los cuadros m¨¢s viajados, seg¨²n Pedro Garc¨ªa-Ramos: Vista panor¨¢mica de Sevilla, del Museo Naval. La ¨²ltima parte est¨¢ dedicada a los tesoros ultramarinos en Europa.
El Rey defini¨® el pabell¨®n de Espa?a como ?un espect¨¢culo?. ?Es muy bonito . Refleja lo que queremos demostrar. Es una ense?anza?, se?al¨®.
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