"No hay que ceder ante ETA y HB, pero s¨ª debemos dialogar con ellos"
Gregorio Monreal (Etayo, Navarra, 1942) ense?a en estos momentos Historia del Derecho en la Universidad P¨²blica de Navarra. Pas¨® por la pol¨ªtica, durante los a?os de la transici¨®n, como dirigente de ESEI, un partido minoritario que intentaba aunar nacionalismo y socialismo, y como senador, en la legislatura constituyente, por el Frente Auton¨®mico que formaron PNV, PSOE y su propio partido. Fue miembro de la ponencia redactora del Estatuto de Gernika y m¨¢s tarde parlamentario navarro. Tambi¨¦n dirigi¨® los destinos de la UPV como rector desde 1981 hasta 1985 y realiz¨® su ¨²ltima incursi¨®n en la pol¨ªtica como viceconsejero de Universidades e Investigaci¨®n en 1991. Esta semana fue el oponente de otro profesor universitario, Jos¨¦ Mar¨ªa Portillo, en el primer debate celebrado entre miembros del Manifiesto por el Di¨¢logo del que es firmante Monreal y el Foro de Ermua al que pertenece Portillo, organizado por la Sociedad Land¨¢zuri en Vitoria. Del encuentro, con un gui¨®n centrado en las relaciones entre Vasconia y Espa?a, extrajo la conclusi¨®n de que, si bien las diferencias son innegables, los lugares de encuentro existen y el di¨¢logo result¨® "f¨¢cil". Pregunta. ?Sirve de algo remontarse en los siglos, o auparse a los conceptos pol¨ªticos y jur¨ªdicos para explicar e intentar arreglar la situaci¨®n vasca actual? Respuesta. S¨ª. Hay una idea en los pol¨ªticos, y no s¨®lo en los de Madrid, de que el nuestro es un problema surgido en las ¨²ltimas d¨¦cadas del franquismo y eso es una gran mentira. Vasconia tuvo desde el medievo una inserci¨®n especial en la monarqu¨ªa y en Espa?a y la mantuvo cuando catalanes, aragoneses, valencianos y mallorquines hab¨ªan perdido ya la suya. P. ?Fue siempre conflictiva la relaci¨®n Vasconia-Espa?a? R. No. La convivencia con Castilla, mientras no existi¨® el Estado unitario, fue muy v¨¢lida y conform¨® un sistema pol¨ªtico, de tipo secundario pero muy s¨®lido. La monarqu¨ªa fue, tambi¨¦n para los navarros desde 1512, una oportunidad excelente de participar del imperio espa?ol y Am¨¦rica. P. ?Cu¨¢ndo dej¨® de funcionar el entendimiento? R. Hay fogonazos en el siglo XVIII, pero el conflicto se desencadena con Godoy, que empieza a preparar las bases ideol¨®gicas para demostrar que la foralidad no era lo que los vascos pensaban, un sistema garantizado por un pacto bilateral, sino una concesi¨®n graciosa de la monarqu¨ªa, que se pod¨ªa, por tanto, modificar y hasta eliminar. P. ?Se explica el comportamiento actual del PNV respecto a Madrid en esa aspiraci¨®n de bilateralidad? R. Todo el nacionalismo, hasta ese nacionalismo navarro ligth de Alli, es heredero de esa aspiraci¨®n a un sistema especial de articulaci¨®n. P. ?No cumplen el Estatuto y las previsiones constitucionales sobre los derechos hist¨®ricos ese papel? R. La constituci¨®n de 1978 no ha hecho sino incorporar la f¨®rmula de la ley de 25 de octubre de 1839, que dec¨ªa fueros s¨ª, pero dentro de la unidad constitucional. Y el problema es en qu¨¦ consiste esa unidad. P. Parece que todo el mundo, incluidos los socialistas en la llamada v¨ªa Eguiguren, vuelven la vista a los derechos hist¨®ricos cuando buscan alternativas al encaje estatutario actual. ?Eso es el futuro? R. El futuro es la paz y el uso de una u otra t¨¦cnica constitucional es secundario: que se use la disposici¨®n adicional, que se modifique la Constituci¨®n o que se haga una ley especial de relaci¨®n entre los vascos y el Estado, da lo mismo si sirve para que este pa¨ªs entre en paz en el pr¨®ximo siglo. P. ?Incluso cediendo ante ETA y HB? R. Cediendo no. Dialogando s¨ª. Hay que terminar con la fractura social que arrastramos desde la transici¨®n y el di¨¢logo no puede da?ar nada. P. El Manifiesto del que usted es firmante habla de d¨¦ficit democr¨¢ticos. ?A qu¨¦ se refieren? R. La transici¨®n no satisfizo a todo el mundo aqu¨ª y el Estatuto que se ha desarrollado no es exactamente el que redactamos y explicamos al pa¨ªs por los pueblos pidiendo el s¨ª. Ha habido una reforma estatutaria encubierta, v¨ªa leyes org¨¢nicas e interpretaciones restrictivas, cuando lo que hubiera hecho falta, con una Constituci¨®n no aprobada y la mayor¨ªa exigua del 53% del refer¨¦ndum estaturario, era lo contrario: desarrollo pactado, r¨¢pido y generoso. Ha habido logros magn¨ªficos y todo ha merecido la pena, pero no oculto una carga personal de decepci¨®n en la opci¨®n restrictiva que se hizo despu¨¦s de Su¨¢rez. P. ?No es peligroso poner en cuesti¨®n la suficiencia del 53% de apoyo que obtuvo el Estatuto? R. No lo pongo. Eso es mayor¨ªa absoluta y legalidad plena, pero indica que hab¨ªa bolsas importantes en el pa¨ªs que no estaban por la labor. Y me preocupa, porque no son los resultados del Estatuto de 1933, que tuvo apoyos del 80%. P. ?Vislumbra desde el derecho una f¨®rmula de mayor consenso sin da?ar lo esencial? R. La mirada a nuestra historia nos dice que los conflictos pueden durar mucho, pero aceptar ese pesimismo hist¨®rico abandonando a su propia suerte las cosas no es prestar un servicio al pa¨ªs. Yo mismo he tenido que vencer mi repugnancia a ciertos di¨¢logos, y no apostar¨ªa igual si este conflicto tuviera cinco o siete a?os, pero no es as¨ª.
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