Inquietud en EE UU ante los fracasos de Clinton en pol¨ªtica exterior
??No hay nadie que quiera preguntarme sobre Monica Lewinsky??, dice Bill Clinton en la caricatura pol¨ªtica m¨¢s festejada ¨²ltimamente en la prensa estadounidense. En la caricatura, de Rex Babin para The Albany Times Union, reproducida por The New York Times y The Washington Post, Clinton, de pie tras el atril presidencial, afronta a un grupo de periodistas que le preguntan sobre pol¨ªtica exterior. Y a?ora los viejos tiempos en que le interrogaban sobre sus presuntos amor¨ªos.
Una serie consecutiva de fracasos en pol¨ªtica exterior -la actividad favorita de Clinton desde el estallido del esc¨¢ndalo Lewinsky - han llevado a los republicanos del Congreso y los analistas pol¨ªticos a preguntarse qu¨¦ est¨¢ pasando con el liderazgo mundial estadounidense. La caricatura lo resume en tres preguntas efectuadas a Clinton: ??Por qu¨¦ la CIA no estaba al corriente de los planes de India para probar armas nucleares??; ??Expresa la primera dama la posici¨®n del Gobierno cuando habla de Oriente Pr¨®ximo??; ??Planea usted dar un nuevo ultim¨¢tum a Netanyahu??. Es entonces cuando Clinton echa en falta preguntas sobre Monica Lewinsky.Puestos uno tras otro, los ¨²ltimos fracasos han llevado al l¨ªder republicano Newt Gingrich a tildar de ?presidencia Jerry Seinfield? la de Clinton. Seinfield era el protagonista de una serie televisiva c¨®mica que acaba de concluir en EE UU, el buf¨®n que hizo reir a sus compatriotas durante una d¨¦cada.
El ¨²ltimo fracaso es el representado por los nubarrones que pesan sobre el viaje de Clinton a China del pr¨®ximo junio. Gingrich va a poner en pie un comit¨¦ parlamentario para investigar si el deshielo de las relaciones pol¨ªticas y econ¨®micas con Pek¨ªn patrocinado por Clinton tuvo algo que ver con el hecho de que la campa?a electoral de 1996 recibiera dinero del Ej¨¦rcito chino. Esta tormenta se gesta a los pocos d¨ªas de que se demostrara la incapacidad de la CIA para detectar que India se preparaba para convertirse en una potencia nuclear. La Casa Blanca perdi¨® su capacidad de influencia sobre India y est¨¢ por ver si lograr¨¢ refrenar el ardor paquistan¨ª. La respuesta al reto indio, la imposici¨®n de sanciones econ¨®micas, es un instrumento cada vez menos apreciado en EE UU. Tyler Marshall se?ala en Los Angeles Times que las sanciones no han dado resultados con Irak, Ir¨¢n, Libia o Cuba -pa¨ªses de menos peso que India-, complican la vida a los empresarios estadounidenses y provocan problemas entre Washington y sus aliados. Clinton tiene ahora que ver c¨®mo materializa su pacto con los europeos y logra que el Congreso le permita descafeinar la ley Helms-Burton, lo que no es f¨¢cil.
Cuba, por lo dem¨¢s, es un desastre cr¨®nico de la pol¨ªtica estadounidense, agudizado este a?o por la visita del Papa a la isla. Un poderoso lobby empresarial y mercantil presiona con fuerza en Washington contra el embargo. EE UU, dice ese grupo de presi¨®n, deber¨ªa estar prepar¨¢ndose para el despu¨¦s de Castro.
Lo de Oriente Pr¨®ximo va de mal en peor. Clinton apost¨® por dar un ultim¨¢tum a Benjam¨ªn Netanyahu para resucitar el proceso de paz, y el primer ministro israel¨ª le dijo que no. Clinton descart¨® ponerse serio y le encarg¨® a Madeleine Albright que lo intentara de nuevo; sin ¨¦xito hasta el momento. Entretanto, Hillary Clinton se declar¨® partidaria de un Estado palestino y la Casa Blanca tuvo que declarar que ¨¦sa no es la posici¨®n oficial. Continuando en Oriente Pr¨®ximo, la Operaci¨®n Trueno del Desierto, con la que Clinton pensaba hacer una exhibici¨®n de fuerza en pleno esc¨¢ndalo Lewinsky, se qued¨® en agua de borrajas cuando Kofi Annan -un secretario general de la ONU apadrinado por Washington- lleg¨® a un acuerdo con Sadam. Como Irak parece estar respet¨¢ndolo, Clinton debe templar sus impulsos guerreros.
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