Tabucchi venga el asesinato de Lorca en un relato con el que se inaugura un congreso sobre el poeta

El novelista italiano Antonio Tabucchi ley¨® ayer un relato in¨¦dito en el que urde una venganza contra uno de los asesinos de Federico Garc¨ªa Lorca. ?A veces la literatura se venga de la historia. Todo lo que decimos en literatura pertenece al universo de lo posible. Es distinto de lo real, pero no es menos verdadero, tiene algo de verdad?, coment¨® poco despu¨¦s de culminar su intervenci¨®n. La lectura de Diecinueve de agosto abri¨® el congreso internacional sobre el poeta Cl¨¢sico Moderno (1898-1998) , que reunir¨¢ hasta el pr¨®ximo d¨ªa 29 a m¨¢s de 200 participantes en Granada. Manuel Fern¨¢ndez-Montesinos, sobrino de Lorca, lament¨® la visi¨®n reductora que confina al autor a la defensa del andalucismo, de los homosexuales o de una ideolog¨ªa pol¨ªtica determinada. Tabucchi dijo que la pluralidad de las interpretaciones art¨ªsticas es la caracter¨ªstica principal de los cl¨¢sicos.

Curiosamente, en el relato de Tabucchi est¨¢n presentes determinados t¨®picos lorquianos: los protagonistas, dos gitanos que caminan desorientados a una cita que no conocen; la luna extra?a, ?tendente al rojo?, que ilumina la noche; la guitarra que ta?e uno de ellos, o el cuchillo que guarda el otro entre sus prendas. Sin embargo, la resoluci¨®n del relato modifica los presupuestos que acumula el lector -ayer, los oyentes- en el transcurso de la historia.En el relato de Tabucchi los gitanos se encuentran con un coche negro que va seguido de una camioneta militar. Ambos se detienen. De la camioneta descienden unos soldados y, del siniestro autom¨®vil, un joven suboficial y un hombre alto con una chaqueta blanca al que llama despectivamente ?poeta de los rojos?. Uno de los gitanos musita: ?Es ¨¦l, nuestro amigo?. ?Qu¨¦ silencio, Dios!?.

Los soldados preparan sus mosquetones, apuntan al hombre, disparan y regresan a la camioneta. S¨®lo queda el coche negro y el oficial que observa el cad¨¢ver. El gitano se aproxima al joven y lo acuchilla.

Las dos ¨²ltimas l¨ªneas del relato confunden el tiempo y permiten a la literatura vengarse de la historia: ?Hoy es 10 de agosto, d¨ªa de san Lorenzo. Sucedi¨® dentro de nueve d¨ªas?, escribe el autor de Sostiene Pereira .

?El tiempo ha sido mi gran preocupaci¨®n, pero el final del relato es un homenaje tambi¨¦n al universo lorquiano porque es un universo m¨ªtico que prescinde del tiempo y tiene una dimensi¨®n distinta?, dijo Tabucchi.

Tradici¨®n

El novelista italiano no ocult¨® su fervor por Lorca. ?Yo pertenezco a aquellos escritores que recogen la tradici¨®n de una civilizaci¨®n literaria que es muy larga y pesada pero que es la nuestra a final del siglo XX y nos sentimos como los que recogen y tienen en sus palabras las palabras de los otros?, se?al¨®. ?Pienso que hay una afinidad electiva, como la simpat¨ªa de los ¨¢tomos y las c¨¦lulas. Es un factor afectivo, como decir "este escritor me conviene y el otro menos". Es una declaraci¨®n de amistad?, dijo Antonio Tabucchi.Poco antes, el sobrino de Lorca Manuel Fern¨¢ndez-Montesinos, responsable de la fundaci¨®n que lleva el nombre del poeta, se hab¨ªa quejado p¨²blicamente de los an¨¢lisis superficiales de la vida y la obra de su t¨ªo, en concreto de aquellos que lo reducen a bandera de una causa: del pensamiento de la izquierda, de los derechos de los homosexuales o del andalucismo. ?El activismo homosexual en los a?os veinte no exist¨ªa. Decir otra cosa es un anacronismo (...). Federico no quer¨ªa verse encasillado en una ideolog¨ªa o programa pol¨ªtico (...). El andalucismo es algo profundo pero que tiene desgraciadamente tambi¨¦n un car¨¢cter superficial. Lorca no es Merim¨¦e ni Bizet? , se?al¨®.

Para Tabucchi la pluralidad de las interpretaciones art¨ªsticas es la caracter¨ªstica principal de los cl¨¢sicos. ?Los cl¨¢sicos -y Garc¨ªa Lorca, como dice el lema del congreso, es un cl¨¢sico moderno- son los autores sobre los que se juntan muchas lecturas e interpretaciones. Los cl¨¢sicos crecen en el tiempo. Son autores que crecen y crecen con la edad, con las generaciones, con las ¨¦pocas... Cada generaci¨®n hace una lectura distinta pero que no excluye a las otras. Con Garc¨ªa Lorca est¨¢ ocurriendo eso. Las interpretaciones que se dan ahora son ligeramente distintas de la precedentes?, explic¨® el autor italiano.

Contexto

?Es una traici¨®n prescindir del pensamiento pol¨ªtico de Lorca y leer su obra, como postulan algunos, aislada? ?No me cabe duda de que detr¨¢s de un texto siempre hay una persona?, dijo Tabucchi. ?Por tanto, yo leo a Lorca por el gusto y la reverencia de los textos, pero me doy cuenta de que quien los escribi¨® es el Federico Garc¨ªa Lorca que naci¨® en un preciso contexto pol¨ªtico y cultural y que muri¨® en aquel contexto?.?Pero mi posici¨®n no es impositiva. Tambi¨¦n se puede admirar el Guernica de Picasso prescindiendo del bombardeo. Pero yo, cuando lo miro, siento una emoci¨®n seg¨²n la cual es imposible cortar el hilo entre el cuadro y lo que sucedi¨®. Un texto, ya sea literario o pict¨®rico, tiene muchas lecturas y significa muchas cosas, pero tambi¨¦n es un testimonio y una memoria?, dijo el escritor.