Usos y abusos de la pol¨ªtica
IMANOL ZUBERO Ingenuo de m¨ª, yo pensaba que quienes viven de una actividad ser¨ªan, como parece l¨®gico, sumamente respetuosos con la misma. Yo, al menos, me rebelo contra quienes hacen chistes f¨¢ciles sobre el oficio de profesor. Por eso no me imagino, pongo por caso, a un carnicero decir "esto es una carnicer¨ªa" al ver las consecuencias de un atentado terrorista. Como no me imagino a un probo hojalatero llamando "fontaneros" a los impresentables del Cesid que escuchaban (?ilegalmente?, ?alegalmente?, ?c¨®mo?) a HB en Vitoria, ni a un arrantzale diciendo lo de "a r¨ªo revuelto"..., a un abogado hablando jocosamente de "picapleitos", a un trabajador del hierro lament¨¢ndose de que "en casa del herrero cuchillo de palo", o a un banquero compar¨¢ndose con el codicioso Ebezener Scrooge del Cuento de Navidad de Dickens. Yo pensaba que la gente ten¨ªa la decencia de respetar aquello que le da de comer; que la gente cumpl¨ªa ese dicho, con perd¨®n, de que no hay que defecar donde se come. S¨ª, ya s¨¦ que en todos los oficios hay sinverg¨¹enzas, personas sin escr¨²pulos que piensan que han encontrado un atajo, no un trabajo, y que a poco que se esmeren conseguir¨¢n que esa sea la ocupaci¨®n que les libre para siempre de preocupaciones. Pero uno cre¨ªa, y sigue creyendo, que esos jetas son los menos. En fin, que uno cre¨ªa en eso del orgullo profesional, en la historia esa del trabajo bien hecho, cuando hete aqu¨ª que llega Felipe Gonz¨¢lez y dice que el juicio por el secuestro de Segundo Marey, primera acci¨®n conocida de los GAL, no es m¨¢s que una operaci¨®n pol¨ªtica. ?Felipe Gonz¨¢lez!, conocido internacionalmente no por su aportaci¨®n a la literatura, o a la ciencia, sino a la pol¨ªtica. Un pol¨ªtico despreciando la actividad pol¨ªtica. Un pol¨ªtico profesional (repito, pro-fe-sio-nal), dici¨¦ndonos a los ciudadanos que no debemos tomarnos muy en serio lo del juicio por el secuestro de Marey ya que no se trata sino de una operaci¨®n pol¨ªtica, y ya se sabe que los pol¨ªticos... ?Un pol¨ªtico pro-fe-sio-nal despreciando la pol¨ªtica para defenderse de los actos realizados en el ejercicio de su actividad pol¨ªtica! Pero es que a Felipe Gonz¨¢lez le ha seguido Jos¨¦ Barrionuevo diciendo que "todo es un sucio ajuste de cuentas pol¨ªtico disfrazado de procedimiento judicial". Y con ¨¦l, cabe suponer, toda la claque del pin con el lema "Yo tambi¨¦n soy Pepe Barrionuevo" (Claque: seg¨²n el diccionario de la Real Academia de la lengua Espa?ola, "conjunto de los alabarderos de un teatro"; Alabardero: seg¨²n el mismo diccionario, en sentido figurado, "cada uno de los que aplauden en los teatros, por asistir de balde o por otra recompensa"). Y antes que estos fueron los miembros de la Mesa Nacional (no de la actual, de la Mesa Nacional como esencia, de todas las Mesas Nacionales que en Euskal Herria han sido) acusando sempiternamente a sus acusadores de incurrir en juicios pol¨ªticos. Los mismos que recurren al calificativo de "pol¨ªtico" para justificar cualquiera de sus actos: desde un insulto (es s¨®lo una cr¨ªtica pol¨ªtica) hasta un asesinato (es una acci¨®n armada por razones pol¨ªticas), se hacen cruces cuando alguien utiliza la pol¨ªtica contra ellos. Pol¨ªticos que s¨®lo son algo por hacer pol¨ªtica (por hacer, adem¨¢s, la pol¨ªtica que hacen) se permiten el lujo de despreciar la pol¨ªtica con el fin de intentar tapar sus propias verg¨¹enzas. Uno, que se niega a dar por buena la definici¨®n de pol¨ªtica ofrecida por el ¨¢cido Ambrose Bierce (Pol¨ªtica: "medio de vida castigado por el sector m¨¢s degradado de nuestra clase criminal"), acaba refugi¨¢ndose en aquellas personas que hacen de la pol¨ªtica entrega a los dem¨¢s, que siempre que hacen pol¨ªtica hacen el bien o, por lo menos, lo que creen que es el bien. En esa buena gente, de todas las ideolog¨ªas, que sabe que la pol¨ªtica nunca va a ser su trabajo, sino un trabajo m¨¢s, y que podemos encontrar en cualquier municipio del Pa¨ªs Vasco.
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