Secreto
DE PASADAHan tenido que transcurrir tres a?os de mandato municipal, una docena de frases memorables, la privatizaci¨®n de la empresa municipal de agua, el fulgor vaporoso de un pr¨ªncipe saud¨ª y la estela de un presidente de Estados Unidos perito en ocasos para que transcendiera la m¨¢s secreta cualidad pol¨ªtica de Gabriel D¨ªaz Berbel, alcalde de Granada: ?Habla catal¨¢n en la intimidad! D¨ªaz Berbel sorprendi¨® a alg¨²n o¨ªdo cuando el s¨¢bado por la noche, en los cerrados camerinos del auditorio Manuel de Falla, felicit¨® en catal¨¢n al director de la Orquesta Ciudad de Granada, Josep Pons, que acababa de interpretar, con las voces de Ana Bel¨¦n y Miguel R¨ªos, el concierto dedicado al compositor alem¨¢n Kurt Weill. Una leve conmoci¨®n, parecida al estremecimiento que produce el paso de los trenes en los pisos contiguos a las estaciones de ferrocarril, sacudi¨® los muros de la estancia cuando el alcalde profiri¨® su enhorabuena y construy¨® una frase delicada, como inspirada en Verdaguer, animando al m¨²sico a conquistar el mundo. L¨¢stima que no se cerciorara del fil¨®n que ten¨ªan a su alrededor para las pr¨¢cticas: el pianista Lluis Vidal o el arreglista Joan Amarg¨®s. Los que tomaron a broma la advertencia de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar de que hablaba la lengua catalana en privado deben saber que no s¨®lo es cierto sino que sus ap¨®stoles han tomado ejemplo del maestro y en cuando sorprenden a un contertulio catalanohablante en una habit¨¢culo o retrete que cumpla las debidas garant¨ªas de intimidad ensayan sus conocimientos. La inc¨®gnita ahora es saber si todos los militantes del PP hablan catal¨¢n en secreto o se trata de una habilidad personal del alcalde de Granada. ?Qui¨¦n sabe! Quiz¨¢ una de las obligaciones de los cargos institucionales del PP, antes de recibir la aprobaci¨®n del comit¨¦ electoral, consista en seguir uno de esos cursos de quiosco que con la primera entrega regalan una butifarra. Si esta teor¨ªa es cierta para reconocer a un seguidor de Aznar bastar¨ªa con llevarlo a un rinc¨®n, mirar al cielo y susurrarle con aire preocupado: "Un dia ennnuvolat". Un amigo m¨ªo vivi¨® una experiencia semejante: de vez en cuando se le acercaba un desconocido y lo interpelaba en lat¨ªn. As¨ª supo lo mucho que se parec¨ªa f¨ªsicamente a un responsable local del Opus Dei.
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