Ellos se lo guisan
LUIS DANIEL IZPIZUA Descubro, con sorpresa, que los vascos tenemos una gran debilidad por la escenificaci¨®n, por el teatro. Sab¨ªa que ¨²ltimamente hab¨ªamos desarrollado una inconmensurable vocaci¨®n medi¨¢tica, pero no deja de admirarme esta reci¨¦n detectada vocaci¨®n mim¨¦tica. Quiz¨¢s ambas vocaciones, la de aparecer y la de representar, no sean sino dos caras de la misma moneda, y la segunda denote escasa imaginaci¨®n o el recurso f¨¢cil a un valor seguro en nuestro af¨¢n de garantizarnos un impacto informativo. Me temo que ya no sabemos vivir sin tener la certeza de que nos miran, y que hemos aprendido muy bien esa lecci¨®n de que la esencia tal vez no sea la apariencia, pero que s¨ª es, desde luego, la aparici¨®n. Somos cuanto aparecemos; mejor dicho, somos capaces de aparecer, de ah¨ª que convenga cultivar la diferencia y, sobre todo, una diferencia de esc¨¢ndalo. Las v¨ªas para que la diferencia se manifieste no tienen, sin embargo, por qu¨¦ ser aut¨®ctonas. Ahora mismo nos disponemos a representar el "misterio de Stormont", tambi¨¦n titulado en versi¨®n original "The Irish Tragedy". Quisiera creer, y lo digo con sinceridad, que esa representaci¨®n no es un juego, y que su pobreza imitativa responde a falta de recursos. Quiero creer, y repito mis deseos, que esa representaci¨®n de lo que otros han hecho responde a un af¨¢n sincero de resolver un problema, y que a falta de soluciones propias se ha recurrido all¨ª donde se ha cre¨ªdo detectar una luz de esperanza. Observo, no obstante, fallos tan espectaculares en esa representaci¨®n que, por m¨¢s que tenga garantizada la audiencia, dudo de que tenga garantizado un aplauso un¨¢nime. Ten¨ªamos ya el foro-faro, y vinieron despu¨¦s el faro de la corte y el faro de Alejandr¨ªa. No contentos con tanto resplandor, se nos anuncia ahora un nuevo foro, auspiciado por HB, que constituye en realidad el inicio de la representaci¨®n del "misterio de Stormont". En ¨¦l, las fuerzas nacionalistas tratar¨ªan de alcanzar el acuerdo, con el que se intentar¨ªa convencer a ETA para que declarara una tregua. El acuerdo logrado ser¨ªa presentado posteriormente al Gobierno y a las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas. He ah¨ª the plot, la trama, cuyo primer acto reproduce el acuerdo alcanzado por John Hume y Gerry Adams en el escenario original. Bien, pero, ?y despu¨¦s? porque en la verde Eir¨ªn estaban los unos, pero estaban tambi¨¦n los otros, y aqu¨ª yo no veo a los otros por ninguna tarde. A no ser que de los otros sean las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas, a las que se tendr¨¢ la delicadeza de comunicarles el acuerdo. ?Se les considerar¨¢ una parte sustantiva en el posterior proceso de negociaci¨®n, o simples comparsas del verdadero segundo sujeto de ese proceso, o sea, el Gobierno? De ajustarse la realidad al segundo supuesto, estar¨ªamos ya apart¨¢ndonos de la trama original, porque en Stormont, el segundo sujeto de la negociaci¨®n no era ning¨²n gobierno, sino los otros. Sinceramente, insisto en que no veo a otros por ninguna parte. No lo son, desde luego, las fuerzas pol¨ªticas no nacionalistas. Se las intentar¨¢ vestir, disfrazar de unionistas para que la trama de la representaci¨®n y los personajes se parezcan a los del original, pero el otro polo de esta historia no es otro que el Gobierno. A las fuerzas no nacionalistas de lo que se trata es de obviarlas, de ignorarlas. Ya nos dijo la Voz que s¨®lo los nacionalistas son los aut¨¦nticos vascos, y en este asunto se trata de solucionar una cuesti¨®n de los vascos. He aqu¨ª otra licencia, esta fundamental, respecto al original de Stormont. Y es que el acuerdo irland¨¦s trataba, y a¨²n trata, de integrar a dos fuerzas, dos comunidades enfrentadas. Su representaci¨®n entre nosotros -dada su necesidad de inventarse un oponente que la haga veros¨ªmil- est¨¢ logrando, por el contrario, crear un enfrentamiento donde no lo hab¨ªa. Y una licencia m¨¢s, indeseable ¨¦sta, pero no imposible seg¨²n cuales sean los avatares que rodeen a la representaci¨®n. ?Qu¨¦ ocurrir¨¢ si ETA asesina en nombre del acuerdo alcanzado? ?Se sentir¨ªan implicados en el crimen todos los participantes en el acuerdo? No es un buen modo de desmentir a quienes nos acusan de algo encaminarnos precisamente hacia ese algo de que se nos acusa. S¨ª, ellos se lo guisan, pero com¨¦rselo se lo comen los dem¨¢s.
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