Nostalgia en el Roc¨ªo
El vertido t¨®xico en Do?ana obliga a cambiar el camino tradicional hacia la ermita
Tres petardazos y un ligero rastro de humo. Una se?al, y la comitiva de tractores, caballos y carretas engalanadas frena su perezoso discurrir. Un revuelo de trajes de flamenca, sombreros cordobeses y botos y, por fin, una salve rociera. ?Cantar a la Virgen se hace en cualquier sitio del camino, pero lo tradicional es hacerlo al contacto con el agua?, explica un peregrino. Hay tambi¨¦n un r¨ªo, pero algo se sale de la foto de postal: las riberas est¨¢n te?idas de negro, el color de los lodos t¨®xicos, del desastre ecol¨®gico en Do?ana.El r¨ªo, claro est¨¢, lleva por nombre Guadiamar, y su cauce sirvi¨® de avenida a la riada venenosa que se desat¨® tras la rotura de una balsa en las minas de Aznalc¨®llar (Sevilla) el pasado 25 de abril. Las televisiones de todo el mundo han difundido las im¨¢genes de la contaminaci¨®n en este afluente del Guadalquivir, pero, hasta el desastre, su nombre apenas era conocido. Salvedad hecha del mill¨®n de personas que realizan cada a?o la mayor peregrinaci¨®n de Europa en pos del Roc¨ªo en Almonte (Huelva).
Los responsables del Plan Romero 98 dise?aron un rodeo de 6,6 kil¨®metros para que las hermandades no cruzaran a pie o en montura el Guadiamar. Un rodeo que llev¨® a 64 hermandades a desviarse hacia Aznalc¨¢zar (Sevilla). ?Te pasas todo el a?o esperando llegar al Vado del Quema, pero esta vez no puede ser?, se lamenta F¨¦lix Cabra, 30 a?os de camino, polvo y rocieras con la hermandad de Umbrete (Sevilla). Todos los miembros de esta hermandad acaban de lanzar su salve sobre el puente que cruza el Guadiamar a la altura del pueblo. No les queda otra manera de seguir la tradici¨®n. Los lodos inundaron el Vado, y tras dimes y diretes, la Junta de Andaluc¨ªa decidi¨® seguir la recomendaci¨®n de los cient¨ªficos y prohibir el paso a las 300.000 personas que peregrinan a la ermita de la Virgen desde la provincia de Sevilla. El Vado, recurrente en las letras de las sevillanas, es el tramo del Guadiamar por el que suelen pasar estos romeros para enfilar la recta final del camino. En el que los peregrinos primerizos reciben su bautismo.
Desde primera hora de la ma?ana, un grupo de vecinas, desde el mirador de sus sillas desplegables, contemplaron un espect¨¢culo inaudito en Aznalc¨¢zar. Cada hermandad se paraba en el puente y cantaba su tributo a las aguas. Las salves, comentaban algunos peregrinos, sin el Vado de fondo sal¨ªan desangeladas. ?Yo, cuando dijeron que no se pod¨ªa pasar, me lleve un choque muy grande?, relata Antonio Pizarro. Agentes de la Guardia Civil gu¨ªan la romer¨ªa de tractores, carretas y bestias. ?Esto va bien, aunque los animales andan un poco nerviosos, no les gusta el asfalto?, comenta un agente en uno de los cruces. El plan ha habilitado, en el itinerario alternativo, nuevas ¨¢reas de descanso y pozos que no se nutren del Guadiamar para que los bueyes y caballos sacien su sed. La hermandad de Umbrete, todo blancos y azules, toma el desv¨ªo hacia Pilas, donde por fin levantar¨¢n remolinos de polvo en los caminos de tierra.
Peregrinos ilustres, como el escritor franc¨¦s Dominique Lapierre, autor de Arde Par¨ªs, se mezclar¨¢n con romeros an¨®nimos a las puertas de la ermita, donde en la madrugada del lunes tendr¨¢ lugar el momento culminante de la romer¨ªa: el salto de la verja para sacar la imagen de la Virgen en procesi¨®n. A la ma?ana siguiente empezar¨¢ el camino de vuelta. Lapierre ya hizo el camino hace tres a?os y ahora vuelve a lo que considera ?una peregrinaci¨®n impresionante?, similar a otras grandes concentraciones humanas que ¨¦l s¨®lo recuerda en la India. All¨ª se enter¨® Lapierre del desastre de Do?ana. ?Esto demuestra que el hombre no es capaz de cuidar los regalos de Dios?, dice el escritor franc¨¦s, que sigue las carretas de la hermandad de Los Palacios.
?Villanueva y Umbrete, con olivares?, arranca el primer verso de una rociera -sevillana de peregrinos-, y la alegr¨ªa vuelve a la reuni¨®n. De un corro a otro se discute cu¨¢l es el caj¨®n -en el que se traslada el simpecado o imagen de cada hermandad- con m¨¢s solera. Una noticia salta en la radio: las 20 carretas de la hermandad de Villafranco del Guadalquivir no han hecho caso de las ¨®rdenes y han cruzado el Guadiamar por Entremuros.
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