Tal como estaban
El visitante que llega a l"Illa de Benidorm es recibido por un coro de graznidos, que emiten las centenares de gaviotas que planean sobre el que siempre ha sido su territorio natural. Lo abrupto de la orograf¨ªa de estas islas de la Comunidad impide su urbanizaci¨®n -con excepci¨®n de Tabarca- y los conserva en estado semisalvaje. Y as¨ª quieren verlos la Generalitat y la Uni¨®n Europea, que han firmado un proyecto Life para la conservaci¨®n de las Zonas de Especial Protecci¨®n de Aves del territorio valenciano: las Islas Columbretes, el islote de Altea Pe?as de L"Arab¨ª y la citada l"Illa benidorm¨ª. El plan, que comenzar¨¢ en agosto y culminar¨¢ en el a?o 2001, tiene un presupuesto de 175 millones de pesetas, un 75% de los cuales son fondos europeos. Sus objetivos son desterrar de las islas las especies que no sean originarias y reforzar la protecci¨®n sobre las que s¨ª lo son. De este modo, se busca regenerar un ecosistema da?ado por la presencia constante de humanos. L"Illa de Benidorm, por ejemplo, es uno m¨¢s de los atractivos tur¨ªsticos del municipio, y ello hace necesario combinar la explotaci¨®n del islote con medidas que aseguren su conservaci¨®n. El director general de Desarrollo Sostenible de Medio Ambiente, Ricardo Jim¨¦nez, present¨® ayer, en el mismo islote de Benidorm el proyecto, el cuarto programa Life, que ser¨¢ desarrollado por la consejer¨ªa y la UE, que desempe?ar¨¢ tareas de vigilancia y conservaci¨®n de h¨¢bitats y especies de valor comunitario, y programas de investigaci¨®n. L"Illa es un zool¨®gico sin jaulas de aves que campan a sus anchas. Cuando y donde menos te lo esperas canta un gallo, entre el verde de las chumberas destaca el azul el¨¦ctrico de un pavo real que protesta con un sonido como de bocina si alguien se acerca a sus cr¨ªas, y tras unos matorrales aparecen cabeceando unas gallinas. Cuando todos duermen merodea el pa¨ª?o mediterr¨¢neo, que tiene en el paraje una de sus principales colonias. Pero de d¨ªa las verdaderas protagonistas son las gaviotas, guardianas de la isla que de vez en cuando pierden los nervios y descalabran a picotazos a alg¨²n turista. "Al fin y al cabo, el islote es su casa. Somos nosotros los que venimos a invadirla", se?ala uno de los marineros de las embarcaciones que trasladan a los visitantes desde el puerto de Benidorm, llamadas golondrinas.
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