De Suharto a los GAL
Una vez pasada la euforia de las primarias, ha dejado de soplar el viento favorable para la izquierda. Todo se complica de modo innecesario y, por si cuanto sucede no fuera ya suficientemente desagradable, Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n nos sobrecoge con su "?arrepent¨ªos!". La ¨²ltima vez, porque los "pugnaces intelectuales anticastristas" no han escrito ni media l¨ªnea contra el criminal Suharto. As¨ª que descalificados todos por este Carvalho que de polic¨ªa ha pasado a juez, guardi¨¢n adem¨¢s de las esencias del pensamiento no-¨²nico y gu¨ªa espiritual de la izquierda del mojito, amiga de bur¨®cratas sonrientes hacia afuera y encantada con que ondee la bandera de la revoluci¨®n a costa de las penalidades de un pueblo.Ante todo, si adem¨¢s de escribir con soltura y mirar hacia su p¨²blico, V¨¢zquez Montalb¨¢n leyera con alg¨²n cuidado, sabr¨ªa que su afirmaci¨®n sobre el olvido de Suharto es falsa. Por otra parte, ya est¨¢ bien de intentar eludir un borr¨®n echando otro al lado, recurso de reaccionarios para encubrir causas reaccionarias. Por muchos cr¨ªmenes que cometiera Stalin, no sirven para exculpar los de Hitler; ni los de Hitler, para los de Stalin. Suharto no sirve de coartada para Castro, ni a la inversa. Si V¨¢zquez Montalb¨¢n quiere hacer una defensa del castrismo, est¨¢ en su derecho y puede utilizar muchos argumentos para ello, pero d¨¦jese de descalificar a los cr¨ªticos. Y piense en analizar, sin escudarse en voces de otros. No tiene nada de progresista encubrir las causas del hambre ajena.
El juego de los borrones encaja tambi¨¦n con el proceso de los GAL, donde una parte de la izquierda est¨¢ quedando atrapada por una discutible aplicaci¨®n del principio de solidaridad. Es l¨®gico que muchos militantes del PSOE deseen ver probada la inocencia de Vera y Barrionuevo, pero lo es menos que olviden la enorme gravedad del caso. No puede afirmarse como hizo Vera en Antena3 que resulta "est¨²pido" pensar que todo lo que hace el Estado en determinadas ¨¢reas debe ser transparente. "Hasta en pa¨ªses democr¨¢ticos", insisti¨®, permanece la opacidad. La r¨¦plica es que s¨ª, siempre que no se hayan cometido actos criminales, que, de permanecer impunes, invalidar¨ªan el Estado de derecho. Y en el caso Marey, contra lo que declar¨® el defensor Cobo del Rosal, no hubo "un presunto secuestro", del mismo modo que en el Lasa-Zabala no hubo un "presunto asesinato". Fuesen quienes fuesen los verdaderos responsables, actuasen o no unos aut¨¦nticos delincuentes pol¨ªticos para hacer p¨²blicos determinados datos, el terrorismo de Estado est¨¢ ah¨ª. Y un r¨¦gimen democr¨¢tico no puede consentirlo. Los cr¨ªmenes de ETA no pueden servir de justificaci¨®n a los GAL, ni a la inversa. As¨ª como la trama anti-PSOE, real y siniestra, no evita la necesidad de encontrar justicia para los asesinatos y secuestros cometidos por unos dignos herederos del franquismo.
Claro que este proceso favorece a ETA y HB ante la opini¨®n p¨²blica vasca, pero eso debieron hab¨¦rselo pensado antes quienes en uno y otro nivel de Interior decidieron o autorizaron la estrategia de la muerte. Por otra parte, una condena, si ha lugar, mostrar¨ªa que la ley es igual para todos y que ese principio protege incluso a los asesinos, desmantelando uno de los argumentos centrales en que los seguidores de ETA apoyan el terrorismo: la continuidad entre la democracia y la dictadura en la violaci¨®n de los derechos humanos. Estamos ante una situaci¨®n parecida a la del Gobierno socialista franc¨¦s en el caso Greenpeace de los 80, s¨®lo que entonces el ministro culpable acept¨® pagar. No pas¨® nada.
Y en esto lleg¨® Borrell, a quien muy pronto Almunia y el aparato del PSOE le amargaron la diversi¨®n, culminando con el pacto electoral por Madrid una maniobra envolvente que, de prolongarse, acabar¨¢ con el capital pol¨ªtico del catal¨¢n. La Sant¨ªsima Trinidad es buena como dogma teol¨®gico casi incomprensible, pero en pol¨ªtica no funciona, sobre todo si Dios Padre y el Esp¨ªritu Santo est¨¢n coligados con todas las jerarqu¨ªas ang¨¦licas. Conclusi¨®n de seny: si Borrell ha de ganar las elecciones, tiene que dirigir ¨¦l la estrategia. En otro caso, su desgaste es inevitable, porque detr¨¢s de la sonrisa de Almunia est¨¢ un pol¨ªtico correoso y dispuesto a conservar el liderazgo.
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