Bomba por bomba

Pakist¨¢n decidi¨® darse ayer un atrac¨®n de autoestima, abandonar la clandestinidad nuclear y realizar por primera vez en su historia cinco pruebas at¨®micas. India, el enemigo secular, sabe ahora que no puede jugar con su vecino, siente Pakist¨¢n.La respuesta del primer ministro Nawaz Sharif a las otras cinco pruebas nucleares indias de los pasados d¨ªas 11 y 13 era esperada. Desde entonces, Islamabad hab¨ªa estado preparando las pruebas, ni una m¨¢s ni una menos que las de Nueva Delhi, y no ha habido conversaci¨®n de presidente o amenaza de sanci¨®n que le arredrara.

Si India demostr¨® su capacidad nuclear, Pakist¨¢n -que vive acomplejada desde la sangrienta partici¨®n de 1947 a la sombra de su gigantesco vecino, con el que ha librado tres guerras, la ¨²ltima de las cuales le amput¨® en 1971 Pakist¨¢n Oriental, rebautizado como Bangladesh- no iba ser menos.

El coste de este machismo nuclear le va a salir caro a Pakist¨¢n. India recibi¨® sanciones, en particular de Washington y Tokio, pero con sus 26.5000 millones de d¨®lares en reservas y su econom¨ªa en v¨ªas de apertura, puede encajarlas mucho mejor que el siempre precario Pakist¨¢n, que apenas guarda en su cofres unos 1.200 millones de d¨®lares, lo justo para cubrir diez semanas de importaciones, y que depende extraordinariamente de la buena voluntad financiera internacional.

Esta respuesta paquistan¨ª tambi¨¦n tiene que ver con el end¨¦mico conflicto de Cachemira, una secuela de la partici¨®n. Por esta tierra, ambos pa¨ªses han ido dos veces a la guerra y durante las dos ¨²ltimas semanas las bocas se han calentado mucho a uno y otro lado de la frontera, con el consiguiente eco de las armas. Cachemira debe ser redimida urgentemente, a ojos del Gobierno nacionalista de Nueva Delhi, e Islamabad no pod¨ªa permitir que la agresividad verbal india quedara sin respuesta.