?La extrema derecha quiere desestabilizar este pa¨ªs?
?Vamos a conversar con guerrilla y paramilitares?
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Horacio Serpa, 55 a?os, ex ministro del Interior del presidente Ernesto Samper, candidato por el oficial Partido Liberal a la jefatura del Gobierno de Colombia en las elecciones del pr¨®ximo domingo, denunci¨® ayer una campa?a de asesinatos de la extrema derecha para desestabilizar el pa¨ªs conduciendolo a la anarqu¨ªa, y contrariamente a Samper, prometi¨® asumir las responsabilidades pol¨ªticas, penales y administrativas derivadas de una hipot¨¦tica entrada de dinero del narcotr¨¢fico en su campa?a. ?Pero eso no ocurrir¨¢ porque hemos puestos todos los medios para que no entre dinero il¨ªcito?, asegur¨® a la prensa extranjera. ?Y en nuestro Gobierno no habr¨¢ impunidad de ninguna especie?.Las Fuerzas Armadas, dijo, ser¨¢n depuradas. ?Quienes no cumplen la ley deben estar fuera... No habr¨¢ solidaridad de cuerpo?.
Segundo en las encuestas tras el aspirante conservador, Andr¨¦s Pastrana, el abogado de Barrancabermeja, de los grandes bigotes, ex Procurador General de Justicia, se defini¨® personalmente m¨¢s a la izquierda que Ernesto Samper en el flanco social, y afirm¨® que luchar¨¢ frontalmente contra la rampante impunidad. ?Y por qu¨¦ no lo hizo como ministro?, se le pregunt¨®. ?El Gobierno es el presidente con sus quince ministros, y yo atend¨ª los asuntos del Interior, no manej¨¦ la administraci¨®n de justicia?. Horacio Serpa, que aunque se confes¨® amigo de Samper tom¨® distancias del presidente saliente, pretende mejorar las deterioradas relaciones con Estados Unidos, cuyo Gobierno retir¨® al visado de entrada en el pa¨ªs al jefe del Ejecutivo a ra¨ªz de la entrada de seis milones de d¨®lares (unos 930 millones de pesetas) del c¨¢rcel de Cali en su campa?a electoral. ?Yo tuve la visa durante 15 a?os pero se venci¨®. Tengo much¨ªsimas invitaciones de Estados Unidos, pero a trav¨¦s de una conversaci¨®n con el nuevo embajador creo que no hay ning¨²n incoveniente para renovarla. Igual la pido?.
Pregunta. ?Puede ocurrir, como en la campa?a de Samper en 1994, que penetre el narcotr¨¢fico en la suya?
Respuesta. Tenga la seguridad de que eso no ocurrir¨¢. La experiencia de hace cuatro a?os a todos nos ha hecho asumir un comportamiento supremamente claro. Queremos que haya la m¨¢xima transparencia en nuestras cuentas y hemos instrumentado una serie de procedimientos internos para evitar que nuestra campa?a sea contaminada con dinero il¨ªcito... La fiscal¨ªa nos ha proporcionado unas listas de personas por fuera de la ley cuyos aportes ser¨ªan inconvenientes. Nuestros libros est¨¢n abiertos.
P. ?Seguro que no puede ocurrir los mismo que en 1994?
R. S¨ª, por supuesto. Y al anunciar la campa?a dije al pa¨ªs: yo respondo por todo lo que pase en la campa?a pol¨ªtica; respondo administrativamente, pol¨ªticamente y penalmente.
P. Eso lo diferencia con Samper.
R. Bueno, usted lo ha dicho.
P. Pero hace cuatro a?os, en rueda de prensa, Samper dijo tambi¨¦n que sus libros estaban abiertos.
R. Acabo de mencionar que Samper es Samper y Serpa es Serpa.
P. ?C¨®mo analiza los ¨²ltimos asesinatos de dirigentes de los derechos humanos y las matanzas de los paramilitares?
R. Hay unas mentes perversas, criminales, de extrema derecha, dirigidas a golpear. Es un comportamiento criminal de la extrema derecha que quiere desestabilizar este pa¨ªs, que quiere crear confusi¨®n que est¨¢ generando anarqu¨ªa.
P. Aceptar¨ªa la entrada de la guerrilla en el Congreso sin pasar por las urnas como propone la candidata Noem¨ª San¨ªn.
R. La confrontaci¨®n no tendr¨¢ victoria militar, y por tanto hay que negociar, acordar procedimientos y buscar un consenso internacional.
P. Usted ofrece audacia negociadora. ?Algo nuevo?
R. Vamos a luchar contra ciertos mitos. He sido negociador de paz, y a lo m¨¢s se ha autorizado fue la participaci¨®n de un extranjero para dirigir las conversaciones. Nosotos creemos que su participaci¨®n a t¨ªtulo de facilitadores es indispensable. La ONU es una instituci¨®n muy apropiada para eso, y pa¨ªses amigos: Espa?a, Holanda, Costa Rica, Venezuela, enfin, Estados Unidos.
P. ?Algo m¨¢s?
R. Si la guerrilla insiste en que las conversaciones se hagan en Colombia pues las hacemos aqu¨ª, y para eso tenemos que desmilitarizar algunas zonas y eso no es entregarlas, ni violar el concepto de la unidad nacional. Hay que abrir un espacio para sentarnos con los guerrilleros a conversar. Los militares deben estar en la mesa. Eso nunca ha ocurrido en el pa¨ªs. Y si hay que hacer una Asamblea Constituyente nosotros coadyuvamos. Y con los paramilitares tambi¨¦n vamos a conversar. De forma paralela y, de pronto, al final, se puede hacer una cosa conjunta.
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