Contar hasta diez
EL TERRORISMO es una lacra cuyas graves y tr¨¢gicas consecuencias afectan inevitablemente a toda la sociedad. En la l¨®gica de la lucha antiterrorista est¨¢ por ello que las instituciones y personas con especial responsabilidad en ese campo hagan todo lo posible por minimizar sus efectos. Esto requiere discreci¨®n, cautela y seriedad.El supuesto y despu¨¦s desmentido secuestro por parte de ETA del concejal del Partido Popular de La Carolina (Ja¨¦n) Bartolom¨¦ Rubia ha dejado en evidencia una vez m¨¢s que hay pol¨ªticos y medios de comunicaci¨®n en Espa?a que, en su precipitado af¨¢n de interpretar actos terroristas en clave favorable a sus intereses, olvidan las m¨¢s m¨ªnimas cautelas. El jueves por la noche, el dirigente del PP en el Pa¨ªs Vasco, Carlos Iturgaiz, perdi¨® una gran oportunidad de permanecer callado y esperar a que la polic¨ªa expusiera sus conclusiones sobre tan extra?o suceso. Sin entrar en los motivos que indujeron a Bartolom¨¦ Rubia a denunciar un secuestro multimedia que seg¨²n todos los indicios nunca existi¨®, s¨ª cabe pedir a los responsables pol¨ªticos mayor cuidado en el tratamiento de noticias que causan una l¨®gica alarma social.
El m¨¢ximo respeto a los concejales del PP y la comprensi¨®n de la situaci¨®n de tensi¨®n causada por los pasados atentados y secuestros de que han sido v¨ªctimas son dos razones de peso, entre otras muchas, para pedir m¨¢s responsabilidad y menos ansias de ganar carreras por la audiencia y el eco medi¨¢tico. Primero, porque lo requiere una cuesti¨®n de Estado como es la lucha antiterrorista. Y segundo, porque evitar¨ªa a m¨¢s de uno tener que lamentar sus precipitadas palabras.
El espect¨¢culo de algunos medios en la noche del jueves, con especial menci¨®n a los p¨²blicos, disput¨¢ndose la primicia de una no noticia, result¨® bastante esperp¨¦ntico. Algunos peri¨®dicos tambi¨¦n derraparon espectacularmente, pese a que desde el primer momento el Ministerio del Interior mostr¨® un escepticismo muy profesional. ETA nos ha acostumbrado a dar cr¨¦dito a cualquier barbaridad imaginable, pero eso no convierte en veros¨ªmil, sin una m¨ªnima verificaci¨®n, cualquier rocambolesca historia imaginada por alguien. En caso de duda, mejor contar hasta diez antes de inflar los titulares y desbocar los superlativos, haciendo el juego a los que siempre aspiran a sembrar la inquietud.
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